Si hace tan solo un par de semanas parecía que Santiago Caputo debía irse “de vacaciones” a la Patagonia para descomprimir las tensiones a la interna del Gobierno de La Libertad Avanza (LLA), hoy Javier Milei y su hermana y secretaria General de la Presidencia cuentan con “El Arquitecto” para imprimir una visión más homogénea en el armado del Gabinete.

Tras la renuncia del cuestionado ministro Mario Russo del Ministerio de Salud, los integrantes de la mesa chica del Poder Ejecutivo tomaron las riendas de un armado, que para esta etapa política de mayores complejidades, debe ser más monocromática. Consecuencia directa de esto es que el nuevo ministro de Salud es el cardiólogo y ex titular del Sanatorio Güemes, Mario Lugones.

El médico es Mario Lugones, padre de Rodrigo, partener de Caputo en el esquema comunicacional del Gobierno e ideólogo “libertario”, que vive en España. Se lo cataloga como el cerebro por donde pasan los principales nudos argumentales del discurso libertario, con los que el ejército de trolls afines a Milei apunta los blancos de insultos en las redes sociales contra opositores de cualquier ámbito.    

Caputo se impone contra los “insubordinados” que no respeten el esquema triangular de poder y va llenando casilleros. Sus primeras víctimas habían sido Guillermo Ferraro, del ministerio extinto de Infraestructura; y, nada menos que el jefe de Gabinete y ex compañero de Milei en la Corporación América, Nicolás Posse.

No menos tranquilos están otros funcionarios que no responden al riñon de los Milei y de Santiago Caputo: el ministro de Justicia Mariano Cuneo Libarona, la cuestionada titular de Capital Humano Sandra Pettovello, y el actual jefe de Gabinete, el “conciliador” Guillermo Francos.

Francos fue reprendido por sus declaraciones sobre la falta de suministro energético para las casas particulares durante el verano. El secretario del área Eduardo Rodríguez Chirillo lo puso contra la pared, contradiciéndolo abiertamente. Pettovello, por su parte, afronta una semana en la que se le va a imponer una multitudinaria marcha universitaria por mejores salarios.

La canciller Diana Mondino no la está pasando mejor. Pero quien la mira de reojo es Karina Milei. La virtual interventora Úrsula Basset y el embajador Gerardo Werthein hacen la tarea fina de desgaste.