Escándalo por el “Karina Fest”: Biromes con sobreprecios, 70.000 USD en toners y $528 millones para cenar sushi
Diagonales descubrió fuertes irregularidades en las licitaciones del último semestre de la hermana de Javier Milei. El festival de compras incluye un service de PC por casi 400 mil dólares, cifras extraordinarias por papel higiénico, operaciones al triple del valor de mercado y más de $1.600 millones despilfarrados en pleno ¿ajuste?
Se largó el “Karina Fest”: US$382 mil en un service de software de computadoras, $211 millones en tareas de jardinería, más de $500 millones en un “Castapalooza” con “baños químicos premium” y cenas con sushi, 70.000 dólares para conseguir cartuchos de impresora, y decenas de millones en lapiceras con sobreprecios, papel higiénico y toallas descartables… En todo eso y más viene gastando los fondos públicos la Secretaria General Karina Milei, hermana del presidente Javier Milei, según lo descubrió una investigación exclusiva de Diagonales. Un “festival de compras” tan opulento como innecesario, profundamente antiajuste y, para rematar, que camina por la fina cornisa hacia la ilegalidad.
“En la Argentina hay una nueva época, un antes y un después. Estamos cambiando y estamos haciendo a la Argentina grande”, pronunciaba “El Jefe” en una de sus escasas apariciones públicas a inicios de marzo. Muy poco antes había autorizado una orden de compra por $35.316.567 para “mantenimiento, reparación y actualización de software” – un service para instalarle programas a las computadoras que dependen de su gigantesca cartera. Lo llamativo es que, solo un puñado de semanas después, Karina habilitó una presunta mejora de ciberseguridad bajo la misma descripción, pero esta vez por un monto exponencialmente superior y, para coronar, en dólares: US$382.000 para arreglar las PC de la Secretaría.
El descubrimiento de las dos órdenes de compra de descripciones idénticas, distanciadas por 36 días y con un pozo acumulado que supera los $500.000 millones inspiró a Diagonales a realizar una investigación pormenorizada de los movimientos de la hermana presidencial en el último semestre. Y lo que el informe descubrió resulta, cuanto menos, escandaloso: contrataciones sin licitación, operaciones por montos alucinantes, adquisiciones insólitas, sobreprecios que triplican el valor de mercado de los productos y, en general, una oda al despilfarro que contrasta con la “motosierra” de Milei y acumula, a lo largo de 12 polémicas operaciones, un gasto de más de $1.667.000.000 costeado exclusivamente con la tuya.
Café, sushi y césped bien cortado para la “casta”
Lejos está de cumplirse aquella máxima esbozada por el ministro Luis “Toto” Caputo sobre la austeridad autoaplicada por los funcionarios: “Nos estamos pagando nuestro propio café”. De hecho, en la práctica el vocero Manuel Adorni y todos los demás dirigentes ubicados bajo el paraguas de Karina gozan de condiciones laborales envidiables como mínimo. Ya había publicado este medio los pormenores del “Castapalooza”, una mega contratación de cátering de lujo con sushi y medialunas, carpas climatizadas, “baños químicos premium” y seguridad privada para los eventos del portavoz y sus invitados libertarios. La operación se concretó el 19 de febrero pasado por un monto total de $528 millones y no tardó en generar indignación en la opinión pública.
Pues bien: resulta que la “chequera” de Karina vivió unos días de altísima actividad por aquella época. El mismo 19 de febrero, el Gobierno Nacional terminó de cerrar la contratación de un servicio de jardinería para la Quinta de Olivos por unos nada desdeñables $173 millones, a razón de $28 millones por mes, para solucionar por un semestre las tareas de “mantenimiento y reparación del jardín y parque” de la Residencia Presidencial. Nueve días después concluyó una segunda operación de descripción similar, esta vez para la Casa Rosada, por un total de $38 millones, con lo que totaliza unos $211 millones para cortar el pasto en los palacios gubernamentales.
La cifra podrá parecer elevada, y ciertamente lo es, pero en realidad apenas se compara con el agujero que provocó en las reservas argentinas el jugoso desembolso de más de US$70.000 para comprar cartuchos de impresora y reparar los dispositivos. Así es: el 22 de febrero, la Secretaría General aprobó una estrafalaria operación pagada en dólares para adquirir toners y otros accesorios y repuestos faltantes para los equipos de Karina. Al blue (o al “libre”), la operación se traduce en unos $96 millones, y se desconoce el motivo por el que la administración libertaria los abonó en “verdes” y no en pesos argentinos.
Los escandalosos sobreprecios del “Karina Fest”
La difusión de estos datos, que son de acceso público, ciertamente provocó indignación entre los usuarios que reaccionaron a la investigación de Diagonales, mas el Gobierno Nacional podría argumentar la necesidad de comprar la mayoría de estos insumos para dar cumplimiento a las tareas diarias en oficinas y dependencias estatales. No obstante, la segunda parte del estudio reveló un eje aún más controversial y que podría derivar en consecuencias judiciales para “El Jefe”, todo el “Triángulo de Hierro” libertario y, en su conjunto, la gestión completa de Milei: una serie de inusitados sobreprecios muy por encima de los valores de mercado de cada producto.
A finales de diciembre, en pleno período festivo, el Ejecutivo autorizó una serie de órdenes repletas de irregularidades. En busca de adquirir “librería, papeles y útiles de oficina, imprenta y editoriales” para empezar 2025 preparada para firmar sus controversiales licitaciones, Karina se stockeó con 200 bolígrafos de trazo fino; sin embargo, lo sorprendente del caso es que abonó cada uno a $2.910 – una cifra tres veces superior a lo que vale cualquier “BIC” u otra lapicera de calidad en kioscos y comercios de barrio. En total, la Secretaria General se “patinó” casi $600.000 en las biromes, que le salieron más caras que anotadores, carpetas y cintas adhesivas, entre otros tantos productos incluidos en la compra.
Pero hay más. En una operación de tamaño elefantiásico con un monto total que supera los $178 millones, “El Jefe” habilitó la compra de miles y miles de elementos de higiene para el área que ella conduce. La operación total incluye una lista verdaderamente inconmensurable, con más de 130 productos distintos y valores astronómicos, y no es motivo de este informe explorar sus detalles porque para ello se necesitarían dos o tres notas más (aunque cualquier lector curioso puede acceder a la orden ahora mismo desde el portal Comprar). A pesar de ello, algunos de sus puntos demandan especial detenimiento.
Resulta difícil de entender, por ejemplo, por qué el Gobierno de Milei se gastó $40 millones en papel higiénico -desde luego, en los rollos más suavecitos y de hoja doble-, con qué propósito decidió pagar $66 millones por toallas de papel descartables, o para qué necesitaba insecticidas y repelentes por hasta $11.700 la unidad. Y resulta aún más difícil de entender los siguientes gastos:
- $3,3 millones en servilletas de papel de 18x18, a razón de casi $14 mil cada paquete, cuando en las plataformas de compra y venta online se pueden conseguir a $7.300 cada uno.
- $5,7 millones en servilletas de papel más grandes, estas de 30x33, con un precio unitario de $16 mil, siendo que en Mercado Libre se comercian por $9.450.
- $1,2 millones en toallas de papel de 20x24, con cada caja de 2.500 unidades a $25.990, si online se las puede adquirir fácilmente por solo $9.168.
Pero, ¿qué se puede hacer con $1.600 millones?
Pero más allá del despilfarro de fondos públicos, de los sobreprecios siderales -que exigen una investigación judicial inmediata- y de la decisión a priori casi arbitraria entre los desembolsos en pesos y en dólares, lo que hace ruido en el “festival de compras” de Karina es la increíble facilidad para ir en contra de los preceptos de la “motosierra” del propio Gobierno y, mientras la sociedad sufre las consecuencias de un ajuste promovido por las autoridades como “el más grande de la historia de la humanidad”, salir al mercado a pagar lo que sea por toners de impresora, cáterings con sushi y servicios de jardinería.
En total, las 12 órdenes de compra investigadas por Diagonales redundan en un gasto público de más de $1.667.000.000 durante los últimos seis meses de gestión y solo en la Secretaría General de la Presidencia. El monto se podría haber utilizado para otorgar 4.600 jubilaciones mínimas a los abuelos que hace más de un año reciben un bono congelado para complementar los haberes; o para costear 5.600 salarios mínimos, que todavía permanecen fijados por decreto mientras el costo de vida sube de modo rampante; o para distribuir 20.300 Tarjetas Alimentar a los hogares con dos hijos para que las familias puedan darle las cuatro comidas a sus niños. Así están las cosas en la “Argentina de la libertad”, donde el ajuste que iba a ir contra la “casta” cada vez más evidencia su naturaleza traicionera.