Los gobernadores a los que Milei abrazó y los que no
18 mandatarios provinciales pusieron su firma al Pacto de Mayo ante la mirada del presidente, en un silencio que cortaba el aire. Cuáles fueron los saludos más enfáticos y los más fríos entre Milei y los gobernadores.
Con una importante puesta en escena, en la madrugada de este miércoles 9 de julio, el presidente Javier Milei tuvo finalmente su tan perseguido Pacto de Mayo. La firma del documento se dio dentro de una sala de la histórica Casita de Tucumán, y estamparon su nombre los mandatarios de 18 distritos, junto a los representantes de las dos cámaras legislativas, el propio Milei y su hermana Karina. En el momento de sellar el pacto, cada gobernador dejó un gesto particular junto al presidente. Una a una, cómo fueron cada una de esas firmas que oscilaron desde efusivos abrazos hasta fríos saludos de manos.
Dispuestos en dos filas simétricas a ambos lados de la sala, los mandatarios provinciales y funcionarios del Gobierno vieron entrar a Milei, que atravesó el salón hacia el lugar donde estaba el atril y el acta, con una particularidad: el presidente eligió el lado izquierdo para pasar saludando a los gobernadores y no hizo lo mismo con los que estaban del otro lado. Una vez al lado del acta, Milei se dispuso a recibir uno a uno a los mandatarios, a quienes saludó con distinto énfasis, para luego supervisar con su mirad ala firma de cada uno de ellos.
El primero en firmar fue el anfitrión, Osvaldo Jaldo, quien estuvo a los abrazos con Milei desde su llegada un rato antes a la provincia. El momento de su firma no fue la excepción, y el cariño mutuo expresado coloca al tucumano en el top del ránking de abrazos del primer mandatario.
Después de Jaldo fue el turno de los titulares del Senado y Diputados. Aquí se dio otra particularidad, generada por la ausencia de Victoria Villarruel, que acusó un estado gripal para permanecer en Buenos Aires. En su lugar firó el senador y presidente provicional de la Cámara Alta, Bartolomé Abdala, y luego el titular de Diputados, Martín Menem. A pesar de ser de su riñón político, ninguno de los dos recibió un abrazo remarcable por parte de Milei.
Tampoco lo tuvo su hermana Karina, Secretaria General de la Presidencia, que firmó luego de Menem y posó sonriente junto a Milei tras un tibo saludo. La firma de Karina resultó llamativa en tanto no ostenta un rol institucional que la coloque en la línea de sucesión de la presidencia, como sí lo tienen los titulares de ambas cámaras y lo que se infiere fue el motivo por el que fueron invitados a firmar. En el caso de la hermana del presidente, su lugar es el de una funcionaria más del Poder Ejecutivo, por l oque no cabe otra explicación para su firma que el lugar político de privilegio que ocupa en el armado oficialista.
Detrás de Karina llegó el segundo gobernador, el catamarqueño Raúl Jalil. A pesar de haber sido uno de los principales impulsores de la candidatura de Sergio Massa el año pasado, Jalil es uno de los mandatarios peronistas que más rápidamente se acercaron al presidente, interesados en las inversiones mineras que el RIGI puede generar en su provincia. El cruce con Milei en el momento de la firma fue frío y apenas formal, un apretón de manos sin abrazo que fue al top de los saludos menos efusivos de la noche.
Luego fue el turno del chaqueño Zdero, quien tampoco se llevó más que un apretón de manos con Milei. E inmediatamente después se dio uno de los cruces más esperados, cuando llegó el momento de la firma de Ignacio Torres, gobernador de Chubut a quien Milei atacó con virulencia luego del tratamiento y el fracaso de la primera ley bases, comparándolo incluso con un niño con síndrome de down. El saludo fue con sonrisa mutua y sin mucho rastro de esa tensión de unos meses atrás, que estratégicamente ambos ocultaron.
Otro de los que tuvo saludo privilegiado fue Jorge Macri. El Jefe de Gobierno porteño subió al atril después de Torres y saludó a Milei con un beso previo a la firma, y con un abrazo posterior. Entre sonrisas, los dos disimularon la tensión actual entre Mauricio Macri y el presidente, que se expresó, por ejemplo, en el reclamo que el mandatario porteño hizo al Gobierno nacional para recuperar parte de su coparticipación y que el oficialismo respondió positivamente.
Atrás de Macri pasó Martín Llaryora, el cordobés que no pudo ser anfitrión del evento producto de las idas y vueltas políticas del presidente para con las provincias, el retraso en la aprobación de la Ley Bases y las dificultades provocadas por los tratos del presidente que hicieron imposible vehiculizar el acuerdo originalmente pautado para el 25 de mayo en La Docta. Llaryora, que sigue pidiendo por la inclusión de políticas que fomenten la producción en el rumbo del Gobierno, se mostró eufórico junto a Milei, que también lo abrazó con énfasis. Otro saludo para el top del ránking.
Quizás el momento más incómodo llegó con el turno de la firma de Gustavo Valdés. El correntino llegó a Tucumán envuelto en el escándalo por la desaparición de Loan, y el mismo día de la firma del pacto las movilizaciones en Corrientes alternaban entre el intento de cortar el puente General Manuel Belgrano con la presencia en la puerta de la casa del gobernador. Valdés firmó rápido y, visiblemente incómodo, hizo unos pasosa para volver a su lugar antes de sacarse la foto protocolar con Milei, como si estuvira apurado por salir del centro de la escena. Tuvo que volver y hacer la foto, dejando uno de los momentos más curiosos de la noche.
Rogelio Frigerio y Carlos Sadir fueron los siguientes firmantes, con saludos protocolares sin nada que destacar. Detrás de ellos subió otro de los abrazados por Milei, el mendocino Alfredo Cornejo, que correspondió al presidente en su énfasis. Otros dos saludos con pocas pompas vinieron luego con las firmas de Hugo Passalaqua y Rolando Figueroa.
Detrás de ellos se dieron dos extremos. Primero, el frío saludo entre Milei y Alberto Weretilnek, gobernador de UP que hoy disputa con Axel kicillof la instalación de una planta de licuefacción en su provincia, lo cual lo hizo volcarse al apoyo al RIGI. Apenas un apretón de manos sin mucha expresividad por parte de ambos, similar al saludo con el catamarqueño Jalil. Pero después fue el turno de otro filo peronista devenido en aliado periférico del Gobierno, el salteño Gustavo Sáenz, que pasó poncho en hombro al momento de la firma, se estrechó en un sentido abrazo con el presidente, conversó con él en torno a su bastón y al bajar incluso fue a buscar y saludó a Karina. Otro saludo a la cúspide del ránking.
El sanjuanino Marcelo Orrego y el puntano Claudio Poggi tuvieron sus saludos formales, sin nada resaltable. Luego, y casi finalizando la lista, llegó el turno de otro mandatario sobre el que caía alguna expectativa por cómo sería su actitud frente a Milei y viceversa. El santafecino Maximiliano Pullaro, otro protagonista de cruces y jugadas parlamentarias contra Milei, también se inclinó por esquivar las tensiones, se abrazó con el presidente y ambos se mostraron más distendidos de lo que hubiera exigido el momento institucional.
El último gobernador en firmar fue el último en confirmar su presencia. El santiagueño Gerardo Zamora, otro de los impulsores de la candidatura de Massa el año pasado y mandatario de una de las pocas en que el peronismo ganó el balotaje, fue quizás el más frío y serio a la hora de acercarse a Milei y firmar el acta. Apenas un estrechón de manos y una sonrisa forzada fue el contacto entre ambos.Milei cerró la instancia estampando su propia firma, y su ya clásico "viva la libertad carajo".
Luego los mandatarios, funcionarios y el presidente posaron para las fotos de rigor y volvieron a salir para que el primer mandatario enunciara su discurso, en el que agradeció "tanta grandeza" a los gobernadores entre los que, minutos antes, repartió cálidos abrazos y fríos apretones de manos.