El jueves pasado, un ambiente tenso y de incertidumbre se apoderó de la sede de la Sociedad Rural Argentina (SRA) en Buenos Aires. La tranquilidad habitual de la institución se vio abruptamente interrumpida por un ataque con explosivos que dejó a varias personas afectadas. En medio del caos y la confusión, la policía se puso en acción y, tras una intensa investigación, logró detener a Alberto Santiago Soria, el principal sospechoso del atentado

Su arresto se produjo después de un allanamiento en su hogar, ubicado en la intersección de Juan B. Justo y Chivilcoy, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La orden de detención fue emitida por el juez federal Daniel Rafecas.

Los paquetes explosivos, que habían sido enviados con una intención clara, estaban dirigidos al presidente de la Asociación, Nicolás Pino. En un momento de pánico, la secretaria de Pino abrió uno de los paquetes y sufrió heridas leves en el rostro, un recordatorio aterrador de la fragilidad de la seguridad en tiempos convulsos. El otro paquete, destinado al vicepresidente de la entidad, Marcos Pereda, fue desactivado por el personal de la Brigada de Explosivos de la Policía de la Ciudad, quienes actuaron con rapidez y pericia ante la amenaza inminente.

El sospechoso, un agente inmobiliario, fue identificado durante una cuidadosa investigación llevada a cabo por la División Investigaciones Especiales de la Policía de la Ciudad, en colaboración con el Juzgado Federal N° 7. Los investigadores, en su búsqueda de respuestas, realizaron un exhaustivo análisis de las cámaras de seguridad que rodeaban la zona, lo que les permitió rastrear el trayecto del sospechoso. Se supo que Soria había utilizado dos líneas de colectivos para moverse, por lo que se inició un estudio detallado de las tarjetas SUBE que había utilizado durante su viaje.

Uno de los elementos más reveladores en la investigación fue un análisis comparativo científico conocido como antropo-scopométrico. Este procedimiento permitió cotejar el rostro y la postura corporal del sospechoso con los registros obtenidos de las cámaras de seguridad, y el resultado fue contundente: el análisis arrojó un resultado positivo, lo que llevó a los investigadores a la certeza de que Soria era el autor del ataque. Con la evidencia en mano y el tiempo apremiando, se ejecutó su detención.

Durante el allanamiento en su domicilio, los investigadores descubrieron pruebas que reforzaban la hipótesis de su participación en el atentado. Entre los hallazgos, se encontró una guía “T” de la ciudad de Buenos Aires, un objeto que, a simple vista podría parecer insignificante, pero que contenía anotaciones manuscritas que indicaban la ubicación exacta de la oficina de la Sociedad Rural.