Por estas horas el gobierno de Javier Milei evalúa y acelera los tiempos para la compra de dos submarinos por un total de US$1000 millones a la empresa Naval Group, una compañía semipública (el Estado francés tiene el 60% del capital)

Se trata de dos naves Scorpene, submarinos de combate que tienen un valor de US$500 millones cada uno.

La Armada Argentina tiene una comisión técnica que se encarga del contacto con la empresa francesa mientras que el ministro de Defensa, Luis Petri, enviará en los próximos días una carta de intención de compra al gobierno de Emmanuel Macron para empezar a negociar la adquisición. 

La construcción de los submarinos puede durar hasta 7 y el Ejecutivo analiza realizar una parte de ese trabajo en la Argentina, aunque aún no hay nada definido. 

Las naves Scorpene son la primera opción del Gobierno, pero analiza otras dos opciones en caso de no llegar a un acuerdo con la empresa francesa respecto de un plan de pago. La segunda alternativa son los submarinos alemanes Thyssen modelo 209, que posee un comando de armas integrado y un sistema avanzado de frecuencia baja de detección. El tercer modelo que evalúa Casa Rosada son los submarinos Ula que usa la marina noruega. En este caso se trata de naves usadas.  

En la actualidad y desde noviembre de 2017 cuando se hundió el ARA San Juan, Argentina no tiene submarinos en actividad. “El gran desafío es recuperar la capacidad de submarinos. Estamos haciendo todos los esfuerzos, todos los estudios y escuchando todas las ofertas posibles para que la República Argentina recupere esa capacidad″, señaló Petri.

De esta manera, el mismo Gobierno que asegura que incrementar el presupuesto universitario o una reforma jubilatoria para aumentar los haberes previsionales son imposibles porque 
“no hay plata” y se pondría en peligro el equilibrio fiscal, analiza gastar mil millones de dólares en la compra de submarinos a empresas extranjeras.