La sociedad del odio
En la columna vertebral de nuestra sociedad, está el principio de odio, que guió la mano del asesino fallido de la ex presidenta. Si no cambian las condiciones neoliberales de vida, la sociedad entera es un arma apuntando a los más desprotegidos y sus representantes.
LA ANGUSTIA DE LA DESPROTECCIÓN
En la Argentina privada, el pobre no tiene protección, salvo en ocasiones, y en detrimento de la protección que tienen los sectores dominantes y concentrados de la economía. La imagen se repite, en todos los medios, una pistola que sale de entre la multitud y la ex presidenta que sin darse cuenta, es victima de alguien que gatilla dos veces. Todos observando sin poder terminar de reaccionar. La angustia que produce esa imagen, frente al odio demencial que confunde la pistola, con una de agua, y/o con una escenificación de un asesinato. Esos que se lamentan que la bala no haya salido, son los mismos que con apuro quieren que el Estado acabe con la pobreza: “yo que sé, que los metan a todos en cana o que los manden muy lejos…”. Porque de lo que se trata es de eliminar lo que incomoda, e incomoda la igualdad.
LA SOCIEDAD QUEBRADA
Uno podría decir que la sociedad esta quebrada económicamente, fruto de que gran parte de la riqueza que genera debe transferirse al exterior. En especial a partir del Gobierno de Cambiemos, que terminó con la disputa mercado-internistas y el proyecto autónomo, para volcar a la Argentina hacia el exterior. Pero la sociedad está quebrada también porque no pueden rastrearse los vasos comunicantes, cada uno parece estar en su segmento de la realidad, como nos exige el santo mercado. Nunca nuestra sociedad estuvo mas dividida y sin esperanza de reunirse, que en estos tiempos. Cada barrio, cada cuadra, cada persona, cada día mas alejada de los demás. Los sectores sociales y sus desigualdades hacen que las distancias sean irreparables. La sociedad cada día se parece a los fines del mundo soñados por la industria cultural norteamericana. Ciudades feudales y de castas. Caminamos para atrás. Pero no importa que la humanidad lo haga, importa lo que estamos haciendo nosotros en esa tierra que en distintos momentos planteó posibilidades a aquellos que quisieron tenerlas. Una sociedad quebrada como la nuestra, necesita construir lazos que la fortalezcan, lazos que generen comunidad. El odio se genera en las grietas de esa sociedad quebrada, quebrada por el neoliberalismo.
LA VIOLENCIA COMO BANDERA
Cómo alguien puede querer evitar la violencia entre argentinos, sino es categórico en el rechazo al intento de homicidio que sufrió la Vicepresidenta. No es acaso que en el no rechazo del atentado, se niega la posibilidad del diálogo. La construcción de la irascibilidad entre las posiciones es parte de la construcción del discurso dominante, no hegemónico. Es la forma de no sentarse a discutir como se genera riqueza en la Argentina, o cómo se reparte la riqueza generada, o como se recupera el territorio ocupado por potencia extranjera, o como se acaba con la violencia machista, o la inflación generada por la concentración, o el monocultivo y/o extractivismoprimarista, y demás temas relevantes para cambiarle la vida a los argentinos. Si hay dialogo en la no violencia, en el rechazo absoluto del atentado, se corre el riesgo de poder conversar otros temas y de mostrar lo que realmente piensan. O mejor dicho no piensan, hacen, fluyen con el sistema heredado desde el 76: el gobierno absoluto de los poderes económicos, jurídicos y mediáticos.
¿PUEDE HABER UN PROYECTO DE ARGENTINA DEMOCRÁTICA SIN CRISTINA?
Entiendo que pueda leerse este título, como un titulo “kirchnerista”, pero no es más que un reflejo de lo que todos los que idealizan la democracia, creen en su fuero íntimo. Cristina Fernández de Kirchner es la representación de una parte de los sectores populares de la Argentina. Sin ella la democracia Argentina terminaría de consolidar su tendencia ombliguista y restringida. Ombliguista porque no le importa representar proyectos, sino sensaciones, sentimientos, generalmente negativos. Restringida porque en vez de intentar representar a todos, margina a una parte importante de la población. No hablamos aquí de los haters, sino de la representación política que inició en la Argentina JxC, que si bien se presentó en el 2015 como “renovación superadora” después demostró que solo se puede movilizar a expensas de ningunear y marginar a los otros. Por decirlo de otro modo, presentarse como la parte de la Argentina correcta y productiva.
MAGNICIDIO
Las grietas que atraviesan la estructura Argentina no permiten poner la situación crítica por la que atraviesa el país, en su justa medida. No le importa a este autor, si es una tendencia mundial “el odio”, lo que importa es que la Argentina en algún momento, no muy lejano de su historia, encontró formas de encuentro entre sus distintas clases y sectores sociales, y que hoy esa distancia es la que sirve de soporte “material” para las distancias que tenemos como sociedad. Por otra parte, en una sociedad que estigmatiza la pobreza, la persigue, la juzga de antemano, la imagina violenta, atiborra las cárceles con dicho sector social ¿Por qué iba a tratar distinto a la Vicepresidenta, que en especial, representa a dichos sectores? No es un poco cerrar el ciclo en que la Argentina dejó por un momento desde el 76, de ser el paraíso del neoliberalismo, para constituirse en punta de lanza de una cambio de época en Sudamérica. Cristina cometió el pecado, si se me permite la metáfora religiosa, de haber representado a los sectores postergados de nuestra Argentina injusta.