Marcando su propio rumbo en el terreno de las relaciones internacionales por fuera de los lineamientos de la Cancillería de la Nación, el gobernador bonaerense Axel Kicillof viajó esta tarde a Uruguay para firmar un acuerdo de “hermanamiento y cooperación” con la intendencia de Montevideo, en un gesto de peso tanto por su relevancia política y económica como por su importancia en materia diplomática, donde el mandatario logra hacer valer la agenda de la Provincia.

“La Provincia de Buenos Aires tiene con Uruguay, y particularmente con Montevideo, una estrecha relación que remite a nuestros orígenes. Por eso este convenio es de suma importancia para continuar fortaleciendo nuestros vínculos”, expresó el referente opositor en una publicación difundida en redes sociales al cabo del encuentro. El viaje al país vecino, el tercero de su tipo en lo que va del año, implica un llamado de atención al Gobierno de Javier Milei, enfrascado en una rígida agenda internacional que apenas ha tenido despliegue en Sudamérica.

X de Axel Kicillof

“Los lazos con nuestros países hermanos nos enriquecen como Provincia”, lanzó en ese sentido Kicillof, uno de los más destacados adversarios de la administración de La Libertad Avanza a nivel nacional. La jornada lo llevó a mantener un encuentro con el intendente de Montevideo Mauricio Zunino y, posteriormente, a reunirse con el diputado de la Cámara de Representantes Gonzalo Civila, en una cita de la que también participó el ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica bonaerense Augusto Costa.

El gobernador dejó también otras definiciones de gran significado político nacional e internacional como el llamado a trabajar en la “reciprocidad” y en el “intercambio de experiencias” para “fortalecer los vínculos” entre Buenos Aires y Montevideo. Lo propio apuntó respecto de la reunión posterior con el referente de la Legislatura uruguaya: “Profundizar estos encuentros es la clave para fortalecer nuestros lazos”. Una jornada significativa para renovar la agenda diplomática de la Provincia y apartarse, de reojo, de las directrices mileístas.