Ritondo: "La gente nos pide que volvamos, que con nuestro Gobierno estaban mejor"
El precandidato a primer diputado nacional por el espacio de Patricia Bullrich en Juntos por el Cambio recibió a Diagonales en su despacho frente al Congreso de la Nación. Habló de la situación del país, de la necesidad de ‘reformas estructurales’ y aseguró que cree “en el poder de liderazgo que tiene Patricia”.
Cristian Ritondo no pierde un solo segundo y vive como encara la política: muy intensamente y de forma frontal, sin vueltas. Ya de muy joven entró a la política. En 1979, a los 13 años, militó en espacios del peronismo hasta el 2002 en la zona oeste de la Capital Federal, en su Mataderos natal. En ese espacio ocupó diversos cargos, que incluyeron la asesoría del presidente de bloque de concejales del PJ en el Concejo Deliberante del por entonces municipio de la Ciudad de Buenos Aires entre 1986 y 1987, cargos en la juventud partidaria, entrados los años ’90, fue jefe de asesores de la Comisión de Seguimiento de Fuerzas de Seguridad e Inteligencia de la Cámara de Diputados de la Nación.
En 1998, el por entonces presidente Carlos Menem lo designó director del Instituto Nacional de la Administración Pública, y luego fue nombrado jefe de gabinete de la Secretaría de Seguridad Interior del Ministerio del Interior hasta 1999. En 2002, durante la presidencia de Eduardo Duhalde fue subsecretario del Interior de la Nación, y un año después asumió como diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires. Su último paso por el PJ fue en el 2007, cuando integró el bloque del Peronismo Federal.
Pero ese mismo año, Ritondo recaló en el nuevo espacio que conformó Mauricio Macri, y fue uno de los fundadores en 2008 del actual Propuesta Republicana (PRO), que anteriormente se llamaba Compromiso para el Cambio. Lo que le sigue es la parte de su historia más conocida: presidente del bloque del PRO en la legislatura de la Ciudad hasta 2011, y luego vicepresidente primero en ese mismo recinto hasta el 2015; ministro de Seguridad de María Eugenia Vidal los cuatro años de su gestión en la Provincia de Buenos Aires; y ahora diputado nacional por la provincia de Buenos Aires desde 2019.
Cuando no está haciendo política, el tiempo es para la familia: “Trato de estar con mis hijos, miro series, intento jugar al fútbol con mis amigos, hago lo más que puedo en los ratos libres”. Cristian intenta ver a sus hijos el mayor tiempo posible, y como estudian en la Ciudad de Buenos Aires, relega la tranquilidad de su casa en la zona norte del conurbano para acompañarlos en la “ciudad de la furia”. “Si no fuera así, no podría verlos nunca”, afirmó.
Señaló a Diagonales que el acompañamiento de su familia es “fundamental” para todas las cosas que hace durante el día y para afrontar el desgaste de una nueva campaña en su haber. “Siempre me sentí acompañado. Lógicamente ahora mis hijos tienen una edad en la que son más permeables a las redes sociales, a los ataques, y todo eso, que es lo que más molesta”.
A toda la rutina cotidiana se le suman otros dos grandes desafíos: llevar adelante la empresa desarrolladora familiar, y participar de la actividad política en el club de sus amores, Independiente. Allí integra la comisión directiva junto con su amigo y compañero de JxC, el precandidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires por el espacio de Patricia Bullrich, Néstor Grindetti.
Como buen competidor, cuando se le preguntó por su papel en Independiente y antes de entrar en el barro de la política nacional, Ritondo se anticipó y no pudo ocultar su sorpresa por la designación de Bullrich para que Grindetti fuera el precandidato que disputaría la gobernación, lugar que el exministro de Seguridad bonaerense esperaba que fuera para él: “Yo lo metí en el quilombo de Independiente a Néstor, le dije que participe de la comisión directiva, que por mis tiempos no iba a poder estar. La verdad que todo hacía pensar que el candidato a gobernador iba a ser yo. Pobre Néstor, pero le dio más popularidad”.
Este fue el pie perfecto para que Ritondo se meta de lleno a hablar de la campaña y lo que le deparará a la Argentina en los próximos tiempos.
¿Cómo analizás la situación del país?
-Veo una Argentina muy complicada, está lejos de cómo queremos vivir los argentinos. Eso hace a unas expectativas negativas para los más jóvenes, para los chicos de 18, 19 años. Cuando llegó la democracia, el sueño era realizarse dentro del país, no irse a vivir afuera. El otro día, en una recorrida en Rafael Calzada, un chico me contó que tiene un comercio que es de los padres y lo tiene que atender todo el día, y también me dijo que está estudiando y que con su novia, si las cosas no le salen planean irse. Y eso se multiplica en toda la Argentina. No es que piensen esa opción para desarrollarse profesionalmente y dotarse del uso de nuevas tecnologías para volver a realizarse en el país. Ni siquiera se van para cumplir un sueño, sino simplemente para tener un trabajo digno.
“SE VAN DEL PAÍS PARA TENER UN TRABAJO DIGNO”.
Cuando ves que el 45 por ciento de la población está por debajo de la línea de la pobreza ya te das cuenta o cuando ves que los jubilados o pensionados subsisten a duras penas si tienen algo ahorrado. También le va mal al que tiene un departamento y tiene que alquilarlo, por esta ley de alquileres que hoy rige.
¿Además de la acuciante situación económica, que otros problemas ves como más urgentes?
-Hay una sucesión de hechos que antes no se vivían, como la inseguridad. Hoy sos un rehén en tu propia casa a las 7 de la tarde. Cuando caminamos por las calles, la gente nos pide que volvamos, que en nuestro gobierno estaban mejor. No es que no había delitos, pero sí cuando me tocó estar en el área de Seguridad hubo un fuerte impulso para golpear al narcotráfico, pegarle a las mafias, bajar los índices de homicidio violento, de forma escalonada pero muy rápidamente en un 36 por ciento.
“LA GENTE NOS PIDE QUE VOLVAMOS, QUE EN NUESTRO GOBIERNO ESTABAN MEJOR”.
Lo mismo que los secuestros extorsivos, que bajaron en un 90 por ciento. Pudimos desactivar a los ‘piratas del asfalto’ y batallamos contra el delito complejo a partir de un trabajo conjunto con muchos municipios. Se veía que había un marco totalmente distinto al que hay hoy.
¿La estructura compleja del narcotráfico que vemos en Rosario puede llegar a las áreas urbanas de la provincia de Buenos Aires?
-Hay que pensar que el narcotráfico es un negocio ilegal que cuanto más vende, más gana. Entonces buscará ampliar su mercado y se buscará otros territorios. La provincia de Buenos Aires, y específicamente el conurbano, por la aglomeración, por situaciones similares y demás puede convertirse en el nuevo Rosario. De hecho, hoy se ve que los barrios donde más difícil está es donde ellos actúan, donde la policía y la justicia no se meten porque no hay decisión política. Al narcotráfico solo se lo combate con decisión política.
“AL NARCOTRÁFICO SOLO SE LO COMBATE CON DECISIÓN POLÍTICA”.
Nosotros tuvimos un presidente, una ministra de Seguridad nacional, una gobernadora y un ministro provincial alineados, y se tomó la decisión política de dar la pelea. Por eso se la dio. Vos vas a pelear con tipos que tienen influencia y dinero, no es una ficción que solo sale en las series. Esto es así y pasa en la realidad: compran periodistas, fiscales, jueces, políticos, policías.
¿Creés que el mensaje de Bullrich (Patricia) de avanzar ‘con toda la fuerza’ fue lo que hizo que estés hoy en su espacio?
-Uno evalúa los momentos del país, los momentos de decisión y el carácter que tiene una persona. Y Patricia demuestra su fuerza y convicción para llevar adelante un cambio profundo y nítido para la Argentina. En el caso de Néstor (Grindetti), de quien soy amigo, demuestra la experiencia de alguien que hizo una reforma estructural en la Ciudad de Buenos Aires cuando fue ministro (de Hacienda de Mauricio Macri entre 2007 y 2015) sin tener nunca mayorías.
“PATRICIA (BULLRICH) DEMUESTRA SU FUERZA Y CONVICCIÓN PARA LLEVAR ADELANTE UN CAMBIO PROFUNDO Y NÍTIDO PARA LA ARGENTINA”.
Esos ocho años fuimos transformando una ciudad que era deficitaria, con problemas económicos y sin claridad fiscal, en una ciudad distinta. Y luego, Néstor también lo demostró en Lanús, donde hay un antes y un después de su paso por la intendencia, con cambios estructurales, con un pleno desarrollo urbano. Cambió y cambió mucho, todo con equilibrio fiscal, que es lo importante.
¿Qué significa lo que plantea Bullrich de que la ciudadanía ‘tome las calles’?
-Hay una mayoría silenciosa en la Argentina. Hay una manifestación de 4000 tipos que reclaman lo que ellos consideran que son sus derechos y hay millones de argentinos que entienden que ellos tienen privilegios y que no son derechos. Entonces la pelea que hay que dar es por ‘el todo’ a favor del laburante y contra los que extorsionan y viven de esos privilegios. Que en definitiva es esa porción de impuestos que todos pagamos a pesar de que sean cosas en las que no estamos de acuerdo.
“HAY UNA MAYORÍA SILENCIOSA EN LA ARGENTINA”.
Y al mismo tiempo hay déficit en las empresas del estado, que se llenan con empleados públicos que son militantes y no mejoran el servicio. Tampoco hay concursos para el ingreso. El cambio en serio tiene que ver con eso, con transformar todas las cosas que ves y decís ‘esto no puede ser’. Pero ese ‘no puede ser’ lo está pagando la gente. Y cuando no lo pagamos con impuestos, lo hacemos con la inflación, porque sabes que a fin de mes los diez pesos son nueve y sigue bajando. Y eso es también impresión y déficit fiscal. Ahí se necesita verdaderos cambios de fondo para proteger al laburante. Es pensar que hay gente que tiene derechos laborales adquiridos pero también hay que pensar en la modernidad laboral, ver qué está pasando en el mundo del trabajo en otros países que hagan que el trabajador informal se pueda formalizar. Lo tenemos que entender y especialmente el sindicalismo. Hay cosas que tenemos que cambiar porque ya cambiaron en el mundo, en países limítrofes. Y no es afectar derechos, es agregar derechos de la modernidad para que se incorporen al trabajo.
“HAY COSAS QUE TENEMOS QUE CAMBIAR PORQUE YA CAMBIARON EN EL MUNDO”.
¿Cómo se traduce esto en el papel que tendrá el Congreso en los próximos años?
-Los debates más importantes tendrán que ver con leyes de reforma del Estado, para que sea más eficiente, que no sea gigante y te pise, ni que sea tan costoso. Cuando digo eficiente quiero decir que hay que repensar qué hacemos con estas 15 empresas estatales que nos dan pérdidas por 5mil millones de dólares anuales y que tienen que mejora la calidad del servicio. Otra es la organización laboral, también hay que crear leyes que permitan garantizar un equilibrio fiscal, que es lo que los argentinos no logramos nunca. Es el equilibrio que lográs en tu casa evitando gastar más de lo que ingresa. Cuando sale más de lo que entra se cubre con emisión o deuda, y en los dos casos es igual de nocivo.
¿Qué diferencia a tu espacio y el de Bullrich con respecto al de Rodríguez Larreta (Horacio)?
-En lo que es nuestro espacio, estoy convencido de que tenemos un buen equipo, que soñamos la Argentina, la provincia de Buenos Aires, la Ciudad de Buenos Aires con Jorge (Macri) igual y tenemos un modelo para seguir adelante. Ambicionamos tener una resolución con orden para el trabajo que tenemos que hacer desde la conducción. Creemos que lograr mayorías y consensos significa lograr acompañamiento para el cambio profundo y que quienes fueron inventores de estos privilegios no nos van a acompañar. Lo harán quienes crean que hay una política para terminar con esto. Básicamente, creo en el poder de liderazgo que tiene Patricia.
Terminan las PASO… ¿van a trabajar juntos desde ambos espacios de JxC?
-Sí, el 14 de agosto comenzaremos a trabajar todos juntos. Esto es una competencia en unidad y hay que cuidar la casa en común. Aquellos dirigentes que no lo hagan, no son tan líderes como dicen.