El batacazo más inesperado: El día en que Fernández y Kicillof humillaron a JxC en las PASO
Superando toda expectativa, los candidatos el Frente de Todos sacaron una ventaja que abrumó a Cambiemos y selló la victoria final
Se cumple hoy un año de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 2019, donde el Frente de Todos dio el giro más inesperado de todos y logró un triunfo demoledor en las urnas contra Juntos por el Cambio. Si bien las encuestas proyectaban una victoria a favor del peronismo, apenas veían una ventaja leve por encima del macrismo. Las cifras finales dejaron boquiabierto a todo el escenario político argentino, en especial por los triunfos de Alberto Fernández y Axel Kicillof.
Con el 49% de los votos a favor para Fernández y 52% para Kicillof, el Frente de Todos sacó una ventaja inesperada de unos 15 puntos en Nación y casi 20 en Provincia, por encima de sus contrincantes de Juntos por el Cambio, Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. La ventaja lograda el 11 de agosto del 2019 fue de tal magnitud, que no era visible en las expectativas de ningún sector. El golpe fue tal que no llegó a dar lugar para que Cambiemos lo digiriera y reacomode su estrategia a tiempo.
Al día de hoy, todavía se debate quién fue el responsable de una diferencia tan dispareja entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio. Hasta el momento, persiste el estigma sobre Mauricio Macri como el “salvavidas de plomo” que hundió consigo a figuras como la propia Vidal, quien prometía un porvenir político fértil. A ellos se suma la “novedad” y Fernández y Kicillof, quienes lograron sintetizar el reclamo de una “renovación” peronista que dejara atrás los años de estancamiento y centralidad sobre la figura de CFK y La Cámpora.
Un breve repaso: el 2019 fue el año en que Cambiemos experimentó un camino de derrumbe que fue calando cada vez más rápido a medida que pasaban los meses. Entre las internas que proliferaban entre el Pro y el radicalismo, el agotamiento demasiado rápido de la revolución de la alegría“” y el proyecto económico cambiemita ahogado por una disparada inaudita del dólar, Mauricio Macri quedó acorralado por la Argentina entera enfurecida.
En ese panorama, emergió la figura de Alberto Fernández, periférico y casi olvidado hasta que se dio el famoso “llamado” de Cristina Fernández de Kirchner para encabezar la fórmula presidencial. El paso al costado de CFK para dar lugar al perfil dialoguista y pacificador de Fernández, lograron una renovación de ánimo tal que logró saltar la trampa de la “pesada herencia” con que Mauricio Macri insistió hasta el hartazgo. Fue el principio del fin de Cambiemos en Casa Rosada.
Mientras tanto, en territorio bonaerense, Axel Kicillof había logrado resolver las siempre controversiales fricciones internas por el liderazgo en Provincia, disputa donde entran intendentes, ministros, referentes barriales, sindicatos y la porción del voto más peronista del país. El entonces Diputado se posicionó como el hombre para disputar el poder a María Eugenia Vidal (“imbatible” para muchos) y comenzó a construir su épica tierra adentro, arriba del famoso Renault Clio del actual jefe de Gabinete, Carlos Bianco.
Octubre, en tanto, no iba a hacer más que confirmar la superioridad del Frente de Todos y terminar de firmar la despedida de Cambiemos después de cuatro años de gestión en el Estado.