“Se hizo Justicia”, gritaron los familiares de Danilo Sansone (13), Gonzalo Domínguez (14), Camila López (13) y Aníbal Suárez (22) luego de un jurado popular declarara culpables a los cuatro policías implicados en la denominada Masacre de Monte. Rocío Quagliarello, la única sobreviviente del hecho, también estaba presente en la sala cuando se comunicó la decisión. Antes de que se terminara de leer el veredicto, la joven de 17 años rompió en llanto y se abrazó con su mamá y hermana. 

Luego de ocho audiencias y luego de 7 horas y media de deliberación, el jurado definió declarar culpables del delito de “homicidio doblemente agravado por abuso de su función como miembros de las fuerzas policiales y por el uso de arma de fuego” al excapitán de la Policía Bonaerense, Rubén Alberto García, y al oficial Leonardo Ecilape; los dos efectivos que viajaban en el primer patrullero que persiguió a las víctimas. 

Si bien la sentencia se espera recién para el 9 de junio, cabe señalar que para este tipo de delitos corresponde una pena a perpetua. La jueza titular del Tribunal Oral Criminal 4, Carolina Crispiani, quien presidió el debate oral, deberá decidir si la condena es a cadena o prisión perpetua

En tanto, el jurado declaró a los oficiales Manuel Monreal y Mariano Ibáñez culpables del delito de "tentativa de homicidio doblemente agravado por abuso de su función como miembros de las fuerzas policiales y por el uso de arma de fuego”. En este caso, la pena en expectativa puede llegar hasta los 20 años. 

A su vez, por el intento de asesinato de Rocío Quagliarello, los cuatro efectivos policiales fueron hallados culpables del delito de “homicidio en grado de tentativa doblemente agravado". 

“Yo sabía que lo íbamos a lograr, yo confiaba en la Justicia”, exclamó entre lágrimas Susana Ríos, mamá de Gonzalo, cuando salía de los Tribunales de La Plata. En conversación con Diagonales, agradeció al jurado y aseguró que la pena “era la que esperaba”. 

Lo cierto es que las casi ocho horas de espera, mientras el jurado deliberaba su veredicto, fueron angustiantes para las familias de las víctimas que hace cuatro años reclamaban justicia. A medida que pasaban los minutos, crecía la incertidumbre sobre lo que podían decidir los 12 miembros del cuerpo. 

Finalmente, la definición fue celebrada por los familiares. Los madres, padres, hermanos, hermanas de los jóvenes asesinados el 19 de mayo de 2019 en San Miguel del Monte lloraron al escuchar el veredicto y se fundieron en cientos de abrazos, entre ellos, con sus abogados, el fiscal y los militantes que esperan afuera el resultado del juicio. 

Ayer, Gladys, la mamá de Danilo, había dicho que la condena no iba a tapar el dolor, ni tampoco hacerlo más fácil, pero sí podía traerles algo de paz. “Para nosotros la Justicia es reparación, es un poco de paz”, escribió en una carta que se leyó ayer al momento de los alegatos.

“Paz para los chicos que ya no están, para que vuelen alto, y también paz  para todos los pibes que vienen por delante, para que salir a dar una vuelta en auto, o caminar en la calle, o usar una gorra deportiva no sea un delito”, expresó. 

El fiscal del debate oral, Mariano Sibuet, señaló que si bien quedó conforme con el veredicto, tuvo “sensaciones encontradas”. En diálogo con este medio, explicó que “por un lado, tenemos la sensación de logro obtenido, de haber alcanzado la verdad, pero por el otro lado no podemos dejar de señalar que salió a la luz un hecho tremendo, que la verdad es atroz”. 

La verdad es que una noche de mayo de 2019, sin motivo alguno, cuatro policías bonaerenses de San Miguel del Monte decidieron perseguir a cuatro jóvenes que habían salido a pasear en auto por el pueblo mientras escuchaban música. Los siguieron como si fueran delincuentes, les dispararon, les hicieron perder el control del vehículo que terminó impactando contra un camión con acoplado que estaba estacionado y, después del choque, volvieron a disparar contra el Fiat 147 en el que estaban atrapados los jóvenes, cuatro de ellos ya sin vida. El por qué, permanece aún sin respuesta. 

EL HECHO

Mañana se cumplen exactamente cuatro años de la "Masacre de Monte", hecho que conmocionó a todo un país que vio con horror imágenes de seguridad que mostraban como efectivos de la Policía Bonaerense disparaban contra cinco adolescentes que escapaban desesperados de la brutalidad y violencia inusitada de cuatro efectivos que parecían dispuestos a cazarlos. 

“No fue una persecución, fue una cacería”, decían los carteles pegados afuera de los Tribunales de La Plata. 

La noche del 19 de mayo de 2019,  Aníbal Suárez, un joven de 22 años oriundo de Misiones, manejaba su auto Fiat 147 blanco por las calles de San Miguel del Monte, una pequeña localidad turística ubicada a tan sólo 100 kilómetros de La Plata. 

Aníbal se había cruzado con sus amigos Gonzalo, de 14 y Danilo, de 13, y los había invitado a dar una vuelta en el auto. El ritual es una de las costumbres más difundidas entre los jóvenes y adolescentes de un pueblo que parecía tranquilo y seguro. 

En ese paseo, se cruzaron con Camila y Rocío, ambas de 13 años. Los chicos las conocían, también eran sus amigas y las invitaron a subirse y a escuchar música en el FIAT 147, mientras daban vueltas alrededor de la laguna y la plaza. 

Eso hacían, cuando de pronto  patrulleros dos móviles policiales, en los que iban los efectivos Rubén Alberto García, Leonardo Daniel Ecilape, Manuel Monreal y Mariano Alejandro Ibáñez los empezaron a perseguir y a dispararles. 

Al principio, las chicas le pidieron a Aníbal que frenara el auto, pero el joven misionero no tenía los papeles del auto que era de su papá y tenía miedo que se lo sacaran. Sin embargo, ninguno se imaginó el terror de lo que sucedería después. 

García y Ecilape iban en el patrullero que, durante varios kilómetros, siguió por detrás al auto en el que viajaban los chicos. En ese recorrido, García disparó al menos cuatro veces contra el vehículo. Por su parte, Ibañez y Monreal conducían el segundo patrullero e improvisaron un operativo cerrojo para intentar detener la marcha del Fiat 147. 

Ibáñez atravesó el móvil policial en la calle y Monreal disparó en dirección al auto de los chicos, hiriendo en una de sus piernas a Gonzalo. Incluso, durante una de las audiencia del juicio, él mismo admitió haber disparado sin que estuviera en riesgo su integridad o la de otras personas.

“Me pegaron un tiro, me arde”, gritaba Gonzalo mientras intentaban escapar. El miedo y la desesperación hizo que Aníbal finalmente perdiera el control del Fiat 147 y que este impactara contra un camión que estaba estacionado. Según varios testigos, luego del choque los policías siguieron disparando contra el auto. 

Aníbal, Danilo, Gonzalo y Camila murieron. Rocío estuvo hospitalizada durante más de un mes y sobrevivió. La joven sobreviviente tiene custodia de Gendarmería Nacional hasta el día de hoy en la puerta de su casa y sufrió amenazas durante estos cuatro años, incluso días antes de comenzar el juicio. 

Eso no impidió que Rocío declarara en Camara Gesell y que se sumara al reclamo de Justicia por lo que le pasó a ella y sus amigos. La Justicia tardó en llegar, pero luego de cuatro años, más de una semana de audiencias y casi ocho horas de deliberación, lo hizo, llegó.