A mí también me echó Milei (XVIII): “Vinieron a destruir al PAMI”
Diagonales continúa narrando las historias de los “caídos” por la motosierra del gobierno de Javier Milei. Maria Laura forma parte de la nueva tanda de 240 despidos en el PAMI y dio detalles del vaciamiento en la obra social de personas mayores más grande de la región, que afecta la salud de los más vulnerables. “En el centro de atención a las violencias del PAMI éramos doce, quedó solo uno”.
Con la promesa de que el 2025 será otro año de ajuste intenso en las dependencias del Estado, el gobierno nacional quiere mostrar hacia los acreedores internacionales que puede seguir generando superávit. Pero ese verde en los números fiscales implica una motosierra no tiene reparos ni siquiera en los sectores que necesitan de mayor protección.
Lo que está pasando en el PAMI en los últimos meses demuestra que Javier Milei y sus funcionarios están dispuestos a todo. Además de afectar a sus 5 millones de afiliados, el desfinanciamiento de la obra social apuntó contra los empleados de planta permanente. Entre ellos hay médicos, psicólogos y personal administrativo.
También a trabajadores sociales: María Laura es una de ellas. Su despido, que entra en la última tanda que la administración nacional realizó en enero, con 240 cesantías, es una estocada letal para muchas áreas y servicios del PAMI que quedaron prácticamente vacíos. La confección de las listas por despidos, lejos de basarse en criterios de mérito laboral, se basó en el ensañamiento con quienes ingresaron durante la última gestión del Frente de Todos a partir del 2020.
Así lo ratifica Maria Laura, que cuenta con una larga trayectoria de asistencia social en el ámbito público: desde el seguimiento administrativo y territorial de programas sociales en la órbita del exministerio de Desarrollo Social, atención a mujeres en situación de violencias a nivel nacional y en el municipio de Quilmes, hasta operadora territorial de programas del ministerio de Educación.
En los últimos cinco años dedicó horas y horas a mejorar la calidad de vida de 60.000 adultos mayores. Como trabajadora del PAMI, fue coordinadora de un equipo interdisciplinario que abordaba situaciones de violencia de género y por cuestiones de edad. También, dentro de la sede de Adrogué, en el partido de Almirante Brown, brindaba asesoramiento y gestionaba prestaciones sociales para los afiliados en situación de vulnerabilidad.
A pesar de toda su experiencia y trabajo, quedó en la calle y crece la incertidumbre sobre cómo podrá mantener a sus dos hijos, uno de ellos con trastorno del espectro autista (TEA), lo que implica pagar una escuela especial y terapias.
Su sensación es que los que se quedan en la administración pública no cumplen con sus deberes y se mantienen por haber sido puestos a dedo. Criticó duramente a los sindicatos, que juegan como factor de desmovilización. A lo largo de la charla con este medio, aflora cierto pesimismo por la falta de alternativas políticas, y porque el Gobierno toca una fibra sensible, avivando al sujeto político que se sintetiza en “ciudadanos de bien”.
¿Cómo era un día tuyo en la agencia del PAMI en Adrogué?
-El área social, que es lo que llamaban en la agencia, era una sola persona, que era yo. Dos días a la semana hacíamos “guardia fija”, y los otros tres días me dedicaba a ir a las casas, a ir a los hospitales, a las clínicas. Luego sistematizaba todos los informes, y hacía los pedidos de todas las prestaciones sociales de todas las personas que había visto durante la semana.
¿Todo vos sola?
-No tenía personal administrativo, con lo cual ya la demanda siempre sobrepasaba al servicio. Yo la “pilotee” bastante, pero mínimo necesitábamos otro trabajador social y una administrativa. Estaban por traer personal, supuestamente, y en el medio me echaron. Por esta área pasaban todas las personas en situación de vulnerabilidad económica, que necesitaban algún tipo de prestación social, algún subsidio económico, la cobertura 100% de medicamentos, que el Gobierno sacó en diciembre. Si realizaban una evaluación social conmigo, la podían volver a tener. Y bueno, se sacó este rol de la agencia.
“SI VOS COBRAS MENOS DE 300 LUCAS, NO HAY FORMA DE QUE ESTÉS EN UNA BUENA SITUACIÓN”.
¿En qué ves más nítida la situación de vulnerabilidad que atraviesa a los adultos mayores?
Se habla muy poco del tema de las violencias hacia las personas mayores, los abandonos familiares. Y es algo que aparece todo el tiempo. Yo desde mayo del año pasado hasta enero de este 2025 estuve en la agencia con este rol que era más específico de prestaciones sociales para personas afiliadas en situación de vulnerabilidad. Imaginate que es la mayoría, porque el 80% del padrón de PAMI cobra la mínima. Si vos cobras menos de 300 lucas, no hay forma de que estés en una buena situación, ¿no? Y hay otros atropellos: alguien que cobra literalmente treinta lucas arriba de la jubilación mínima no cobra el bono de 70 mil pesos que fija discrecionalmente el Gobierno.
Hay otro punto del que se habla poco sobre las personas mayores: la violencia de género que subyace y también por cuestiones de edad…
-Antes de estar en la agencia, yo estaba en el Centro de Atención a las Violencias que tenía el PAMI. El rol era de acompañamiento psicosocial a personas afiliadas que están en esa situación. Y es algo de lo que se habla poco, la temática, la problemática de violencia de género o violencia viejista. Se denomina así porque es por mandatos o cuestiones de edad.
“ALGO DE LO QUE SE HABLA POCO ES DE LA PROBLEMÁTICA DE VIOLENCIA DE GÉNERO O VIOLENCIA VIEJISTA”.
¿Que implica?
-Hay muchos mitos, y prejuicios “positivos” que hacen que ciertas situaciones de violencia estén invisibilizadas. Una de las más típicas es hablar de “el viejito verde”. O que hay que ir toda la familia a lo de la abuela para que les cocine porque “a ella le gusta cocinar, no hay como la comida de la abuela”. Muchas veces se trata de una obligación que se les impone. Son señoras que a los ochenta años siguen cuidando a sus nietos, y que ya cuidaron toda su vida a su familia y siguen haciéndolo. Es una generación que no tuvo la posibilidad de hablar de salud sexual reproductiva, que no tuvo la posibilidad de terminar sus estudios primarios y secundarios, que el mandato de lo que era la familia estaba mucho más arraigado que lo que es actualmente. De acuerdo a nuestras estadísticas de trabajo, una gran parte de la población mayor adulta de mujeres se casó con el que era su agresor, su pareja violenta. Pero para ellas ese casamiento significó la liberación de todo lo malo que estaban pasando con su familia de origen. ¿Y cómo nosotras después les vamos a decir “separate”, “divórciate”?
¿Qué pasó con ese equipo interdisciplinario?
-Por lo que te decía antes, entonces, los abordajes, y acompañamientos para violencia de género o violencia viejista son diferentes, necesitan ser diferentes. No es igual el abordaje profesional para una situación de violencia de una mujer de entre 20 y 60 años que para mayores de 60. Entonces, el equipo que teníamos en el Centro de Atención a las Violencias de PAMI era muy especializado: compañeras con doctorado, con mucha experiencia, mucha formación. Yo llevaba la experiencia de lo que es el abordaje para situaciones de violencia en mujeres de otras franjas etarias, pero después había otras compañeras especializadas en gerontología que traían toda su experiencia de trabajo. Armábamos las capacitaciones para todo el PAMI del país, armábamos instancias de coordinación y articulación con todos los equipos nacionales. Y a todo el equipo de ese centro nos echaron, a todo el equipo. Empezamos siendo doce, que incluía a la subgerenta. Ahora solo queda una persona.
“TODO EL AÑO PASADO SE VIVIÓ MUY HORRIBLE AHÍ ADENTRO PORQUE CADA TRES, CUATRO MESES LLEGABAN RUMORES DE DESPIDOS”.
¿Cómo te enteraste de tu despido en la agencia de hace unas semanas?
-Fui a trabajar. Ese día entré más temprano porque quería responder dos oficios judiciales. Entonces llegué a las siete y media. Yo tenía que fichar a las ocho. Y llegué a las siete y media y encontré que ya no podía fichar. La realidad es que todo el año pasado se vivió muy horrible ahí adentro porque cada tres, cuatro meses llegaban rumores de despidos por parte de los delegados. Me habían dicho el año pasado que yo estaba en una lista, que me iban a despedir, pero que los sindicatos nos iban a defender, cosa que no pasó. Lo que coincidía con todos los que estábamos en esas listas era que habíamos ingresado en la última gestión. Yo había entrado en febrero de 2020. Entonces cuando apoyé el dedo y ya no pude fichar, dije “me rajaron” en voz alta, y pasó por el lado mío una compañera que también es delegada de UPCN. Se fijó en el celular y me dijo “sí, estás en la lista de despedidos”.
“LO QUE COINCIDÍA CON TODOS LOS QUE ESTABAMOS EN ESAS LISTAS ERA QUE HABÍAMOS INGRESADO EN LA ÚLTIMA GESTIÓN”.
¿Cuál fue tu siguiente reacción?
-Salí afuera llorar porque a mí lo que más me angustia es que tengo un hijo con TEA y depende de mi obra social para hacer los tratamientos y terapias, y además costear una escuela especial. Lo primero fue eso, ¿cómo mierda voy a hacer? Y después, la bronca y el enojo por el rol de los sindicatos. Porque de la experiencia con el gobierno de (Mauricio) Macri, que obviamente es distinto a este que planta una muralla china y rompe cualquier canal de negociación, pensé que el acompañamiento del sindicato iba a ser otro. Solo acompañaron desde lo simbólico, pero en los hechos fueron deliberadamente cómplices de todo lo que hizo el Gobierno.
“ENOJA EL ROL DE LOS SINDICATOS. SOLO ACOMPAÑARON DESDE LO SIMBÓLICO, PERO EN LOS HECHOS FUERON CÓMPLICES DE TODO LO QUE HIZO EL GOBIERNO”.
¿Cómo se organizaron frente a ese abandono?
-En la última tanda entramos un montón de profesionales o administrativos que tenían tareas muy puntuales. Dentro de los despedidos había un compañero abogado que fue el que nos asesoró, entonces nos juntábamos la primera semana después de los despidos en la sede central, como forma de ocupar el lugar, hacer asambleas, acompañarnos y asesorarnos. Este compañero nos dio un modelo de respuesta para responder a la carta documento y para pedir las liquidaciones. Lo que decía es que en el caso del PAMI no se hizo lo que sí hicieron los sindicatos con los despidos en la exAFIP, donde ellos se anticiparon y presentaron una medida judicial colectiva. Esto no impidió que avancen allí pero lo que nos decía es que ellos al menos lo intentaron. Es decir, el gremio pudo decir que trató de hacer medidas para tratar de evitar esto, pero en nuestro caso no hicieron nada de esto. Entonces esto genera una sensación de desolación y abandono.
¿Por qué a pesar de que hay acuerdo social de que es una miseria lo que ganan los jubilados hay aval para que el Gobierno les haga un recorte tan atroz y desfinancie sus servicios?
-Por la noción extendida de lo que es la “gente de bien”. Además de factores geopolíticos que exceden, también hay una cuota de lo cultural en relación a la “gente de bien” que Milei y sus funcionarios saben explotar muy bien. Te lo ejemplifico en una tarea muy concreta mía que tenía que ver con en la agencia. Una de las tareas mías era acompañar a personas mayores que necesitan ingresar a una residencia geriátrica sin los ingresos económicos para poder pagarlo de forma privada. Provienen de situaciones de mucha vulneración social y que requieren de muchos cuidados. Mi tarea era hacer esas evaluaciones y solicitar una vacante en una residencia geriátrica de PAMI cubierta al 100%. Eso se demandaba mucho. Pero el trámite, como todo trámite burocrático en el Estado y en un organismo público, llevaba tiempo, unos meses.
“ELLOS GANARON DICIENDO QUE EN EL ÁMBITO PÚBLICO SOLO HABÍA VAGOS QUE NO DEJABAN DE CHUPARLE LA TETA AL ESTADO”.
Pero los que tienen un poquito más de plata directamente pagaban una residencia geriátrica súper cara, te estoy hablando de 2 millones de pesos por mes y al mismo tiempo le pagaban a un abogado para que inicie acciones legales contra el PAMI para que el PAMI pague esa residencia de dos palos. Esta gestión habilitó los juicios de este tipo, entonces a mí me pedían que yo priorice estas demandas de estos amparos, que priorice mi quehacer diario para que se agilicen estos pagos del PAMI a este tipo de situaciones. Desde mi rol profesional eso no corresponde porque me tengo que abocar a las situaciones de mayor vulnerabilidad, y eso implica atender primero a un afiliado que cobra la mínima que necesita cuidado, está postrado, o que sus hijos están desempleados o que son trabajadores de casas particulares o albañiles que no cuentan con un ingreso como para poder pagarle a una persona que los cuide en la casa o para una residencia geriátrica. Ahí tengo que ir, pero no ellos me pedían que me abocara a estos casos que a ellos les interesan. Hay una intencionalidad, hay un enfoque en la política pública.
Y así acumulan políticamente…
-Ellos ganaron diciendo que en el ámbito público solo había vagos que no dejaban de chuparle la teta al Estado. Y en su visión, entonces ahora hay que abocarse a los que son “realmente” laburadores, la “gente de bien”. Porque en definitiva, ¿cuánto se puede ahorrar el PAMI con estas maniobras? La caja que tiene la obra social, en relación a los acuerdos que hace con farmacéuticas, a los acuerdos que hace con efectores de salud, con clínicas, es tremenda. Solo en medicamentos permite un ahorro de 300 lucas por afiliado. Es irrisoria la millonada en dólares que acuerdan con otros sectores. Entonces hay una decisión de hacer negocio para los más ricos.
“HAY UNA DECISIÓN DE HACER NEGOCIO PARA LOS MÁS RICOS”.
¿Tenías compañeros adentro que habían votado a este gobierno? ¿Qué te decían?
-La mayoría de los trabajadores dentro del PAMI están muy alejados de la situación del afiliado, que es en definitiva para quien trabajamos y a quien le debe, porque nuestro sueldo es gracias a ellos. No solo que lo votaron, también hay indiferencia en general con lo que pasa con los despedidos. En diciembre echaron a un compañero. Todos nos sorprendimos porque era un compañero muy trabajador. Pero después el sindicato se encargó de decir que lo que pasaba era que ese compañero era de La Cámpora. Entonces les dieron el motivo suficiente a todos los que habían votado a este gobierno para que fuera un despido justificado. Algo gravísimo. Por ahí hay gente que no te dice directamente "voté a Milei", pero te das cuenta que no está tan en desacuerdo, salvo por las boletas de los servicios. Ahí sí se fijan, pero “sacar a los negros” del gobierno no está mal para ellos y siempre van a encontrar una justificación.
“LOS TRABAJADORES DENTRO DEL PAMI ESTÁN MUY ALEJADOS DE LA SITUACIÓN DEL AFILIADO”.
¿Esa justificación de los despidos tiene un punto de verdad por lo que fueron las administraciones anteriores?
-La realidad es que hay “ñoquis”, eso es un problemón, porque sigue habiendo una dotación grande de personal que no hace nada. En la agencia de Adrogué, de 20 personas que éramos, 7 no trabajaban en todo el día. Es el 30%. Esa gente casualmente votó a este gobierno, o casualmente es la que desmoviliza por el tema despidos, y es funcional cada vez que viene una nueva gestión. Porque se les acercan y a las gestiones les sirve tenerlos para ensuciar a otros compañeros. Esto no pasa solo en PAMI, también en otros organismos.
“EL ‘ÑOQUI’ ES FUNCIONAL A TODAS LAS GESTIONES, Y LUEGO USAN ESO PARA HACER CAMPAÑA, PARA DESTRUIR AL ESTADO”.
El “ñoqui” es funcional a todas las gestiones, y luego usan eso para hacer campaña, para destruir el Estado, o los organismos públicos. Entonces, quien no está dentro del Estado, quien solo lo ve desde la tele, digamos, por ahí mucho no ve cómo es la mecánica, porque la verdad es muy perverso, si vos estás de adentro, ves la perversión que manejan,