La virulencia y la velocidad de la transformación estructural de la Argentina impulsada por el gobierno de Javier Milei agarraron descolocado a un peronismo que, a pocos meses de la peor derrota electoral de su historia, aún procesa ese golpe y la inevitable reestructuración interna que implica. En ese contexto, los principales actores del PJ mueven sus fichas cada vez con mayor intensidad semana a semana, acelerando una recomposición que no puede esperar, ante la demanda de buena parte de la sociedad, afectada por el ajuste del Gobierno, de una conducción política que plantee una alternativa.

En ese sentido, la semana que comienza ya dejó e irá dejando episodios determinantes para el presente y el futuro del peronismo. Las discusiones internas por los errores del pasado condicionan lo que vendrá y ya no queda lugar debajo de la alfombra para seguir ocultándolas y posponiéndolas. De su resolución emergerán nuevos equilibrios con los que el partido y el movimiento deberán intentar volver a reconectar con una sociedad que le dio la espalda en las elecciones del año pasado, para frenar la aventura libertaria de refundar las bases del país.

Las paradas de la semana incluyen tanto definiciones partidarias como acciones políticas para adentro y para afuera. Las elecciones internas serán un punto de llegada y de partida al mismo tiempo, y el establecimiento de sus fechas en estos días dará un marco general para los movimientos de los próximos meses. La rosca con otros sectores de la oposición para frenar la Ley Bases en el Senado marcará la capacidad de fuego institucional de un peronismo que ya articula jugadas en social y en la calle, como las recientes movilizaciones o el paro de la CGT. De los resultados de esta semana podrán inferirse proyecciones sobre el porvenir del peronismo en reconstrucción.

CUATRO VOTOS Y CONTENER LO PROPIO

La semana pasada el peronismo asestó un golpe al Gobierno nacional. La adhesión al paro de la CGT por parte de los senadores de UP dejó sin actividad los debates en comisión con los que el oficialismo pretendía lograr un dictamen para que la Ley Bases pudiera pasar a reciento esta semana. El debate se pospuso y en estos días continuará con las exposiciones que cada bloque proponga.

Dirigentes sindicales como Héctor Dáer y Hugo Yasky, de la OIT, industriales, abogados laboralistas y constitucionalistas son algunas de las opciones del menú que UP prepara para intentar ganar el debate sobre los efectos negativos de la Lay Bases y el RIGI. Todo apunta a juntar cuatro votos más a los 33 que ya cuenta como propios en la Cámara Alta, con el objetivo de rechazar en general ambas iniciativas. Allí habrá que atender a la capacidad del peronismo por mantener unido sus dos bloques y garantizar esos 33 votos, entre los que figuran senadores y senadoras de provincias que se mostraron proclives a aprobar la ley y, sobre todo, el régimen de inversiones.

El martes un grupo de industriales junto a gremios metalúrgicos y de la industria se movilizarán al Congreso para meter presión e intentar frenar la aprobación del RIGI. El miércoles el Jefe de Gabinete, Nicolás Posse, deberá responder a las preguntas de senadores en su primer informe de gestión. Serán puntos de inflexión relevantes para evaluar las chances del Gobierno de sacar la Ley y su paquete Fiscal antes del llamado al Pacto de Mayo.

En el peronismo se apunta, de mínima, a retrasar todo lo posible los tiempos de votación para seguir generando un consenso favorable al rechazo. La evaluación de la última semana, paro de CGT y falta de dictamen incluidos, es que la discusión que se generó en torno a las iniciativas legislativas del oficialismo comenzó a resquebrajar el discurso y las posiciones del Gobierno, permitiendo que aparezcan vetas para posibles alianzas en su contra. Si UP consigue estirar una semana más el dictamen podrá sumarse ese punto y seguir construyendo un rechazo que, de conseguirse, sería una estocada durísima para Milei.

RESOLVER INTERNAS

El saldo del Gobierno del FdT y UP aún no cuenta con un consenso común en el peronismo. Las discusiones sobre lo que llevó a la derrota electoral no están saldadas y se proyectan sobre el futuro del movimiento y el partido, incluida una creciente disputa de liderazgos. En vías de solucionar democráticamente las diferencias que no puedan saldarle políticamente, las elecciones internas del PJ aparecen en el horizonte como una herramienta a la cual recurrir en el proceso de reordenamiento.

El lunes amaneció con una noticia potente en este sentido. Máximo Kirchner, presidente del PJ bonaerense a muchos sectores le cuestionan su lógica de conducción y el uso de la lapicera electoral, abrió de la noche a la mañana una puerta que hasta ahora aparecía cerrada bajo 7 llaves. El diputado nacional fijó fecha para las elecciones internas de la pata bonaerense del partido, que conduce desde el 2021 y que deberá tener un nuevo presidente el año que viene.

Kirchner aún tenía margen para tomar esa decisión, por lo que el anticipo a la reunión del PJ nacional del martes, donde también se fijará la fecha `para la renovación de autoridades nacionales, resultó toda una sorpresa. El líder de La Cámpora propuso el próximo 17 de noviembre, día de la militancia, como el momento para los afiliados bonaerenses concurran a las urnas y establezcan una nueva conducción por los próximos cuatro años.

La definición tiene que ser aprobada en la próxima reunión del Consejo provincial, pero con su movida del lunes Kirchner marco la agenda que seguramente refrendará el Consejo nacional el martes desde las 14 hs. en la sede de la calle Matheu 130 en la CABA. Allí se reunirán las autoridades que quedaron en la conducción de un partido acéfalo tras la renuncia de Alberto Fernández, quien era a la vez presidente del partido nacional y titular de su Consejo. Junto a la definición de la fecha de las elecciones internas, que difícilmente se convoquen para otra fecha a que no se el 17 de noviembre, el Consejo deberá conformar la Mesa de Acción Política que el último Congreso Nacional del partido mandató a construir.

SÁBADO FUNDACIONAL

El reordenamiento institucional del partido es condición necesaria de un proceso más profundo, que es su reordenamiento político. Con las elecciones internas marcadas en el calendario, los distintos sectores del peronismo avanzarán en sus armados y el planteamiento de sus discusiones con un punto de llegada claro, algo hoy por hoy ausente y que aporta a la desorientación de las bases. Pero, más allá de lo institucional, lo político se viene moviendo cada vez con más intensidad y esta semana tendrá un punto fuerte en esa agenda.

Con CFK ya decididamente lanzada al campo de juego tras sus últimas tres intervenciones públicas en un par de semanas, el sábado será el turno de Axel Kicillof para mover una ficha que hasta ahora tenía un tanto relegada. El gobernador viene enfocado en la difícil tarea de gestionar una provincia ahogada presupuestariamente por Milei, y no muestra señales de prestar mucha atención a la interna. A la vez, se lo vio en la calle en cada movilización importante de la sociedad y articulando con importantes sectores de la política, como el movimiento obrero, los movimientos sociales y el sector universitario.

Pero este sábado, en el distrito de Florencio Varela, Kicillof encabezará un primer plenario político con sello propio, que reunirá a distintos sectores del peronismo bonaerense y que funcionará como una especie de alumbramiento de lo su propio armado político puede proyectar hacia adelante. Bajo la consigna “La Patria no se vende”, Kicillof impulsará la discusión interna y mostrará su músculo así como lo hizo La Cámpora bajo el ala de CFK en su reaparición en Quilmes de hace unas semanas.

El gobernador cuenta con el apoyo de un importante grupo de intendentes, de buena parte del movimiento obrero organizado, de movimientos sociales y de actores que entienden que la necesidad de rediscutir la praxis del peronismo que llevó a perder las últimas elecciones, y  de las últimas 6 contando desde el 2013 hasta acá, es urgente y no puede esperar. En ese sentido, el resultado del evento del sábado será importante para dimensionar el peso específico de los sectores que empieza a plantear la conducción del gobernador y la necesidad de empoderarlo y apuntalarlo como principal referencia nacional del peronismo.

La discusión es con el núcleo cristinista y de La Cámpora, y más allá de cuestiones programáticas que puedan estar en debate, el fondo tiene que ver con la forma en la que se toman las decisiones y el uso de la lapicera a la hora de conformar listas electorales, quiénes quedan adentro y a quiénes se les pide acompañar desde afuera. Por eso el avance de esta construcción habrá que mirarla también en vías al 17 de noviembre, cuando el peronismo bonaerense encumbre a un nuevo presidente y le otorgue la potestad para el armado de las listas del 2025, parada determinante para la construcción nacional hacia el 2027.

Semana caliente y movida para un peronismo que busca hacer pie en el tsunami de la Argentina de Milei. En la reconfiguración institucional y política hacia su interior, y en su capacidad de articulación de mayorías políticas más amplias hacia afuera, se juega buena parte de esos objetivos, para los cuales tiene en los días que vienen paradas importantes.