Javier Milei, en sus casi once meses como presidente, desafió algunos planteos de máxima que repetía sin parar en sus días como panelista o diputado nacional. Quemar el Banco Central, aplastar al peso con una dolarización, pisar varios precios de la economía como el de la propia divisa, tarifas o prepagas (ni hablar salarios y jubilaciones) o destruir las relaciones con la “China comunista asesina” eran algunos de los postulados que fueron quedando en el camino del pragmatismo del poder.

Pero hay otros planteos fundantes de la cosmovisión “libertaria” que son verdaderamente intocables. Uno de ellos quedó retratado con el acto reflejo del mandatario cuando eyectó a Diana Mondino de la Cancillería, ni bien se conoció la posición que llevó Argentina a las Naciones Unidas en contra del bloqueo sobre Cuba.

Así lo argumentó sintéticamente en la entrevista televisiva que le hizo su novia Amalia “Yuyito” González. "Mi política internacional, cuando ibas a los actos, había muchas banderas de Israel. Mi alineamiento era con Estados Unidos e Israel, no podés ir a una votación donde todos los países quedan de un lado, Estados Unidos e Israel del otro", sostuvo.

La purga ideológica dentro del ámbito diplomático, una vez concretada la llegada de Gerardo Werthein como ministro de Relaciones Exteriores, no admite dudas de ese planteo en los sets televisivos. Era la primera vez que la Argentina “libertaria” quedaba en el bando contrario a los Estados Unidos e Israel, la entente intocable para el Presidente. Y a menos de una semana para las elecciones en el país del Norte.

Si bien en las últimas semanas, al ritmo de unas encuestas que marcaban paridad entre Trump y la candidata demócrata Kamala Harris, hubo mayor hermetismo en la Casa Rosada, todo fue algarabía cuando esta madrugada se conoció que el empresario de 78 años llegaría al Salón Oval por segunda vez.

Milei fue puro regocijo y eso se vio en las red social X, propiedad de otro “amigo por hacer” para el presidente argentino, el magnate Elon Musk. Esto también se ve en el mundo de los mercados: con un riesgo país bien por debajo de los 900 puntos básicos, siguen apeteciendo los títulos locales y la jornada arrancó con una suba de los bonos argentinos en dólares.  

El ganador del “Súper Martes” estadounidense se envalentona con un triunfo que tuvo una diferencia más holgada a la esperada. Al igual que Milei en las elecciones del año pasado, Trump hizo pie en una población sectorizada de varones jóvenes de bajo nivel socioeducativo, que inclinaron la balanza en su favor, contra las promesas incumplidas de los cuatro años de gobierno demócrata, quedó del lado “casta” en la contienda de anoche. En todo el país, incluso en terrenos históricamente más hostiles a los republicanos como en las costas este y oeste, Trump avanzó fuertemente, basando su discurso en un profundo odio inmigratorio, el negacionismo climático y en contra de los Derechos Humanos.

El pensamiento de Trump también se encuentra con el de Milei en relación a la institucionalidad. Cuando era consultado por el sistema democrático, el año pasado en campaña, el líder ultraconservador argentino contestaba dando vueltas con el teorema de Arrow para no despotricar con su artillería anarcoliberal contra una forma organizativa de la vida política de la cual él descree.  

En esa misma sintonía, el magnate norteamericano ahora vuelve “por todo” contra el sistema de división de poderes en un segundo mandato recargado. Con un Congreso en el que todavía resta por verse si se impondrá en la Cámara de Representantes, pero ya con mayoría en el Senado, Trump ya tiene injerencia plena en la Corte Suprema que lo salvó en las causas abiertas en su contra, y por las que ya fue condenado.

Además, en línea con el presidente argentino, tiene poderío pleno sobre las milicias digitales, y algunos medios de comunicaciones adeptos. De hecho, el propio Musk, pieza clave en la campaña que culminó ayer, suena como integrante del equipo presidencial en este nuevo mandato.

Uno de los principales motivos de festejo para Milei y su equipo tiene que ver con un clima más propicio para que Estados Unidos colabore con la inyección de dólares que el Gobierno tanto necesita en su plan aperturista, que incluye la salida del control de capitales.

Este paso, el del fin del “cepo”, en el plan económico “libertario” de Milei y su ministro de Economía Luis “Toto” Caputo Argentina choca con un discurso innegociable de Trump, con el que salió a confrontar con la agenda demócrata: su política proteccionista de la industria nacional.

Con ese esquema como prisma, prometió aumentos de hasta el 60 por ciento en todas las importaciones que provengan de China, que incluyen desde la provisión de insumos fabriles, pasando por productos terminados hasta medicamentos. A eso se le suma la posibilidad de aumentos arancelarios generales en torno al 10 por ciento. Por cada una de estas medidas, los economistas del JP Morgan calculan un punto de inflación adicional en Estados Unidos.

Esto devendría en una política de parte de la Reserva Federal que, lejos de bajar su tasa de interés, la haría subir, y con esto, incentivaría flujos de capitales que emigrarían de los mercados emergentes, como el argentino, hacia los bonos del Tesoro norteamericanos.

Esta mismo ocurrió en nuestro país en 2018, cuando el gobierno de Mauricio Macri, que había desarmado el control de flujos de capitales, afrontó una tormenta de la cual no se pudo recuperar, y se produjeron crisis cambiarias hasta el final de su mandato. La consecuente devaluación del peso si esto ocurriera nuevamente, barrería con la expectativa de Milei- Caputo de cerrar la brecha cambiaria para terminar con el “cepo”, política clave para potenciar los sectores dinámicos de la economía, beneficiados por el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones aprobada en la Ley Bases.  

Lejos de este panorama no tan lejano, pero que sí es muy probable, ahora todo es luces de colores en la Casa Rosada. Esperan que la relación de las derechas entre Trump y Milei facilite un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para nuevos desembolsos.

Aún sigue latente en el organismo multilateral que controla mayoritariamente Estados Unidos que el máximo préstamo a un país fue para la Argentina. Y que se lo dieron al mismísimo Caputo. Es por eso que la exigencia de una liberalización cambiaría por parte del FMI fue puesto sobre la mesa en la última cumbre que mantuvieron con funcionarios argentinos la semana pasada.

Lo que sí es más plausible es que Trump haga gala de sus gestos ante empresarios en los distintos foros de las elites mundiales para promocionar la gestión de Milei. Los egos pesan y él sabe que no puede quedar absorbido por la “personalidad mundial” que se autoendilga el presidente argentino. Pero tampoco desconoce que hoy es un aliado regional, ya que Jair Bolsonaro no está en el poder.

Mientras tanto, los efectos del “veranito financiero” continúan en la Argentina.