Argentina y Australia, como era de esperar por sus presentaciones previas, protagonizaron una final dinámica, luchada y trabada. Después del primer cuarto en el cual equipo de Carlos Retegui tuvo la bocha y las mejores chances, el marcador se abrió en el segundo, a través de Jeremy Hayward que desde un córner corto dejó sin respuestas al arquero Vivaldi.

Pero con el empuje y aliento característico  de su entrenador, la ventaja duro tan solo un minuto y medio porque a través de Agustín Burgallo puso la igualdad y el desahogo de todo el banco de suplentes. Argentina siguió intentando con Vila y Peillat  pero se fue al descanso empardado.

El primero y segundo del mundo iniciaron la segunda mitad sin inquietar los arcos y empujando más que jugando. Pero la tormenta llegó a tres minutos del final, cuando Australia nuevamente sacó ventaja desde su arma letal, el córner corto que fue aprovechado por Govers que puso el 2 a 1.

Los Leones, fueron en busca de la igualdad, pero no pudieron los córner cortos que tuvieron y el torneo quedó en mano de los australianos que fueron efectivos.

Argentina, que fue de menor a mayor en el torneo, no se pudo quedar por primera vez con la Liga Mundial;  pero demostró que lo conseguido en los Juegos Olímpicos  de Río 2016 no fue casualidad, consiguiendo mantener el número uno en el ranking mundial y quedando bien parados para el Mundial del año siguiente.