En la madrugada de un día nublado en Buenos Aires, un grupo de diplomáticos y personal de la embajada argentina en Venezuela finalmente volvió a pisar suelo argentino, luego de haber sido expulsados por el gobierno de Nicolás Maduro. Su llegada al Aeropuerto de Ezeiza marcó el final de un viaje que se extendió por más de 30 horas, un recorrido que incluyó escalas en Portugal y España, y que estuvo lleno de incertidumbres y preocupaciones por la situación en Venezuela.

El vuelo de Aerolíneas Argentinas, que partió de Madrid, aterrizó en la capital argentina a las 03:20, donde los esperaba el vicecanciller, Leopoldo Sahores, quien se encargó de dar la bienvenida a los diplomáticos que enfrentaron un camino complicado para regresar a su patria. La atmósfera estaba cargada de emociones, no solo por el largo viaje, sino también por las circunstancias que llevaron a su expulsión, un recordatorio de las tensiones diplomáticas que persisten en la región.

En una breve declaración, el vocero presidencial, Manuel Adorni, no dudó en expresar su rechazo hacia el gobierno venezolano, subrayando la gravedad de la situación en ese país.“En el mundo no puede existir un dictador gobernando un pueblo. No puede ocurrir y lamentablemente es lo que ocurre en Venezuela desde hace mucho tiempo", aseguró. 

 “Tuvimos que desarmar una vida entera en tres días”, contó a los medios presentes el encargado de Negocios, Andrés Mangiarotti, apenas aterrizó y agregó: “Había controles policiales en la residencia. Fueron días bastante tensos. Los últimos días dormimos tres horas porque había que abandonar el país. Eran casas que había que cerrar, chicos que había que sacarlos de los colegios, autos y cosas que vender”