Para una dirigente del renombre y la trayectoria de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK) tener que disputar la conducción de su propio partido contra un dirigente de menor calibre, incluso si ganara las elecciones, es una derrota en sí misma. Eso le tradujo esta tarde a La Cámpora en una hermética cumbre con Máximo Kirchner motivada para rever lo que dejó el Día de la Lealtad y romper con todo adversario en la interna – Axel Kicillof incluido.

“No tengo nada más que hablar con Ricardo Quintela, en todo caso con el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires que es el que lo apoya”, disparó la exmandataria en el imprevisto cónclave informado en exclusiva por Diagonales este viernes. Del otro lado la oían su hijo y decenas de dirigentes, principalmente intendentes y legisladores, que fueron obligados a dejar los celulares afuera de la reunión en la sede porteña de SMATA para no revelar los enardecidos comentarios de la líder.

En una instancia en la que se juega, justamente, el “liderazgo” en el Partido Justicialista (PJ), el enfrentamiento del que quedó presa CFK la forzará a dirimir en las urnas un ordenamiento que en la práctica ya debería ser más que claro. Pero la creciente oposición en el peronismo, el alza del “axelismo” y el frente federal que intenta encabezar el riojano Quintela, el comportamiento endogámico de La Cámpora y las esquirlas del potente acto de Kicillof en Berisso erosionan la jerarquía de la expresidenta.

En ese sentido se enmarcan las palabras de CFK en el encuentro con sus correligionarios. La furia es con su propia mesa, que recomendó su candidatura con la idea de que nadie se animaría a tratar de contrarrestarla; y con el Gobernador bonaerense, que ayer lanzó elogios a la exmandataria pero remarcó que no se metería “en ninguna interna” ya que está abocado a la gestión. La dos veces Presidenta explotó: “Ahora que no me salgan con que no se puede costear la interna… Y sus ministros, que le están juntando los avales”.

El dardo es para el Gabinete de Kicillof, que, según el entendimiento de la exvice, estaría trabajando para consolidar la postulación de la lista de Quintela. Detrás, lo que también pica es la experiencia del Día de la Lealtad: el acto del Gobernador frente a más de 50 mil militantes en Berisso fue sin lugar a dudas el más central y convocante de un 17 de octubre que tuvo al peronismo más dividido que nunca. Del otro lado, La Cámpora organizó su propio evento, pero no contó con asistentes de primera línea; y CFK apareció sola y sin aviso en Avellaneda para marcar presencia. Así están las cosas.