Alberto “Bertie” Benegas Lynch refunfuñaba cuando notó que, a diferencia del primer debate presidencial en la Facultad de Derecho de la UBA, en lugar de atravesar el Bar de Bellas Artes para ir por la puerta principal, debía retomar y pasar por debajo del puente de la Avenida Figueroa Alcorta para llegar a una entrada lateral. “La otra vez no era así”, se quejaba pícaramente ante la pregunta de este cronista que lo alertaba del cambio de acceso.

La desorientación del electo primer Diputado Nacional por La Libertad Avanza (LLA) para la Provincia de Buenos Aires se trasladó al conjunto de la fuerza de Javier Milei, que vivió una tarde noche de zozobras en la previa al último debate presidencial, y sobre todo en el durante, en el que Massa lo domó en la mayoría de los pasajes.

Una táctica que le sirvió de mucho al conjunto ultraconservador en el primer debate presidencial que se hizo en la Ciudad de Buenos Aires antes de la elección general del 22 de octubre fue que cada integrante apareciera en las inmediaciones de la UBA para dar notas a los medios de comunicación. Era algo lógico, Milei había salido primero en las PASO y el aura de “rockstar” foráneo de la política “anticasta” aún le hacía conservar su halo ganador. En la victoria es más fácil salir a dar la cara.

La escena de la tarde de este domingo soleado pero fresco era diametralmente distinta. Con un contexto de suma paridad en los sondeos hacia el inminente balotaje, y con una lista de voceros partidarios que fue mutando con el correr de las semanas, al calor de declaraciones polémicas, los encargados de dar el parte por el bando “libertario” también se fueron restringiendo. El hipotético ministro de Interior Guillermo Francos escapó rápidamente. Tampoco se lo pudo ubicar dentro de la facultad.

Quien sí se tomó un instante fue la eventual ministra de Relaciones Exteriores Diana Mondino: “La clave de este debate está en la honestidad y transparencia de Javier Milei, y en las mentiras y el humo de Sergio Massa”, resumió en una conversación a trote, urgida por atravesar el lugar donde se concentraban algunos simpatizantes del “León”.

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Justamente Milei ya estaba dentro de la facultad mucho rato antes de que llegaran sus colegas. A diferencia de Massa, que había hecho pruebas de cámaras el sábado, el economista representante de la Escuela Austríaca encomendó a su hermana Karina que fuera ese día, y recién en la misma tarde del debate se presentó para practicar su puesta en escena.  

Algunos invitados para acompañar a Massa eran caras nuevas que no estuvieron para el debate previo a las generales de octubre: Natalia de La Sota, Juan Manuel Urtubey, Graciela Camaño, Mónica Fein, Ricardo Alfonsín, Martin Balza y Carlos Maslatón.

La comitiva de cincuenta personas de LLA acreditadas para acompañar a Milei eran “viejos conocidos”: Carolina Píparo, Marcela Pagano, Ramiro Marra, Santiago Caputo, Nicolás Posse, y los mencionados Francos y Mondino, como figuras más notorias.

Llamaba la atención algo que en las horas previas se esparcía como rumor y luego se concretaría. No había ningún miembro de los “halcones” PRO para presenciar el último debate de su aliado político. Con un Mauricio Macri de viaje, al menos se esperaba alguna presencia del entorno de Patricia Bullrich, que en las últimas horas había filmado un spot con la candidata a Vicepresidenta Victoria Villarruel.

Nada de eso sucedió, y los trascendidos de un clima caldeado a la interna de la nueva alianza opositora, se sustentaba en las complicaciones que Milei afronta con la Cámara Nacional Electoral por la falta de presentación de las boletas necesarias para el balotaje y las complicaciones con los fondos para la fiscalización.

A ese ambiente enrarecido, se le sumaba el fresco de la calle. Pasadas las seis de la tarde, la coqueta Recoleta todavía mantenía su postal de jornada de descanso y de paseos. La Plaza Francia aún cobijaba a familias con sus set de mates y facturas, a parejas caminando por las sendas, y a runners y ciclistas que aprovechaban para hacer su rutina, que seguramente se complica durante los días laborales. Era una imagen recurrente ver gente sacando sus camperas rompevientos, buzos o saquitos.

La ventisca fresca también marcó el clima del “aguante” en las afueras de la facultad. Con un kirchnerismo que no se moviliza por Massa para este tipo de eventos, las miradas reposaban en la concurrencia de simpatizantes de Milei. Pero en definitiva, solo llegaron algunas decenas, un número bastante magro para la inminente definición que se avecina.

Bocinazos, aplausos, pancartas de “Peronismo/kirchnerismo/massismo= comunismo”, banderas en contra del “Fraude electoral”, bombos y redoblantes, banderas argentinas con consignas contra Massa retumbaban tímidamente contra las vallas que separaban a los convocados simpatizantes de LLA de los invitados. Alrededor paraba una camioneta tuneada en negro y dorado con el logo del “león”.

“Los tiempos de la justicia siempre son diferentes a los de la gente común, pero no tengo dudas de que en las primarias hubo fraude”, decía sin pruritos una señora de unos sesenta años, que unos minutos más tarde sería contradicha por la diputada electa Pagano, que confirmó que no hay notificaciones ni pruebas. “Se siente, se siente, Milei Presidente”, “La casta tiene miedo”, sonaban como himnos callejeros de fondo.

Miraban azorados algunos turistas, otros curiosos, y también los vendedores ambulantes. “Yo al ‘peluca’ no lo voto, no me da confianza para gobernar”, razonaba un joven que le vendía a este cronista una de las últimas promociones de chipa a dos por quinientos pesos. Con la caída del sol hasta se asomaba “El Zorro” andando en bicicleta con su sable y una bandera argentina.

Llegadas las ocho de la noche, la expectativa se trasladó hacia adentro de la facultad. Entre los sets de televisión, el café con medialunas, y las charlas y saludos entre periodistas, agentes de prensa de las fuerzas, y los propios políticos, se llegaba a los minutos previos al momento decisivo del comienzo del debate.

De LLA no había rastros. Solo Villarruel se presentó una hora antes en una mesa de los canales de televisión que transmitían desde el recinto para ratificar que no hay “cortocircuitos” entre su equipo de campaña y el de Juntos por el Cambio (JxC). Reconoció las dificultades para garantizar las boletas en varios distritos, y que “hay que aceitar las relaciones un poco más”. “Esta es nuestra primera elección nacional”, resumía entre risas e incomodidad por las preguntas de los periodistas de LN+Nuevamente las complicaciones de una fuerza primeriza en el primer plano.     

Lejos de los contratiempos de una fuerza primeriza, otros referentes del peronismo se movían como peces en el agua. Consultado por Diagonales, el gobernador de Santa Fe Omar Perotti, conocedor como pocos de los momentos en la política, no dudó en subirse al tren de Massa. Señaló que el ministro candidato se impondría en el debate por su "carácter", "temperamento" y "firmeza", y que una victoria de Milei sería "volver atrás". 

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Y por fin llegó el momento de la verdad. A las nueve en punto Milei y Massa se presentaron en el auditorio y arrancaba un debate que en la sumatoria de las transmisiones alcanzaría los casi cincuenta puntos de rating.

En todo momento, Massa hizo gala de su expertise de político de raza. Si de algo le sirvieron las décadas de militancia partidaria y su procedencia de “casta” política, era para poner en práctica la experiencia y la preparación que Milei no pudo mostrar en ningún pasaje. 

Massa desequilibró a Milei con preguntas que sacaron al “libertario” del libreto, manejó los tiempos casi a su antojo, impuso las tendencias de conversación y salió del último cruce cara a cara antes de las urnas con halo ganador.  

Quizás lo mejor de su repertorio se vio en la primera parte de la contienda en la que pudo despejar cualquier tipo de crítica hacia su gestión económica y llevó a que Milei se limitara a contestar sus preguntas “por sí o por no”.

El “libertario” deambuló por la cornisa: eliminar subsidios, privatizar vaca muerta, los ríos y mares, aerolíneas, terminar con el Banco Central, la dolarización, fueron algunos de los temas en los que trastabilló por insistencia de Massa. Milei titubeo cuando tuvo que defenderse por reconocer la autoridad de Magaret Thatcher y los kelpers de las Islas Malvinas. Todo salía a la luz, para desgracia del candidato de LLA. Incluso cuando Massa consiguió la risa de desaire e incomodidad, tras lanzarle: “Te escribió Macri”.  

La táctica de Massa de golpear con las preguntas directas, como anticipaba su equipo de trabajo, le daba réditos en los primeros dos ejes de debate: Economía y Relaciones Exteriores. A eso se le sumaba la “tos” prefijada para incomodar a su contrincante, algunos dardos vinculados al pasado laboral de Milei en el Banco Central, la alusión a la falta de test psicotécnico del “libertario”, y a la posesión familiar de bienes en el exterior, junto con el recordatorio del pasado de Milei en la corporación de Eduardo Eurnekian, también venían incluidos en el combo ganador de la noche.

Massa además pudo evadir los ataques de un Milei que tiraba manotazos de ahogado y que, al menos, como punto a su favor no se desestabilizó emocionalmente con insultos. Para evitar que Milei se victimizara, Massa adoptó un tono menos potente en la segunda parte del debate, pero de todas formas pudo dejar al descubierto la ignorancia del economista en aspectos del funcionamiento del Estado.

Esto fue así en aspectos de los ejes de Trabajo y Producción, y de Seguridad. Desde el desconocimiento del sistema de gestión de expedientes del Estado, pasando por la atribución de las jurisdicciones para combatir la inseguridad, hasta la negación de la disparidad salarial entre hombres y mujeres, todos fueron traspiés para el candidato de LLA. Previamente, en el eje de Salud y Educación, había conseguido arrancar que en el plan de Milei estaba el arancelamiento de las universidades públicas.

Massa llegó al momento final, cuando abordó su mensaje de unidad nacional en el eje de Derechos Humanos y Convivencia democrática, con el partido casi definido. Incluso se permitió dejar afuera temas que para Milei se convertirían en verdaderos escollos: portación libre de armas, venta de órganos, negacionismo de la última dictadura militar y, el más reciente, proliferación de las sociedades anónimas en el fútbol argentino.

La algarabía en la comitiva de Massa era evidente a la salida del auditorio. El final había dejado muy conformes a los miembros de la comitiva de UP, a pesar de que como artilugio intimidador desde el bando “libertario”, arremetieron con el grito de “la casta tiene miedo” para mostrarse imperturbados ante la performance avasallante de Massa. Graciela Camaño, Gabriel Katopodis y Juan Manuel Urtubey se mostraban muy satisfechos ante las cámaras, grabadores y celulares que se les abalanzaron para obtener declaraciones. 

“Sergio fue el que mejor expresó sus ideas, el más sólido. La verdad, hay dos candidatos a presidente, pero presidente hay uno solo”, sentenció el candidato a vicepresidente de Massa, Agustín Rossi, consultado por Diagonales a la salida del debate. 

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En esa misma línea, el titular de la CGT, Héctor Daer, señaló a este medio que el actual ministro de Economía mostró "un proyecto de desarrollo de país". "El otro candidato parecía que andaba en un globo aerostático", chicaneó. 

Del lado de LLA, había que “defender los trapos”. Y para esa misión, la tarea recayó en las mujeres: Diana Mondino, Marcela Pagano y Victoria Villarruel dieron la cara y sostuvieron ante la prensa a su candidato para evitar un mayor colapso que determinara la derrota absoluta.

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“Yo estoy muy contenta porque Javier superó la expectativa que teníamos. Era importante que ante cada chicana (de Massa), Javier recordara que era una mentira. Creo que eso quedó clarísimo. Me dio mucha gracia cuando le dijo que era Pinocho”, expresó Pagano a Diagonales.

Cuando fue consultada por los chispazos internos entre LLA y los halcones de JxC tampoco dudó en mantenerse fiel a la línea fundadora: “Nosotros somos La Libertad Avanza. Acá estamos los mismos de siempre, que acompañamos desde el inicio a Javier Milei”.

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Ignacio Zuleta Puceyro señaló que “desde el punto de vista técnico, hubo superioridad de Massa”. “Pudo instalar un debate en el que se convirtió en interrogador de su oponente y fijar la agenda. Milei cedió mucho espacio”, subrayó.

El consultor no cree que este último debate incida en la decisión final del electorado indeciso porque no se plantearon “ideas generales”, ni tampoco se pudieron ver, en su óptica, los ejes de “continuidad” o “cambio” que determinan el rumbo de la elección ni se pudo abordar qué figura representa cada candidato. Sentenció que ganará el que mayor “esperanza” infunda en el electorado y no es definitoria la sensación de “miedo”.

En ese poroteo tan fino, un Massa profesional y preparado para la acción política subió algunos peldaños, de cara al partido definitivo del próximo domingo, contra un rival que sufrió por su amateurismo.