Fiesta M con show de la oposición
Massa se fue despedido por los mismos aplausos que recibieron a Cecilia Moreau como nueva Presidenta de Diputados, la primera mujer en la historia. La oposición habló de dar señales a la sociedad pero sólo se dedicó a las chicanas y se abstuvo en la votación de la nueva autoridad.
Sergio Massa tuvo su salida triunfal de la presidencia de la Cámara Baja en una jornada en la que también llegó la primera designación en la historia al frente de ese cuerpo para una mujer. Cecilia Moreau asumió el tercer lugar en la línea sucesoria presidencial con los votos del oficialismo y algunos aliados como la Diputada Graciela Camaño, el rechazo de los libertarios y la abstención de Juntos por el Cambio y la izquierda. En una sesión especial de una hora y media, quedó saldado el último paso institucional para que el nuevo superministro sea designado formalmente mañana.
Para las 14, hora estipulada para el inicio de la sesión, eran pocos los legisladores que ocupaban sus bancas, prácticamente la totalidad de ellos del oficialismo. Como contrapartida, las tres galerías con balcones al recinto ya estaban repletas con las 450 personas invitadas a la gran fiesta M, entre las que se vieron familiares, representantes del Ejecutivo, Intendentes, Senadores y hasta una importante concurrencia de funcionarios bonaerense del Gobierno de Axel Kicillof. La mesa estaba servida para que el oficialismo continuara disfrutando su momento de estabilización y levantada tras la crisis política por la renuncia de Guzmán. La oposición, como era esperable, no se plegaría al festejo y aprovecharía una vez más para disparar contra el Gobierno.
Casi una hora después, cuando el número de bancas ocupadas alcanzaba para el quórum, Sergio Massa entró al recinto y arrancó la primera ovación de la tarde a sus compañeros oficialistas y a la tribuna que había ido a festejarlo. Un saludo calmo a la audiencia y un pedido por micrófono a los legisladores para que se loggearan precedieron al primer y único cantito de la tarde: “olé, olé, olé, olé, Sergio, Sergio” bajó desde las gradas mientras el tigrense se acomodaba por última vez en el sillón desde el cual comandó las iniciativas oficialistas y los acuerdos con la oposición en los últimos dos años y medio. Juntos por el Cambio terminó de a poco de poblar su lado del recinto mientras del lado de enfrente apareció Máximo Kirchner, presente desde temprano en el Congreso pero que aún no había bajado a ocupar su banca.
Un violinista interpretó las estrofas del himno nacional y sin mucho más preludio el todavía Presidente de la Cámara inició la sesión poniendo su renuncia a consideración de los legisladores. La votación fue a mano alzada y en unos pocos segundos Sergio Massa dejó de formar parte del Poder Legislativo, listo para su nuevo rol de superministro. Massa agradeció “a todos y cada uno de los trabajadores de esta casa” por los 996 días en los que presidió Diputados, para luego agradecer también a los legisladores afirmando que “si hay algo que me enseñó este lugar es a escuchar mucho más que hablar, aprender a tolerar, a convivir en la diferencia, intentar hasta el último instante, muchas veces con resultados positivos y otras con resultados negativos, buscar acuerdos”.
Desde el palco central del primer nivel de galerías que rodean el recinto lo observaba emocionada su compañera Malena Galmarini, junto a su hijo Tomás y su cuñado y Director del Banco Provincia, Sebastián Galmarini. Massa afirmó que se llevaba el mejor recuerdo de cada Diputado y Diputada, “de las peleas pero fundamentalmente de los acuerdos” y agradeció al bloque del FDT por la responsabilidad que le otorgó, nombrando específicamente a Germán Martínez, Máximo Kirchner y a Cecilia Moreau.
El breve discurso de Massa concluyó con un pedido general de “humildad, tolerancia, capacidad y coraje de construir políticas de Estado, un camino a largo plazo” y avisó que concurrirá “una y cien veces a esta, que es la casa del pueblo y de la democracia a buscar que todos aquellos que tenemos ese compromiso podamos darle a los argentinos políticas de Estado”. Listo para lo que llamó su “nueva etapa”, Massa se levantó del sillón de la presidencia de Diputados y mientras recibía los primeros abrazos de despedida volvió al micrófono: “me olvidé de lo más importante” dijo entre risas antes de convocar a la presidencia del cuerpo a Omar de Marchi.
Resuelto el trámite, el superministro por asumir recibió su última ovación como Diputado nacional y ubicó en el palco de la derecha de la presidencia donde se mezclaban funcionarios bonaerenses como Verónica Magario, Nicolás Kreplak o Cristina Álvarez Rodríguez con otros nacionales como Luana Volnovich o Victoria Donda. Massa se sentó al lado de Eduardo Wado de Pedro, quien lo recibió con un efusivo abrazo.
Pero quizás el gesto político más trascendente de la jornada llegó apenas unos segundos después. Con la mayoría de la oposición mostrándose indiferente a los aplausos de despedida para Massa, el Diputado Waldo Wolff se aprestaba para iniciar la artillería que con la que Juntos por el Cambio buscaría robar algo de cámara en una sesión que le quedaba incómoda. En ese momento, Máximo Kirchner se levantó de su banca para recorrer los escasos metros que lo separaban del ya ex presidente de la Cámara Baja y fundirse con él en un abrazo, que para el oficialismo pudo significar el recuerdo de las batallas legislativas de los últimos años o quizás la esperanza frente a lo que viene. El recinto estalló en aplausos.
Terminado el primer gran momento de la tarde, Germán Martínez propuso a Cecilia Moreau como nueva Presidenta de la Cámara y luego llegó el turno para que la oposición hiciera su show, a pedir de los medios opositores que de otra manera hubieran tenido poco material de su gusto. El “lobo” macrista fue el primero en lanzar sus ladridos, afirmando que las palabras de concordia por parte de Massa y Martínez que lo precedieron no se condicen con la realidad del país.
Fue el inicio de una ola de intervenciones opositoras que continuó el radical Mario Negri, quien eligió fustigar al Gobierno por la “debilidad institucional” a la que había llevado al país. Mientras Negri repetía que era una lástima tener que estar votando nuevas autoridades a cuatro meses del fin de una gestión (las autoridades legislativas se renuevan cada año y normalmente son reelectas), los Diputados y Diputadas oficialistas comenzaban tibios abucheos por el abuso en el uso del tiempo del cordobés, y Máximo Kirchner tamborileaba con sus dedos aburridos e intercambiaba sonrisas con Sergio Palazzo sentado en la banca de al lado.
El PRO aplaudió enfático a Wolff pero se guardó sus palmas cuando Negri terminó con el uso de la palabra, y lo mismo sucedió a la inversa con los radicales, en una muestra más de que los conflictos internos no están solo del lado del oficialismo. Luego de Negri, Martín Tetaz y Rodrigo de Loredo compartieron el tiempo de un turno de alocución para continuar la puesta en escena. El Diputado porteño chicaneó con que un tercio del país estaba celebrando a Massa dentro del recinto mientras que los otros dos tercios estaban protestando afuera, para luego pedir que se normalizara el funcionamiento del cuerpo legislativo. Sólo recibió abucheos del oficialismo y casi ningún aplauso de sus correligionarios.
De Loredo, por su parte, protagonizó uno de los momentos más tragicómicos de la tarde. Afirmó que bajo la presidencia de Massa Diputados no había estado a la altura de las necesidades de la gente, que sesionó y trabajó poco. No contento con eso y ante la cara de póker con la que Massa recibía indiferente todos los dardos opositores, lanzó una pregunta picante: “¿estamos ante un hombre de Estado, o ante un hombre que quiere copar el Estado?”. La referencia fue hacia la elección del año que viene, para la cual de Loredo le pidió a Massa que renuncie desde ahora a una eventual candidatura. La jugada le valió al legislador cordobés los titulares en los portales que estaba buscando así como también la peor abucheada de la tarde. Massa seguía inmutable.
Luego de los radicales intervino Juan Manuel López, de la Coalición Cívica, y después llegó el turno de Graciela Camaño. La Diputada peronista de extensa trayectoria fustigó al resto de la oposición, desde Juntos por el Cambio hasta la izquierda, por su posición abstencionista ante la propuesta del FDT de nombrar presidenta de la Cámara a Cecilia Moreau. Camaño citó algunas diferencias que mantuvo y mantiene con Moreau, pero enfatizó en la importancia de que por primera vez en 158 años una mujer pudiera ser designada al frente del cuerpo legislativo. Por eso adelantó su voto positivo “sin buscarle el pelo al huevo”, y criticó al resto de los opositores afirmando que “hoy que se va a sentar una mujer (en la presidencia) nos ponemos a discutir que el país se está incendiando... hace 15 años que se está incendiando”.
Con la potencia que la caracteriza, Camaño expresó que Argentina sería uno de los pocos países en el mundo en tener “un Poder Legislativo femenino” luego de enumerar las autoridades mujeres del Congreso, y terminó saludando a la inminente nueva presidenta con un “Cecilia, vas a estar en los libros de historia”. Pequeña omisión de Camaño, en su recuento de mujeres autoridades no mencionó a CFK.
Luego de las intervenciones de los bloques restantes, llegó la votación y por primera vez en la historia la Cámara de Diputados quedó a cargo de una mujer. Para ese momento Sergio Massa, Máximo Kirchner y Wado de Pedro habían vuelto al recinto, ya que un rato antes habían desaparecido sorpresivamente los tres levantando todo tipo de suspicacias alrededor de una posible reunión entre ellos. Nuevamente los aplausos bajaron de las gradas y de las bancas oficialistas, mientras los Diputados y Diputadas opositores se limitaban al silencio y la indiferencia ante un hecho de trascendencia histórica.
Moreau se abrazó con Germán Martínez y comenzó su larga procesión de saludos y abrazos con sus compañeros y compañeras hacia el estrado de la presidencia. Breve y concisa como su antecesor, su discurso de asunción duró apenas unos minutos entre los que resaltó su idea de que "es necesario administrar los disensos y buscar los consensos que esperan de nosotros en un momento tan particular". En relación al carácter histórico de su designación como la primera mujer presidenta del cuerpo, Moreau expresó que era para ella un honor y un desafío, y remató afirmando “no voy a gobernar con mis hormonas sino con mi cabeza y mis convicciones políticas”.
Su primera acción al frente de la Cámara fue tomarle juramento al ex militante estudiantil y piquetero Juan Marino, quien asumió una banca a partir de la renuncia de Massa. Marino, quien proviene de una fracción que se escindió del Partido Obrero, pasó por una alianza con Amado Boudou y Luis D´Elía, juró “por el salario básico universal, para que la deuda la paguen los que la fugaron” y completó “viva la lucha estudiantil, viva la lucha obrera y piquetera, viva la lucha de todas, todos y todes”. Con ese juramento quedó sellada la última sesión de Sergio Massa al frente de la Cámara de Diputados y la primera de Cecilia Moreau como presidenta del cuerpo.