En la Argentina de Javier Milei cada vez se intensifica un rumbo de dos velocidades sociales, la de aquellos sectores favorecidos por el modelo económico “libertario” o que, al menos no pierden tanto, y los que llegan con penurias a fin de mes o directamente se quedan en el camino. Si eso se traduce a la planificación de las vacaciones familiares, la ecuación se repite.

Casi llegando al pleno de la temporada estival, la Costa Atlántica argentina atraviesa un panorama tan heterogéneo, como lo son las propias atracciones turísticas de las ciudades balnearias que ofrecen opciones para todo tipo de bolsillo. El problema está en que los salarios no repuntan.

Así lo demuestra el informe del Observatorio de Políticas Públicas Polítiké que refleja que el poder adquisitivo de los trabajadores en la Argentina, desde que asumió el presidente Javier Milei, desde diciembre de 2023 a octubre de 2024, tuvo una pérdida en promedio del 28 por ciento. Y ese panorama empeora si se desglosa en los distintos sectores de la actividad económica.   

De esto se desprende otro ítem de la depresión: la mitad de los argentinos no podrá tomarse vacaciones por cuestiones económicas, de acuerdo al sondeo del departamento de Opinión pública de la Universidad Abierta Interamericana (UAI).

La otra cuestión que marca la preocupación del sector hotelero, gastronómico y de los propios municipios de la Costa Atlántica tiene que ver con la apreciación del peso, en contraste con otras economías regionales donde se vienen produciendo fuertes devaluaciones, lo que favorece a los países del exterior para la recepción del turismo argentino.

A pesar de esto, se mantiene la expectativa: el mismo estudio citado de la UAI indica que el 60 por ciento de los encuestados planea vacacionar en destinos nacionales, y la costa es el lugar preferido por el 56 por ciento de ellos. Pero lugares como Brasil, con un crecimiento del 27 a casi el 49 por ciento en relación al año anterior, y Uruguay, que se lleva a más del 14 por ciento, crecen en el interés de los argentinos, apalancados por el dólar “atrasado”.

PREOCUPACIÓN Y EXPECTATIVA EN PRIMERA PERSONA

Desde el área de Turismo del Partido de La Costa, que incluye localidades como San Bernardo, San Clemente, Mar de Ajó y Santa Teresita afirmaron a Diagonales que en la primera quincena de diciembre hubo solamente un 40 por ciento de ocupación hotelera, contabilizando 223.700 arribos. Teniendo en cuenta los datos de los primeros días de este mes, se estima que hubo un 20 por ciento menos de turismo en este partido.

En el municipio que conduce Juan de Jesús hacen hincapié en que los precios están “bastante estabilizados”, y que su preocupación es por el tema  de costos de los servicios. Señalan que “las familias van a venir más cautelosas con respecto al gasto”.

“Creemos que sí podemos igualar un destino de afuera por una cuestión, sobre todo, de distancias, por la posibilidad de arribar al partido de la costa por la doble vía, con dos horas y media o tres horas. Comparados con otros destinos no somos un destino caro, y  estamos de la media para abajo con respecto a los aumentos. Vemos probable que las reservas se den más o aumenten más con llegadas sobre la fecha, sobre todo en la primera quincena de enero que es nuestro fuerte.

Desde la cartera de turismo municipal consideran el panorama de bolsillos flacos: “Entendemos que las familias están especulando con respecto a los aumentos o viendo las variedades de destinos por toda la oferta que hay, que generalmente aumenta más cerca de la última semana de diciembre las reservas.

“Para las arcas municipales los ingresos de temporada son elementales. Somos un destino turístico por excelencia que tenemos temporadas medias y altas. La temporada alta es lo que nos permite posicionarnos durante todo el año así que para nosotros es elemental tener una buena temporada”, sostuvieron.

El intendente de Villa Gesell Gustavo Barrera habló con Diagonales y fue directo al hueso: “Yo creo que vamos a recibir turismo, obviamente, el tema es que la temporada hasta ahora no despegó con las reservas. Entendemos que el porcentaje de ocupación va a estar peleado”. 

El jefe comunal indicó que “el tema está más que nada en el consumo, van a cambiar los hábitos de turistas”. Planteó que “por ahí el que venía 10 días, 7 o 5, y el que salía a comer todos los días no lo va a poder hacer, y va a comer un día o dos. También está el alquiler de sombrillas, y un montón de cuestiones más que realmente van a ser muy complicadas”.

A pesar de la situación, Barrera se mantiene optimista y aseguró que Villa Gesell va a tratar de recibir “la mayor cantidad de turismo posible”. Además destacó que “el cuco no es Brasil”.

“El problema es que la clase media no ha tenido esa capacidad de ahorro para poder tomarse un día de vacaciones, un día de descanso. Cuando tenés boletas de energía, por las que te llegan 80, 100 mil pesos, y también aumentó todo lo demás, la escuela, el combustible, los remedios, todo esto hace también que la clase media pueda estar en dificultades a la hora de organizar sus vacaciones”, aseguró. 

Aseguró que vendrá una temporada “muy nerviosa”. “Quizás en estos tres meses de temporada, una familia viene una semana, o algunos días se toma, pero hoy, poner el vehículo en marcha e ir hasta la costa es un acto importante. Si a eso se le suma cenar en cualquier restaurante gastronómico, tenés que calcular como mínimo, que vas a gastar 10.000 pesos por cabeza. Hay que tener esa plata. Y después, si vas con chicos, más los juegos, los helados, empezás a sumar, y sí se convierte en un problema”, detalló el intendente de Unión por la Patria.

Barrera sostiene que tener una buena temporada les sirve si tiene en cuenta las tasas municipales y las tasas comerciales, “pero más que para la municipalidad, es para todo nuestro sistema económico, que se basa principalmente en el turismo, nuestros empresarios, nuestros hoteleros, nuestros gastronómicos, nuestros trabajadores, que también proyectan el año de acuerdo a cómo le hayan ido también a la temporada”.

Planteó que los comerciantes buscarán mantener los precios lo más ajustados y competitivos posibles, pero “todo eso tiene un límite que son los costos”. “Obviamente el empresario tiene una ganancia, por eso trabaja, pero hay que tener en cuenta que en alimentos estamos más caros que en Europa. Cuando tenés que hacer los valores de un plato de comida, se suman todas las cuestiones: la luz, el gas, los impuestos, los salarios que hay que pagar”, aseguró.

Además de hacer eje en la situación del “bolsillo del bonaerense” que no se recupera, Barrera fue concluyente sobre la situación económica general durante el primer año “libertario”: “El dólar está retrasado, estamos caros en dólares, y eso impacta directamente en todas las actividades de la República Argentina. Eso se ve con la industria, con las PyMES que van cerrando. Esto es una política de aniquilamiento del sistema económico de la República Argentina, en todas sus actividades”.