Independiente se clasificó de manera agónica a la siguiente instancia de la Copa Sudamericana. El Rojo cayó como visitante por 2-1 frente a Fortaleza, pero el gol convertido en el tercer minuto de descuento le permitió avanzar luego de la victoria por 1-0 en Avellaneda.

El equipo que dirige Lucas Pusineri había salido con todo en el arranque, pero el dueño de casa logró emparejar el trámite. Sin embargo, a los 23 minutos, Fabricio Bustos le cometió una falta dentro del área a Osvaldo y el chileno Roberto Tobar no dudó en sancionar penal; el encargado de ejecutarlo fue Juninho, quien remató fuerte y bajo al palo derecho de un Martín Campaña que no llegó a sacar la pelota.

La más clara de Independiente en aquella primera mitad fue un remate desde lejos de Leandro Fernández que Felipe Alves envió al corner tras una gran atajada.

En el complemento, los dirigidos por Rogério Ceni (el recordado ex arquero de San Pablo) no estuvieron finos en la definición y le permitían mantener las esperanzas al Rojo, que acercaba peligro y amenazaba con convertir.

El reloj marcaba los 33 minutos y hasta ese momento la historia se definía en los penales, pero el ingresado Marlon hizo el segundo gol del local y el desenlace parecía estar sentenciado. 

Ya se jugaba el descuento, parecía que no quedaba, pero el milagro nació de una recuperación de Bustos, siguió con el desborde de Alan Velasco -había entrado desde el banco-, y el centro atrás del lateral derecho que se desvió en Bruno Melo y se coló en el segundo palo.

Cuando parecía que se quedaba afuera y no encontraba la salida de la crisis, apareció la mística para que el alma sea devuelta al Diablo.