La foto de este lunes en el municipio de Moreno no terminó de convencer a nadie. Poco importó que fuera la primera vez que CFK, Axel Kicillof y Sergio Massa se mostraran juntos en público tras la derrota electoral del año pasado. Tampoco que fuera la primera vez que el ex ministro de Economía y candidato presidencial asistiera a una reunión del PJ bonaerense en 13 años. Ni que el gobernador apretara su agenda para, al menos, dar el presente para la foto. Lo cierto es que hoy por hoy en el peronismo la unidad es más una forma que un contenido.

Las esquirlas de ese encuentro fallido, al cual Máximo Kirchner convocó con unos días de anticipación, invitando a un Kicillof que ya tenía preparado su propio acto en San Martín para esa misma tarde, aún rebotan en la galaxia peronista. Y el mayor de esos rebotes sucederá esta tarde, en la sede de la UMET, donde CFK asumirá finalmente la presidencia del PJ nacional pero en un contexto particular: Axel Kicillof no estará presente en la asunción, en un gesto que irrita al kirchnerismo y marca un movimiento de autonomía e independencia por parte del gobernador frente a la ex presidenta.

Las razones de esa ausencia dependen del campamento que las enuncie. En la gobernación bonaerense se sostiene que no hubo una invitación formal y que el gobernador tenía una agenda de gestión ya trazada y que no podía suspender. En el cristinismo afirman que la propia CFK mandó a llamar a Kicillof ayer por la noche a través del senador José Mayans, y que el bonaerense rechazó la invitación. Sea como sea, el hecho concreto será que la foto de esta tarde mostrará un PJ fracturado, en el que cada sector juega la suya y no hay perspectivas de una pacificación en el corto plazo.

CFK asume un PJ fracturado y frente a un gesto de independencia de Kicillof

Ya la del lunes a la Comisión Provincial del PJ había sido una invitación incómoda para Kicillof. El gobernador tenía armado un acto para ese mismo día a las 16 en San Martín con el objetivo de fortalecer su lugar de opositor a Milei en la previa del primer año de gestión del libertario. Por eso, cuando unos días antes recibió un llamado de Máximo Kirchner para que asistiera al encuentro del PJ, Kicillof se vio forzado a apretar su agenda para llegar a un evento convocado a último momento y que, a su vez, eclipsaría con la foto de unidad su propio acto de unas horas más tarde.

Además de eso, la reunión en la reserva municipal Los Robles de Moreno, donde la intendenta del Evita Mariel Fernández hizo de anfitriona, no salió para nada bien. Los niveles de tensión interna fueron indisimulables y hasta se dieron cruces directos entre CFK, Kicillof, algunos de sus ministros y referentes de La Cámpora. Los debates de fondos quedaron lejos de saldarse y la instancia sólo sirvió para escenificar diferencias que se profundizan.

El kicillofismo, con el gobernador a la cabeza, se embanderó en la necesidad de defender a la PBA de los permanentes ataques de Milei y el Gobierno nacional. En el entorno bonaerense la sensación es que desde el cristinismo y el resto del peronismo no hay un apoyo todo lo fuerte que debería ser a la gestión de la principal provincia del país, encabezada además por un peronista. El reclamo llegó hasta la propia CFK, que en su intervención recordó que fue ella quien puso a Kicillof como ministro y como candidato a gobernador, pese a la resistencia de buena parte de su gabinete y los intendentes bonaerenses respectivamente en cada una de esas ocasiones. 

Las palabras de CFK provocaron incluso que el “cuervo” Larroque le respondiera, pidiendo un apoyo más potente hoy para el gobernador y la gestión bonaerense. Versiones indican incluso que habría habido un fuerte cruce entre Larroque y el intendente de Carmen de Areco, el camporista Iván Villagrán, que reclamó discriminación por parte del Gobierno de la PBA y que el ministro de Trabajo, Walter Correa, le enviaba inspecciones a su distrito. Según trascendidos, el episodio requirió de una intervención externa para que no escalase a mayores.

CFK asume un PJ fracturado y frente a un gesto de independencia de Kicillof

Sergio Massa, por su parte, se mantuvo en su posición tradicional de la avenida del medio y la unidad. El ex ministro candidato se anotó porotos en relacion a que su gestión al frente de Economía fue una de las razones del triunfo en la PBA, y volvió a pedir por sostener la unidad a como de lugar. Massa ve de costado los misilazos entre el kicillofismo y el cristinismo y no se mueve de la zona de confort que representa el hablar de unidad cuando está claro que sin un saldo de las discusiones actuales esa unidad pende de un hilo.

Una de las discusiones de fondo que al menos se tiró sobre la mesa en el encuentro del lunes fue la del posible desdoblamiento de las elecciones bonaerenses. El cristinismo impulsa la tesis de que el desdoblamiento sería un error, y que hay que nacionalizar la discusión en un eje Milei/anti Milei. En el kicillofismo se interpreta que la elección quedó desdoblada de hecho con la aprobación de la Boleta Única de Papel, a la cual la PBA no adhirió. Y frente a eso, se evalúa como una posibilidad concreta un desdoblamiento que le de mayor poder a los intendentes y el Gobierno bonaerense en la discusión de las listas. Para el massismo las elecciones deberían ser concurrentes, es decir, debería votarse un mismo día con distintos sistemas.

CFK asume un PJ fracturado y frente a un gesto de independencia de Kicillof

Con todas estas discusiones y diferencias sobre la mesa, el saldo del encuentro del lunes fue bastante negativo para el peronismo. La foto de unidad no logró convencer y aún no había concluido el encuentro cuando ya circulaban las versiones sobre una nueva escalada de las tensiones internas. Si el objetivo era marcar la agenda en la previa del año de Milei, el resultado fue todo lo contrario. Se expusieron aún más grietas y fracturas que solo fortalecieron al presidente libertario a un día de su discurso triunfalista por la percepción generalizada de que aún juega solo en una cancha inclinada a su favor.

Los resabios de la reunión del PJ bonaerense llegan hasta este miércoles, con el desplante de Kicillof a CFK, que ve su liderazgo cada vez más cuestionado por su principal hijo político. De parte del gobernador, la sensación de que, una vez más, la ex presidenta busca condicionar sus movimientos con su agenda propia y avisos de último momento como el que recibió anoche para asistir hoy a la UMET.

Kicillof entregó viviendas esta mañana en Pehuajó junto al intendente ultracristinista Pablo Zurro, en Carlos Casares con el jefe comunal Daniel Stadnik, entre otras actividades que realizó antes del mediodía. Por la tarde, inaugurará cloacas y un CAPS en Bragado junto al intendente Sergio Barenghi, actividad que debería haber suspendido si pretendía llegar a la CABA para la asunción de CFK.

CFK asume un PJ fracturado y frente a un gesto de independencia de Kicillof

La ex presidenta y flamante titular del PJ asumirá al frente de un peronismo fracturado en el que cada vez le cuesta más ordenar a propios y extraños. La foto de esta tarde mostrará el acompañamiento de la dirigencia de su riñón pero, por fuera de esa frontera e incluso también adentro, su capacidad de conducir al conjunto aparece cada vez más socavada. Si el nuevo lugar institucional que asumirá esta tarde le dará una palanca más poderosa para sus objetivos de “enderezar y ordenar” al peronismo, si su experiencia política le permitirá encontrar caminos para ellos que hoy parecen obstaculizados, o si sucederá todo lo contrario y CFK afianzará aún más en sus posturas, tensando al límite las diferencias inocultables, es la gran duda que pesa sobre el futuro del peronismo. A partir de esta tarde volverá a tener en sus manos el bastón de Mariscal que instó a otros a tomar pero nunca terminó de soltar. Ahora habrá que ver cómo decide usarlo, a sabiendas de que muchos de los suyos ya se pusieron cascos en la cabeza.