La purga del huracán Karina no para: Ahora arrodilló a Santiago Caputo

A medida que se consolida en el Gobierno y busca ampliar su base de sustentación política, el oficialismo se ve enredado en sus propios conflictos internos por el poder. Lo que en un principio funcionaba como un armonioso “triángulo de hierro”, una especie de familia ensamblada entre los hermanos Milei y el asesor estrella del presidente, Santiago Caputo, fue con el tiempo descomponiéndose al ritmo del avance de los intereses particulares de cada parte. Con Milei como vértice principal de mando, las tensiones se fueron trasladando entre las dos otras patas del triángulo, cada una con sus propias aspiraciones y estrategias. Ese conflicto, que tuvo distintos capítulos, parece haber llegado finalmente a una resolución. 

Ayer por la tarde, Santiago Caputo firmó su afiliación a LLA CABA, en un gesto de capitulación ante la jefatura de Karina. Lo que podría entenderse como un gesto lógico dentro de una fuerza política, que sus principales referentes se afilien al partido, tras un doble click muestra en este caso en particular un ordenamiento político por parte de Caputo frente a El Jefe y su principal aliado, Lule Menem.

La sobreactuación del hecho no hace más que reafirmar esta lectura. El Twitter oficial de LLA CABA, manejado por Karina, festejó ayer con bombos y platillos la firma como si se tratara de la incorporación de un jugador estrella a un equipo de fútbol. Los dos posteos alusivos mostraron a la primera plana del tream Karina supervisando la firma: el propio Milei, El Jefe, Lule Menem y Pilar Ramírez, delegada de Karina para la batalla porteña, miraron atentos al joven asesor estampando su pertenencia al partido que Menem y la hermana del presidente construyen con empeño.

Las fotos dicen mucho. Las sonrisas forzadas de los intervinientes, y un abrazo extraño entre el triángulo de hierro donde se ve a un Milei con cara desorbitada, a Caputo con sonrisa de niño que acaba de recibir un juguete y a Karina de espaldas y desfachatada, revelan a simple golpe de vista lo incómodo y lo forzado del hecho.

El contexto también dice mucho. Karina viene impulsando una purga interna que ya tuvo víctimas pesadas al interior del oficialismo, como la reciente expulsión del partido de Ramiro Marra. El Jefe no negocia y ajusticia a cualquiera que desafíe sus lineamientos. 

Entre sus víctimas, junto a Marra, se encuentran otros como el ya ex funcionario Eduardo Serenellini, que estuvo a cargo de la Secretaría de Prensa durante más de un año, un lugar que Karina quiere controlar directamente y para lo que se sacó de encima al conductor televisivo devenido en funcionario libertario. 

En los últimos días El Jefe hizo otra movida fuerte, en línea con la expulsión de Marra. La víctima fue el vicejefe de gabinete, José Rolandi, un sobreviviente de la banda de Nicolás Posse que se acomodó bajo la jefatura de Guillermo Francos luego de que el “amigo” del presidente saliera eyectado del Gobierno. Posse fue acusado en su momento de filtrar información y de espiar a miembros del oficialismo, entre ellos a la propia Karina. No hubo retorno en el vínculo con Milei, con quien mantenía una estrecha relación desde su tiempo compartido en la corporación de Eurnekian.

Jugador de Posse en la estructura del Gobierno, Rolandi sobrevivió a su salida y desarrolló un papel importante en la aprobación de la ley bases, lo cual le dio crédito de supervivencia. Pero la desconfianza de Karina nunca terminó, y en los últimos días El Jefe sacó a Rolandi de la Casa Rosada, trasladándolo al Edificio Shell, y lo expulsó del chat del gabinete, tal como reveló La Nación.

En ese contexto se dio ayer la capitulación de Caputo ante Karina y Lule Menem, ante la atenta mirada del propio Milei. El líder de los Peaky Blinders buscó desde un inicio su propia línea al interior del oficialismo. Se encargó de conformar y comandar los ejércitos de  trolls y la estrategia digital y discursiva del Gobierno, y llevó unos meses atrás esa construcción a un armado concreto: Las Fuerzas del Cielo, el “brazo armado” libertario, debutó políticamente con un rimbombante acto de reminiscencias fascistas en noviembre, prometiendo erigirse en una tendencia dentro del Gobierno.

Desde ese momento las tensiones entre Caputo y Karina se incrementaron. Al Jefe no le gusta nada que florezcan líneas internas por fuera de su control, y el impulso que se le venía dando a ese grupo conducido por Caputo, con la presunción de una posible candidatura del Gordo Dan como frutilla del postre, tensaron la cuerda al extremo.

Iniciada la purga, el propio Gordo Dan tuvo que salir a reafirmar su “lealtad” con Milei luego de la expulsión de Marra, un actor con cierta relevancia en el mundo juvenil y de las redes libertarias que orbitaba más su galaxia que la de Karina y Menem. Fue un gesto más de la sumisión de ese grupo ante El Jefe, como el de ayer del propio Santiago Caputo, que tuvo que sumarse a las filas directamente conducidas por Karina.

No será seguramente el último episodio en la novela, pero en un año electoral y en el que la principal vocación del oficialismo pareciera ser la reafirmación y consolidación de lo propio, presentando listas y candidatos puros en cada distrito que le sea posible para terminar de comerse al PRO y erigirse como única alternativa del antiperonismo, tampoco es poco relevante la gestualidad de conducción y mando que exhibió ayer Karina arrodillando a un pesado como Santiago Caputo. El huracán está en llamas y su purga no se detiene.