La nueva ola de despidos en la administración pública que desató el gobierno nacional desde que arrancó julio sigue arruinando la vida de miles de trabajadores en todo el país, pero además quedan en el camino importantes derechos adquiridos que significaron un avance para la realidad de muchos sectores que habían sido excluidos y marginados.

Más de 25 mil personas quedaron en la calle entre diciembre y mayo, y se contabilizan ahora en julio otros 5000 despidos en la Administración pública, los organismos descentralizados y las empresas del Estado. Para eso, el Gobierno utiliza la carta más fácil que tiene a mano: la no renovación de los contratos que terminaron el 30 de junio.

En el caso del exministerio de las Mujeres, Género y Diversidad (MMGD), área a la que Javier Milei había apuntado especialmente en su plan de ajuste monumental desde la campaña electoral, el desguace es casi total.

En diciembre del año pasado, al momento de asumir La Libertad Avanza (LLA) en el Poder Ejecutivo, la cartera contaba con una planta de 1.282 trabajadores. De ese número, se pasó a los 630, es decir, hubo una reducción del 50 por ciento del total en menos de seis meses.

Y sobre esa cantidad, la poda de la motosierra siguió con su ritmo furibundo este mes con otra reducción que alcanza al 85 por ciento, de acuerdo a los números que arroja el monitor de despidos de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE).

Con la disolución de la Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género, que era el espacio dentro del organigrama estatal al que había quedado reducido el exministerio, el vaciamiento es casi total. Un claro ejemplo es el del cierre de la Línea 144, por la que en los últimos 4 años se habían realizado 1.200.000 comunicaciones y más de 93.000 intervenciones para brindar asesoramiento y asistencia ante situaciones de violencia de género.

Pero además del remate de la Secretaría de Políticas contra la Violencia por Razones de Género, otra de las secretarías igual de importantes que dejó de funcionar al calor del ajustazo “libertario” fue la de Políticas de Igualdad y Diversidad. Allí trabajaba Alejandro, que estaba en el área de coordinación de acceso al empleo para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero.

Junto a sus compañeros se encargaban de garantizar la Ley N° 27.636 "Diana Sacayán-Lohana Berkins" de Acceso al Empleo Formal para esta población. En la normativa se les asigna un cupo mínimo del 1 por ciento de los cargos y puestos del Estado nacional.

“Ale” tiene 47 años, estudió Comunicación Social en la Universidad Nacional de La Pampa y trabajó en el Estado por diez años. Antes de pasar por el MMGD estuvo en la cartera de Trabajo.

¿Cómo fue en tu caso la comunicación del Gobierno para avisarte del despido?

-Me notificaron a mi casilla personal, en el mail oficial, que no me iban a renovar a partir del 30 de junio. Era un contrato que se tenía que ir renovando anualmente. Desde que empecé a trabajar en el Estado esa fue la modalidad, siempre bajo contrato. Esa forma de precarización en combinación con un gobierno fascista es igual a despidos. Nos dejaron regalados. Hay que pensar también en los gobiernos nacionales y populares, que contratan y dejan a los trabajadores en una situación muy débil frente a gobiernos que después vienen por todo. La sociedad argentina tiene que resolver esta cuestión de que los estatales cada cuatro años están con el corazón en la boca, sin saber de qué vamos a vivir al año siguiente.

¿Cuántas personas quedaron en la subsecretaría de Políticas y Diversidad?

-Solamente se quedaron las personas que estaban en planta permanente, creo que son unas 20. El 85 por ciento teníamos la modalidad de estos contratos precarios que vienen desde el menemismo cuando se desreguló las formas de contratación. Quedaron las que tienen alguna discapacidad. En lo que era en políticas de diversidad quedaron cuatro personas para atender demandas de toda una población, de todo un colectivo vulnerado

Sin embargo, hay normativas que el Estado tiene que atender como parte de los derechos de todo este sector que históricamente fue excluido…

-Hay leyes para cumplir como la ley de cupo laboral trans, hay pactos internacionales también que la Argentina ha firmado y se deben respetar. Hoy no sabemos qué va a pasar con eso.

 ¿En qué situación quedaron ahora? ¿Hay algún espacio de diálogo entre los sindicatos estatales y el Gobierno?

-En principio están los gremios en una mesa de negociación que se abrió. Tanto ATE como UPCN están negociando ahí con las autoridades. Por otro lado, estamos cosechando adhesiones en distintos foros internacionales. Desde el presidente de España Pedro Sánchez se pronunció por el cierre de nuestro ministerio hasta todas las personas referentes del movimiento de mujeres y de las disidencias sexuales. Pensemos que Argentina es un faro en el mundo en políticas de inclusión vinculadas a lo que es la diversidad sexual y los feminismos

¿Cómo viste la evolución en la generación de empleos para la población con la que trabajabas en tu paso por el Ministerio en esos cuatro años de la gestión de Alberto Fernández?

Conseguimos trabajo para mil personas travesti-trans. Capacitamos a más de quince mil personas que son de la administración pública nacional, de sindicatos y de empresas públicas y privadas. En este último caso, se conversaba en el momento de tomar a una persona que la terminalidad educativa no podía ser puede ser un factor para que una persona trans no pueda acceder a un trabajo. Y en este caso lo que se hacía era un pacto entre la persona y las áreas de Recursos Humanos que contemplaban que se llevara adelante el trabajo. Por ejemplo, se acordaba que la persona iba haciendo su experiencia en la empresa mientras terminaba sus estudios.

¿Cómo es esa experiencia de nexo para que esta población se inserte en el mercado laboral?

-Si bien los ámbitos de las empresas son muy masculinizados, encontramos en sus áreas de Recursos Humanos y en las áreas de Género y Diversidad, con las que muchas firmas cuentan, a aliados para poder hacer ese primer paso, generar el contacto y luego garantizar las capacitaciones laborales. Obviamente hubo conflictos laborales en los que hicimos mediaciones, intervenimos con las áreas de RR.HH y los gremios tratando de que no se frustre el proceso de incorporación de una persona trans a la empresa o al organismo, y tratando de resolver el conflicto. Pensemos que también las trayectorias de las personas trans hacen que no tengan la experiencia que pueden tener las personas cisheterosexuales en el mercado laboral formal. Adaptarse a eso es un proceso que necesita un acompañamiento.

¿Qué te genera todo el desguace de estas políticas que el gobierno de Milei realiza sin ningún tapujo?

 -Me genera una angustia muy grande por el enorme retroceso que esto significa. Hay que pensar que son cambios culturales, hay avances, pero también hay una reacción contraria. Eso se vio con el surgimiento de los pañuelos celestes en plena ‘marea verde’ cuando se discutía el aborto. Lo vemos cuando se piensa en construir un sentido común que dice que ‘nos pasamos de rosca’ con el avance de derechos. Son todas esas reacciones fascistas y tienen que ver con un sentido común que no quiere que todas las personas estemos en un plano de igualdad, que todas las personas tengamos las mismas oportunidades. De alguna manera es producto de cómo el mundo se ha plantado con el avance de las derechas. Esto no es una cosa solo de Argentina nada más. Sin ir más lejos, Milei se la pasa en foros internacionales de ultraderecha. Así estamos hoy.

¿Sos optimista con el futuro que se viene en la Argentina?

-Apelo a que la gente pueda reflexionar sobre lo que hizo a la hora de ir a votar a Milei. Apelo a que este pueblo, teniendo en cuenta las tradiciones políticas, cómo derivó su voto en una persona con las características que tiene el presidente actual. Hay un discurso completamente reaccionario, que está en contra de la agenda 2030. Y las manifestaciones públicas que hace el Gobierno, generando conflictos en todos los ámbitos internacionales, prácticamente trae como consecuencia un retroceso en los avances que hemos podido cosechar en estos años. Pero el rechazo hacia las alternativas que amplían derechos de género y a la diversidad no es un comportamiento social de la generalidad de la sociedad. Todo lo contrario. Por eso se han logrado las leyes.

¿Que ves que subyace en la sociedad que tiene rechazo de esos avances de derechos?

-Veo que hubo una ampliación del pensamiento reaccionario, y en este sentido las redes sociales jugaron un factor muy determinante, con sectores que por ahí arrastraron frustraciones que ya acumulaban y que se fueron mezclando con un odio de clase, un odio de género, un odio social, en definitiva. Y ese odio se manifestó y amplificó en las redes que es donde también los partidos políticos tradicionales quedaron de lado. Este vacío fue ocupado y muy bien manejadas por estos sectores. La Libertad Avanza no es un partido tradicional. Es un sector que surgió en los últimos dos años. En estos dos últimos años construyeron una opción política que hoy gobierna el país, y que terminan siendo reaccionarios a los avances de derechos. Los discursos de odio se permean hoy en la sociedad.

¿Recordas algún momento lindo en tu paso por el Ministerio, en el que hayas visto sintetizado que su esfuerzo valió la pena?

-Cambiar políticas públicas, y hacerlo de forma colectiva con compañeres donde la fuerza de trabajo va hacia un objetivo. Darle la oportunidad a una persona que ingrese a un mercado laboral, y que pueda acceder a derechos, que pueda tener acceso a una obra social, por ejemplo. El reconocimiento está y siempre estuvo. La verdad que con todos los sectores que hemos trabajado hemos tenido un gran acompañamiento en este sentido, siempre nos consultaron y hemos trabajado mancomunadamente.