A las cinco de la mañana del miércoles, Walter Espinoza, delegado de Ecocarnes (ex Cocarsa) recibió el primer llamado:

–Walter, venite porque se pudre todo– le dijo un trabajador del turno noche del frigorífico, que observaba desde dentro de la fábrica cómo se estacionaban unos tres micros sobre el playón de ingreso, en la ruta 202 y calle Cordero, en la localidad San Fernando. 

El delegado tardó nada en llegar. Treinta minutos después, cuenta Walter, del interior de los micros bajaron unas 200 personas, algunos con camperas azules estampadas con el apellido el titular de la Federación de la Carne, Alberto Fantini. Estaban dispuestos a entrar a la fábrica. Era la hora del cambio de turno.  

“Tenían ese pedido de la patronal, que lo quiere a Fantini para que nos eche a nosotros como representantes de los trabajadores e imponga a sus delegados, a dedo, para imponer la felixbilización laboral en la empresa”, explica a Diagonales sobre el origen del conflicto que derivó en una batalla campal con el saldo de dos trabajadores de base heridos de bala: Roberto Verón y Jorge Campos Cevallos.

El fiscal de San Isidro Oscar Nuñez Barreto, a cargo de la investigación de los hechos, describió a los medios lo que sucedió: “Un grupo de sindicalistas quiso entrar por la fuerza. El personal que estaba trabajando lo impidió tirando piedras hasta que, finalmente, también hubo disparos", dijo, aunque no precisó todavía quién disparó, bajo el argumento de que lo registrado por las cámaras de seguridad no permite hasta ahora identificar a los autores.

“Los disparos entraban a la fábrica desde afuera, y los que dispararon fueron de la patota de Fantini”, reconstruye una trabajadora del frigorífico que fue testigo de los hechos. “Vinieron a afiliar de prepo, a tomar literalmente la fábrica, nunca ví nada igual”, dijo. “Tiraron a todo lo que les pasaba por al lado, incluso a los vecinos. La policía liberó el lugar, llamamos y llamamos pero nunca aparecieron”, relató.  

Según distintos testimonios, mientras disparaba, la patota prendió fuego uno de los micros en los que llegó. Antes, incendiaron la moto de uno de los changarines, que estaba atada a un poste a un costado del puesto de diarios del playón. El horario que eligieron para empezar el enfrentamiento fue en el cambio de turno, cerca de las seis de la mañana.

Verón fue herido por intentar ayudar a una mujer, que intentaba ingresar a la fábrica cuando fue interceptada y agredida. Verón recibió el balazo luego de que se acercara en ayuda del único custodio, alcanzado por una piedra.

“Nosotros nos defendimos con piedras, pero no tiramos. No tenemos armas dentro de la fábrica, no somos pistoleros, somos trabajadores”, siguió la trabajadora, que prefirió resguardar su nombre.

Festini y el uso electoral

Ahora bien, ¿quién es “el Beto” Fantini y que hacían en la puerta de Ecocarnes 200 personas bajo su mando? La explicación oficial, en boca del Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta y del ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, tuvo un tono electoral. El primero apuntó directamente al kirchnerismo: “eso es lo que son”, dijo. Sica, por su parte, apuntó que “es lo que no queremos más para el país”. Lejos de aportar

Pero ambos sabían de antemano que Fantini es uno de los sindicalistas más cercanos a Cambiemos. De hecho, fue uno de los 12 gremialistas que viajó junto al renunciado ministro Jorge Triaca por Europa a inicios del año pasado, bajo el pretexto de un “intercambio” sobre nuevas tecnologías, que costó más de 3 millones de pesos y que se pagó con fondos públicos.

A Fantini le interesa volver a reconstruir a la Federación de la Carne como el sindicato único de los trabajadores del sector. Hoy la representación está compartida en los hechos con el Sindicato de la Carne, que conduce la capital, donde se enrolan los trabajadores de EcoCarnes.

Fantini heredó la conducción del histórico Carlos Etchebún. Proviene de Rosario, de la fábrica Swift, y respondió durante años al Momo Venegas y las 62 organizaciones, políticamente ligado al macrismo, incluso desde mucho antes del 2015.

Entre otras cosas, a Fantini le interesa recuperar el 4 por ciento de los aportes de al menos 60 mil trabajadores que no conduce. El sector tiene sueldos de entre 30 y 60 mil pesos, y la industria de la carne vive uno de sus mejores momentos: no paga retenciones, cada vez exporta más (sobre todo a china) y es uno de los pocos sectores que aumenta su producción en medio de la crisis. En EcoCarnes, por caso, se matan unas mil vacas por día, y en otros grandes frigroríficos, casi el doble.

La Federación había entrado en crisis y sufrido un retroceso décadas atrás, pero lo que hay enfrente tampoco es consistente ni muy diferente. De hecho, como pasa en casi todos los sindicatos, tampoco admite demasiado la democracia interna y quedó muy debilitado durante los 90 y el kirchnerismo, cuando se produjo una concentración inédita en el sector.

“Las patronales y el Gobierno lo quieren potenciar en este contexto porque a pesar del aumento de la producción quieren imponer la flexibilización laboral y saben que, por más que Fantini hace su propio juego, tiene el aparato necesario y la violencia para desalojar de las fábricas los conflictos que puede generar imponer ese tipo de reformas”, explicó a Diagonales Carlos Zerrizuela, delegado general del Frigorífico Rioplatense y representante de la Lista Roja dentro del Sindicato opositor a Fantini.