El ex candidato presidencial del peronismo y figura central del gobierno del Frente de Todos, Sergio Massa, acelera su vuelta al ruedo frente a un contexto político en el que la crisis se profundiza. El líder del Frente Renovador, que el año pasado logró articular tras su figura a la totalidad del peronismo en la campaña, olfatea el descontento social que crece a un ritmo vertiginoso frente al rumbo adoptado por el Gobierno Nacional, así como también la necesidad de una reorganización peronista de cara a los meses calientes que se vienen. Y vislumbra un lugar en ello para el liderazgo que supo construir en el contexto electoral, que ahora enfrenta el desafío de ser puesto a prueba desde un rol de oposición.

En una lectura compartida con otros sectores, en el massismo ven que los meses que vienen mostrarán el peor rostro de la crisis desatada por las decisiones de Milei y resaltan la importancia de llegar a ese momento con un posicionamiento previo en el que se retome el perfil histórico del Frente Renovador, anotándose así en la carrera por el liderazgo del peronismo. En ese posicionamiento, se interpreta como una clave el ofrecer una autocrítica en relación a la experiencia de gobierno del Frente de Todos, así como también un cierto despegue del kirchnerismo con el que el año pasado se hizo causa común.

Uno de los puntos de partida de ese proceso llegaría en marzo, cuando el ex ministro de Economía presente un libro en el que recoge su experiencia al frente del Ministerio que hoy ocupa Luis Caputo. Será la excusa perfecta para dejar plasmada su mirada sobre el experimento FdT, haciendo especial hincapié en los errores que llevaron a la derrota electoral del peronismo, una línea autocrítica que Massa ya exploró e intentó instalar en la campaña entre las PASO y las generales.

Parte de las diferencias conceptuales que en el FR se plantean para con el kirchnerismo tienen que ver justamente con no insistir en un pasado glorioso para discutir el presente, sino proponer nuevas alternativas a partir de una revisión crítica de las experiencias recientes. Eso será algo de lo que se discutirá este sábado, en Roque Pérez, en el encuentro renovador que encabezará el propio Massa junto a Malena Galmarini, y en el que se reunirá la tropa de legisladores e intendentes bonaerenses del partido del ex ministro.

POLÉMICA BONAERENSE

Justamente la Legislatura provincial fue territorio de una movida con la que el massismo quedó en el centro de la escena. Este martes, el conjunto de diputados del FR se ausentaron de la sesión extraordinaria que se había convocado desde el oficialismo. Las versiones cruzadas sobre el episodio dejaron tela para cortar en el terreno de las especulaciones.

Desde la tropa legislativa massista se dejó correr la explicación de que los jefes comunales del FR vienen solicitando una reunión con Kicillof hace más de una semana para abordar problemáticas en sus territorios ligadas a salud, educación, seguridad y el IOMA. Al no tener respuesta por parte del gobierno provincial, los diputados habrían retirado sus proyectos de la reunión de labor parlamentaria que se llevó a cabo el lunes, y el martes se ausentaron de la sesión.

Por parte de la Gobernación se desmiente esa explicación para el faltazo de los diputados del FR. “No hubo nada, no existe ni existió pedido de reunión ni listado de temas” afirmaron a Diagonales desde el entorno de Kicillof, al tiempo que agregaron “con los intendentes tenemos un excelente diálogo con todos, y Axel directo con Sergio”.

En La Plata interpretan que el reclamo renovador estuvo dirigido a otro sector, y argumentan que la sesión en sí no tenía ningún interés para el Ejecutivo, por lo que no acusan recibo del desplante de los diputados massistas. “Escenificar esa retirada así no sabemos para quién era, pero para nosotros seguro que no” sentencian.

Efectivamente, la sesión extraordinaria se convocó fundamentalmente para definir el armado de comisiones, un proceso en el que siempre todos los sectores buscan avanzar posiciones. De fondo también reverbera la discusión que se dio el año pasado en torno a la presidencia de la Cámara Baja, que tras la salida de Federico Otermín terminó quedando en manos de Alejandro Dichiara, conectado al ecosistema de Martín Insaurralde y Máximo Kirchner. El massismo pretendía ese lugar para Rubén Eslaiman, pero debió contentarse con un acuerdo que estableció una rotación anual por la que en 2025 el actual vicepresidente de la Cámara y jugador del FR, Alexis Guerrera, ocupará la presidencia.

“Pareciera que no quedó del todo cerrado el entuerto que armaron a fin de año” opinaron desde la gobernación. Aunque lamentaron el hecho, insistieron en el buen vínculo entre Massa y Kicillof y le restaron relevancia a lo ocurrido: “los que sea, fue una torpeza usar a Axel para tener repercusión mediática con esa puesta en escena, pero no le damos más entidad, una movida sin importancia”.

REAPARICIONES

Con los gobernadores peronistas abocados a la supervivencia de la gestión, en tiempos de la motosierra con la que Milei y Caputo ahogan presupuestariamente a las provincias, las dos figuras más rutilantes en la reorganización del peronismo sin funciones institucionales son hoy por hoy CFK y Sergio Massa. Con la posibilidad de dedicarse totalmente a la estrategia política y la construcción de sus espacios de cara a lo que viene, no parece una casualidad que ambos reaparezcan en el tablero casi a la par.

La ex vicepresidenta volvió a escena la semana pasada con su documento de 33 páginas en el que, con su ya conocido estilo, plasmó su lectura sobre la situación actual, remontándose al acuerdo de Macri con el FMI como principal condicionante de la dinámica inflacionaria de la economía argentina y advirtiendo sobre el riesgo irreversible de una posible dolarización. A su manera, CFK se mostró en cancha y jugó sus cartas conceptuales dándole línea política a su base para las discusiones internas que comenzarán en la reorganización del peronismo.

Massa sabe que no debe dejar pasar el tiempo y perder terreno en ese proceso, y pareciera haber llegado el momento en que las heridas de la derrota electoral se den por suturadas y el ex candidato presidencial vuelva a asumir un protagonismo. Con la sociedad al borde del colapso por la brutalidad del ajuste de Milei y Caputo, y pidiendo a gritos ser representada por una dirigencia que construya una salida al caos en el que el Gobierno Nacional sumió al país en tan solo dos meses, el timing de Massa y CFK augura meses de alto voltaje político.

Tal vez más pronto de lo que se esperaba, Sergio Massa se prepara para volver a la cancha. Nadie creyó demasiado sus propias palabras cuando, al calor de la derrota en el balotaje, expresó que comenzaba otra etapa en su vida. Político de raza y de toda la vida, el ex candidato de UP sabe que el peronismo ansía liderazgo y conducción, y que los resultados del experimento libertario seguramente den chances para una resurrección.