Cuidar el peso es fácil, no lo hundan
El peso argentino vuelve a ser la segunda moneda que más ha caído con respecto al dólar en 2019. Solo lo ha hecho peor el Bolívar venezolano
Desde el año 2007, cuando se empezó a implementar la devastadora y mal llamada “política monetaria inclusiva” –es decir, destruir el poder adquisitivo de la moneda imprimiendo sin control- el peso ha perdido casi un 95% de su valor con respecto al dólar, financiando el enorme y creciente gasto político con aumentos de base monetaria sin demanda real y hasta diez veces superiores a EEUU. Esta locura monetaria se convertía en el mayor escollo para el desarrollo de Argentina. La espiral inflacionista y devaluadora ha sido letal para la economía argentina. Las mal llamadas “devaluaciones competitivas” son una falacia que ni mejoran la economía ni la competitividad. Argentina se sitúa en 2019 como el tercer país menos competitivo del mundo, según el IMD World Competitive Ranking.
El error de los últimos años ha sido pensar que ese enorme agujero monetario dejado por la anterior administración se podía corregir de manera gradual sin atacar los dos frentes fundamentales de riesgo para la economía: el efecto desplazador de la inflación y la devaluación, que expulsa la inversión productiva y a largo plazo; y el gasto político, que canibaliza la actividad económica vía la cuña fiscal más alta de la región.
En realidad, la política monetaria y fiscal ha sido un ejercicio de expropiación de la economía productiva disfrazado. Es por ello que, cuidar el peso es relativamente fácil y enormemente complicado. El peso pararía su espiral negativa simplemente con parar la política que mantiene un aumento de base monetaria que excede en varias veces la demanda real de pesos. “Moderar” el aumento de base monetaria de un 40% a un 10% no es llevar a cabo un ajuste gradual, es simplemente cavar la tumba más lento. El agujero sigue empeorando.
Mirar el informe del Banco Central de Argentina sobre la base monetaria genera auténtico terror (https://estadisticasbcra.com/base_monetaria_argentina). A cierre de 27 de mayo, muestra las siguientes cifras:
Variación Anual: 37,1%
Variación 5 Años: 285,6%
Variación 10 Años: 1.218,08%
Como referencia, la base monetaria de Estados Unidos ha crecido un 200% en diez años, siendo el dólar la moneda de reserva del mundo y utilizada en el 87% de las transacciones.
¿De verdad esperamos que el peso se recupere con estas cifras? ¿Realmente consideramos que la demanda global de pesos ha aumentado un 1.218% en diez años? No es solamente un problema de moderar el aumento de base monetaria a futuro, se trata de reconocer el enorme agujero monetario que se ha generado en la Argentina, y que hace que un país con enorme capital humano, excelente potencial y grandes recursos esté en recesión, crisis constante y niveles de inflación de país subdesarrollado.
Esto no son políticas “Keynesianas”. Lord Maynard Keynes se llevaría las manos a la cabeza si comprobase que se multiplica la base monetaria para financiar gasto corriente y subvenciones improductivas mientras se suben los impuestos hasta niveles confiscatorios.
Esta es una de las conclusiones más importantes. El ajuste gradual es imposible cuando el agujero monetario es tan grave. Es como una persona que ingesta tres kilos de alfajores al día y pasa a comer “solo dos”.
Pero para reconocer el agujero monetario se debe reconocer asimismo el agujero fiscal que lo alimenta. Es claramente un problema de base monetaria, pero ese problema existe porque se financia un gasto estatal extractivo y asfixiante.
El peso no se devalúa por casualidad. Los ciudadanos argentinos, que son héroes y heroínas en la lucha contra la destrucción del poder adquisitivo de su moneda, saben que su moneda va de depreciación en depreciación y unos y otros gobiernos quieren solucionar el agujero en el barco achicando el agua con una taza de café. Peor aún. Otros se presentan a las elecciones sin reconocer ninguno de los efectos de la desastrosa política monetaria, y están dispuestos a acelerar y convertir lo que es una inflación asfixiante en un modelo venezolano.
Si Argentina quiere que el peso sobreviva, lo que no debe hacer es matarlo a puñaladas diarias por parte del gobierno y su Banco Central. Si no, desaparecerá por saturación, pero terminará por generar una depresión económica mayor si se continúa con políticas depredadoras, extractivas y confiscatorias.
*Doctor en economía, profesor de Economía Global y autor de bestsellers entre los que se cuentan La Gran Trampa, La Madre de Todas las Batallas y Viaje a la Libertad Económica, traducidos al inglés, chino y portugués. Twitter: @dlacalle