La tensión por la sucesión porteña ahora se trasladó a los tiempos y a la ingeniería electoral
Larreta tiene 20 días para convocar a elecciones en la Ciudad. La UCR presiona para desdoblar, mientras que Jorge Macri apura los tiempos para que Quirós y Acuña declinen sus candidaturas en su favor. Todos esperan la señal de largada.
La sucesión porteña entró en etapa de definiciones. No sólo Mauricio Macri, sino también el calendario electoral se convirtió en un factor de presión para que Horacio Rodríguez Larreta precipite su decisión en torno a quiénes y bajo qué ingeniería competirán por la silla que dejará vacante el 10 de diciembre.
La renuncia del ex presidente a un “segundo tiempo” vino acompañada de un acuerdo para que sea Jorge Macri el único candidato del Pro en la Ciudad. El ex intendente de Vicente López, desde entonces, espera que Rodríguez Larreta agilice los tiempos para cumplir con lo pactado y demuestre públicamente que apoya su postulación, lo que habilitaría, por fin, el punto de largada de la campaña porteña, que sigue trabada por la superpoblación de apellidos.
Sin embargo, el Jefe de Gobierno por ahora no modifica su hoja de ruta. Lejos de sumarse a la ola expansiva del anuncio de este domingo, tanto la ministra de Educación, Soledad Acuña, como el de Salud, Fernán Quirós, no dieron muestras de bajarse ellos también, como sí lo hizo el presidente de la Legislatura porteña, Emmanuel Ferrario.
Todo parece indicar que lo harán, y que Jorge Macri tendrá el camino allanado. Pero el problema que inquieta al primo del ex presidente por estas horas pasa por los tiempos. En el calendario hay una fecha marcada en rojo: a mediados de abril, 120 días antes de las PASO, Rodríguez Larreta deberá convocar a elecciones en la Ciudad según lo exige el código electoral porteño.
En su artículo 60, el Código le otorga la facultad al jefe de gobierno de “celebrar los comicios en la fecha prevista para las elecciones nacionales utilizando un sistema de emisión del sufragio distinto al vigente a nivel nacional", sin tener que pedirle permiso a la Legislatura. Es decir, Larreta tiene aproximadamente 20 días para tomar una decisión de ingeniería electoral que puede beneficiar a uno u otro de los candidatos en disputa.
En el campamento de Jorge Macri apuestan a que todo siga como está. Es decir, que los comicios porteños vayan en simultáneo con los nacionales, tal como sucedió en 2019 y 2021, lo que le permitiría colgar su boleta de las de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, en caso que, como todo parece indicar, ambos compitan en una PASO presidencial.
Esa hipótesis dejaría en un lugar incómodo a Martín Lousteau. El senador radical tiene una gran sintonía con Larreta, pero está muy lejos de Bullrich. En el mejor de los casos, “Guga” debería acercarse a la ex ministra de Seguridad para no correr con desventaja. Y Patricia, se sabe, concuerda con la posición de Mauricio Macri de no entregarle la Ciudad a un dirigente que no lleve la marca Pro. Difícil.
Meterse en ese berenjenal, de todos modos, sería para Lousteau un mal menor. Sobre todo al lado de la posibilidad de que Larreta directamente le quite la posibilidad de ir colgado su boleta, tal como exige el ala dura del Pro. En la UCR porteña, que conducen a uno y otro extremo Emiliano Yacobitti y Daniel Angelici, verían ese escenario como una traición, y advierten que de concretarse podría complicar el apoyo del apartado nacional del partido centenario al propio jefe de Gobierno en su aventura presidencial.
Por eso, la postura del radicalismo de la Ciudad sigue siendo repetir el mantra de que se les garantice “juego limpio”. El acuerdo con Larreta en ese sentido es de larga data y se basa en que Lousteau pueda jugar sin la cancha inclinada.
Una salida por arriba de ese laberinto sería desdoblar sin desdoblar: que se vote para candidatos nacionales con la boleta en papel y que para jefe de Gobierno se utilice otro mecanismo, que puede ser la boleta electrónica o la boleta única en papel, la misma que impulsa el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC). Esa idea cobra cada vez más fuerza en las huestes radicales, que la impulsan por lo bajo, y hasta sería bien recibida, también, por un sector del Frente de Todos local.
Tanto los primos Jorge y Mauricio, como el propio Larreta, coincidieron anoche casualmente en la cena anual del CIPPEC. Según aseguran en el entorno de los dirigentes, el encuentro fue amistoso. De hecho, horas antes se encontraron también en otra cena, de la Fundación Libertad, donde los tres se dejaron fotografiar juntos por primera vez en largos meses.
“Para Mauricio es muy importante la Ciudad”, confió a Diagonales una fuente cercana a las negociaciones, como si fuera necesario aclararlo. De todos modos, avisan, esa reafirmación tiene un sentido: la tensión ahora se trasladó a los tiempos de la decisión: “Hay que definir lo antes posible un perfil de candidato, y Mauricio parece más interesado en hacerlo que Larreta”.