El clima de tormenta parece haberse disipado en el Frente de Todos. Luego de un nuevo pico de tensión interna, la renuncia de Martín Guzmán ofició de fusible para posibilitar un nuevo acercamiento entre CFK y el Presidente, que en la última semana se concretó en el consenso alrededor del nombramiento de Silvina Batakis y en encuentros personales para redefinir el rumbo de gobierno que incluyeron a Sergio Massa. Con el ex ministro como chivo expiatorio de la interna, se abrió quizás la última chance del oficialismo para lograr una síntesis que le permita revertir en lo posible la difícil situación económica y llegar competitivo al 2023.

Pero el saldo político de este reacomodo es, sin dudas, la vuelta de CFK y el kirchnerismo al centro de la toma de decisiones. Para intentar ganar en 2023 o para evitar la catástrofe electoral a la que el peronismo parecía encaminarse, CFK forzó a pura intervención política una nueva dinámica de conducción de la que ya parecería imposible que vaya a bajarse. Alberto Fernández ya no podrá tomar decisiones solamente rodeado de su círculo íntimo.

Con el kirchnerismo ocupando el centro de la escena política, ya no para fustigar al Ejecutivo sino para rediscutir hacia adelante el rumbo de gobierno, las chances de que la oferta electoral 2023 tenga un signo kirchnerista mucho más potente que la del FDT en 2019 aumentan. Basta remitirse al operativo clamor para una nueva candidatura de CFK. En ese marco, el kirchnerismo construye desde ahora el modelo de país que quisiera gobernar, y dos fotos en paralelo de la semana pasada muestran una táctica para relacionarse con el poder que habrá que seguir observando.

El mismo día y con apenas unas horas de diferencia, dos de las principales referencias de La Cámpora le hablaron al empresariado argentino con la mira puesta en el país que se viene. Lo hicieron desde tribunas distintas y ante públicos diferentes, y aunque el fondo de los mensajes fue similar, los tonos y las formas fueron estratégicamente contrapuestos. Disciplinar al empresariado y acordar con él, dos caras de la moneda de gobierno kirchnerista que estuvieron presentes en los años de Néstor y CFK y hoy vuelven renovadas en los líderes camporistas.

El Fiscal y el Embajador: La Cámpora y su táctica de pinzas con el empresariado

EL FISCAL

En una especie de juego de policía bueno y policía malo, Máximo Kirchner y Wado de Pedro le cantaron truco y retruco a un poder económico que actúa en forma irresponsable y casi desestabilizadora en un contexto de crisis como el actual, pero sin el cual la salida de esa crisis es imposible. El líder de La Cámpora hizo lo suyo el jueves desde Escobar, en el acto de asunción de autoridades del PJ local cuya presidencia asumió el intendente en uso de licencia Ariel Sujarchuk. 

Como la propia CFK, Máximo viene siendo una de las espadas filosas del kirchnerismo para señalar todo lo que no viene funcionando en general y en el oficialismo en particular. Uno de sus blancos de siempre, el empresariado argentino, no salió ileso de sus palabras en Escobar. El Diputado oficialista criticó al poder económico y a la oposición por no querer discutir en serio un modelo de país, insistió en la concentración del ingreso como el principal problema de la actualidad y responsabilizó por ello al empresariado. 

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Luego de destacar las acciones del Gobierno para sostener la situación económico durante la pandemia con los IFE y los ATP, Máximo disparó: “Cómo puede ser que el sector privado, que recibió una gran mano de su pueblo y del Estado, y lo primero que se le ocurre es salir a remarcar los precios. ¿Hace falta responder de esa manera a un gobierno que les tendió la mano y a un pueblo trabajador que les tendió la mano? Éstas son las cosas que queremos debatir en la Argentina”.

Con la inflación descontrolada, el señalamiento a los empresarios y sus actitudes especulativas como centro del problema y ejerciendo una actitud contraria a intereses nacionales viene siendo un leitmotiv del riñón kirchnerista. Dentro de la división de roles en un sector político que busca volver a gobernar el país, Máximo ya aparece como uno de los designados para la tarea de marcarle permanentemente la cancha al poder económico. Por su puesto, la principal intérprete de esa función es la propia CFK, que desde El Calafate volvió remarcar su señalamiento a Techint por los 200 millones de dólares del gasoducto, y pidió que para una nueva edición del Pre Viaje el Estado acuerde una política de precios con las cámaras empresarias para que no se abusen en la recomposición de su rentabilidad. 

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La línea llegó incluso hasta el propio Presidente, que ayer en su discurso también eligió al poder económico como uno de los responsables de la situación crítica que atraviesa el país y el Gobierno. “Venimos soportando los últimos meses, pero sobre todo de manera pública y feroz en la última semana una embestida de los grupos concentrados poderosos que quieren quedarse con toda la renta” dijo Fernández desde Tucumán. Un posicionamiento histórico del kirchnerismo para con el empresariado, al que el Presidente se subió más de una vez desde lo discursivo pero que no implementó en la práctica, y que hoy parece comenzar a imponerse como parte de la sintonía fina necesaria para cuidar dólares e intentar domar la inflación. 

EL EMBAJADOR

Máximo, en los albores del FDT, ocupaba un rol distinto. Era uno de los encargados del kirchnerismo para negociar con el círculo rojo, intentando construir una imagen distinta a la que el poder concentrado tiene de ese sector político y de La Cámpora en particular. Pero no estaba sólo en esa tarea. Más bien, el principal designado para ese diálogo y difícil intento de construcción de acuerdos con el enemigo histórico era y es Eduardo Wado de Pedro.

Wado empezó a resaltar públicamente como cuadro político del kirchnerismo por el 2010, pero para ese entonces ya era uno de los grandes armadores de La Cámpora. Su perfil bajo, su baja exposición mediática y su moderación, fueron siempre activos que De Pedro supo capitalizar para posicionarse como uno de los principales articuladores de La Cámpora con sectores que en el imaginario común no tendrían diálogo posible con lo más radicalizado del kirchnerismo. Esa actitud y esa función de Wado fueron claves para el armado del FDT, y hoy lo posicionan como el cuadro propio del kirchnerismo con mayor llegada al universo político y económico que no le es propio, a punto tal que hace meses viene sonando como el más presidenciable de la tropa K.

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Algunas de sus intervenciones de los últimos años sirven para pintar su perfil de articulador y constructor de acuerdos. Wado jugó de local a principios de 2016 cuando, en su campo de Mercedes, él y Máximo Kirchner recibieron a Sergio Massa en lo que sería la primera semilla del acuerdo político que permitió el FDT. Ese contacto permitió, un poco más adelante y ya con el macrismo entrando en crisis, asestarle un golpe político al gobierno de Cambiemos que significó un paso importante en el camino a su derrota de 2019. Como Diputado nacional, De Pedro gestó en noviembre de 2018 un acuerdo entre el Frente para la Victoria, el Frente Renovador y gobernadores del PJ para arrebatarle al macrismo un lugar en el Consejo de la Magistratura. Conocedor del mundo judicial, Wado vio la jugada y convenció a los actores con los que meses después se terminaría sellando el FDT. El acuerdo con Massa, una vez más, se terminó de cerrar con De Pedro jugando de local en su casa de San Telmo.

Wado fue también el nexo más fuerte entre CFK y Alberto Fernández en el camino al triunfo electoral del FDT y los primeros meses de gobierno, tiempos en los que había que construir una confianza mutua y articular. Wado fue el emisario de CFK para entrar a las oficinas de la calle México donde Alberto Fernández tenía su búnker y donde ellos dos junto a Sergio Massa terminaron de sellar el FDT en junio del 2019. La confianza que se ganó del Presidente y su círculo se vio resquebrajada al momento de refrendar su lealtad con CFK en la crisis post PASO 2021. Wado fue el primero en poner su renuncia a disposición para forzar los cambios en el gabinete que terminaron sucediendo, en un gesto que deja claro que sólo reporta a la vicepresidenta. Pero tras la crisis por el acuerdo con el FMI, Wado logró reposicionarse con el Presidente y luego de una reunión privada en febrero del 2022 ya en marzo apareció la primera foto juntos confirmando que el Ministro de Interior sigue siendo el jugador del kirchnerismo para articular con el Ejecutivo.

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NEGOCIAR CON EL ENEMIGO

Con esa misma cintura De Pedro se mueve en sus contactos con el empresariado como un embajador del kirchnerismo. Este jueves, unas horas antes que Máximo los señalara como responsables del padecimiento popular en Escobar, Wado disertó ante un importante número de grandes empresarios en un encuentro del Consejo Interamericano de Comercio y Producción y sus palabras generaron un gran impacto en el mundo empresarial y la escena pública. 

El encuentro apuntaba a la discusión por el desarrollo de una Argentina federal, y en ese sentido el Ministerio de Interior expuso las obras que se vienen realizando y las que se proyectan en distintas regiones y sectores productivos del país. De Pedro habló de la producción agropecuaria y expresó desde la necesidad de incrementar la superficie productiva en varias provincias hasta la de potenciar la producción de carne y la de fertilizantes, que hoy se importan en un 70%. Rescató la importancia de la minería para muchas provincias. Habló del potencial energético de distintas regiones del país y la urgencia por obras de infraestructura como los gasoductos para permitir una mayor potencia industrial. Expresó el objetivo estratégico de la construcción de pasos a Chile para la exportación naval vía océano Pacífico, al que calificó del océano del siglo XXI, lo que permitiría ahorrar entre 15 y 20 días de fletes y reducir costos de exportación.

El Ministro de Interior también se refirió a la producción industrial, y allí sacó a relucir el libro blanco de la UIA en el que la entidad plantea metas empleo, cantidad de empresas y exportaciones. Wado resaltó con sutileza como esos objetivos fueron alcanzados entre 2011 y 2015, planteando al empresariado la necesidad de una racionalidad diferente en torno a las políticas que corra de lado las discusiones sobre personas y del pasado. Ambas ideas, los números del libro de la UIA y la necesidad de una discusión sobre el efecto de las políticas, fueron recuperadas al día siguiente por CFK en su discurso, en el que nombró a De Pedro e hizo referencia a esta intervención.

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Pero lo más interesante de la forma en que Wado se refirió al empresariado, además de las múltiples menciones a la necesidad de construir acuerdos y consensos, fue que les habló en su carácter de potenciales inversores. “Les voy a contar lo que se hizo y voy a poner a disposición de ustedes, que son los verdaderos protagonistas de las inversiones que hacen falta, son los verdaderos protagonistas, los que arriesgan, invierten” expresó con precisión quirúrgica y estratégica el titular de Interior ante los dueños del capital. 

De Pedro insistió en la necesidad de consensuar un perfil productivo del país y de darle un carácter federal, afirmando que hace muchísimos años que alrededor del 40% de la población vive alrededor del puerto de Buenos Aires, un nivel de concentración mucho mayor incluso al de otros países latinoamericanos con sus grandes urbes. Allí también tuvo la picardía política para retrucarle a Horacio Rodríguez Larreta su definición de que no convocaría al kirchnerismo a una mesa de discusión sobre las metas del país. “Yo como kirchnerista quiero convocar al jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires también a consensuar cuál es el perfil productivo, cuál es la estrategia productiva que nos vamos a dar para la Argentina, porque ese consenso y tienen que ser una de las políticas que no se pueden cambiar” expresó en una de las frases que más rebotó de su intervención y en la cual se posicionó casi como un rival de Larreta en un debate presidencial.

Las palabras de De Pedro estuvieron acompañadas por las de pesos pesados como Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, y Eduardo Eunerkian. Del evento participaron embajadores y emisarios comerciales de varios países e importantes empresarios nacionales. Funes de Rioja destacó a De Pedro “no sólo como un dialoguista, sino como un joven político con futuro, un futuro de diálogo, de consensos, de políticas de Estado y no de tironeos entre el Gobierno y la oposición”.

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¿CANDIDATO?

No es la primera vez que el titular de Interior participa de eventos de esta naturaleza, más bien todo lo contrario. Desde el 2020 Wado viene cumpliendo esa función de embajador del kirchnerismo frente al empresariado, frente al cual estuvo cara a cara en distintas instancias como la Cámara Española, la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) en Córdoba), el Foro Llao Llao de 2021 o la Expo Agro de este 2022.

Ese perfil es el que lo posiciona, hoy en día, el candidato kirchnerista más potable para el establishment. Pero sus movimientos no apuntan solamente a los dueños del capital. Desde su lugar institucional, Wado viene tejiendo una profunda relación con los gobernadores, a varios de los cuales acompañó en un viaje a Israel a fines de abril, y con quienes coordina el reclamo judicial por la coparticipación contra la CABA, sólo por citar algunos ejemplos.

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Además, De Pedro dio otra muestra reciente de su capacidad para jugar de articulador y acercar espacios al oficialismo. Fue en mayo de este año, en plenas tensiones entre el kirchnerismo y el albertismo, cuando en un encuentro en Mendoza organizado por Anabel Fenández Sagasti el Ministro de Interior consiguió la presencia de Juan Manuel Urtubey, quien pidió por la construcción de un nuevo peronismo. Luego de ese encuentro, en el que hubo ovación directa para Wado, las especulaciones sobre su eventual candidatura coparon la agenda.

El kirchnerismo y La Cámpora están lanzados a la discusión por el país que viene. Con el fracaso de la apuesta por Alberto Fernández como algo ya asumido, todo parece conducir a que la lógica de delegar poder no será la opción predilecta. En la construcción propia, con el operativo clamor por CFK en marcha, también crecen figuras que expresan con toda cabalidad el espíritu kirchnerista, y la relación con el empresariado es uno de los ejes donde ello se manifiesta en forma estratégica. La dinámica de señalar para disciplinar y poner límites, a la par que se negocia y se buscan consensos, puede marcar lo que se viene para la construcción de una alternativa propia, electoral y de poder. Fiscales y embajadores, ambos tienen su rol que cumplir en esa misión.