El reseteo del sistema político tras el terremoto libertario del año pasado es total. En los últimos días, un nuevo elemento se sumó a la cadena de cambios y novedades que se vienen concretando y prefigurando de cara a lo que viene. La tantas veces discutida derogación de las PASO ya tiene un proyecto presentado a nivel nacional por parte del oficialismo, que semanas atrás logró la implementación de la Boleta Única de Papel (BUP). En ese contexto, en la PBA también avanzan las discusiones sobre cómo encarar este nuevo escenario, enmarcadas además por la profunda crisis interna que sufre el peronismo.

En las últimas horas el Frente Renovador de Sergio Massa presentó en la Legislatura bonaerense un proyecto a través del diputado Rubén Eslaiman para “suspender” las primarias en la PBA. El escrito presentado por Eslaiman plantea que el sistema de las PASO fue concebido “con una premisa fundamental, que era profundizar el espíritu democrativo en la elección de los cargos electivos”, para luego agregar que “pasaron 14 años desde el momento de su implementación, la situación y paradigma actual ha cambiado enormemente, estamos situados en un escenario en que impera poner pausa a tal aplicación, lo cual no solo deviene de una situación económica crítica para la provincia de Buenos Aires sino también para todo el país”.

No PASO nada

La jugada del massismo se da en línea con lo que La Libertad Avanza propuso tanto a nivel nacional como en la CABA. En el territorio gobernado por el macrismo, la legisladora María del Pilar Ramírez, que responde a Karina Milei, presentó una iniciativa que copia la reforma electoral propuesta por el Ejecutivo Nacional esta semana en la Cámara de Diputados. En el proyecto de Eslaiman, sin embargo, hay un diferencia con los de los libertarios: no se propone derogar las PASO, sino suspenderlas para la elección del 2025 y plantear una discusión para una reforma profunda de cara al 2027.

“Las elecciones primarias han profundizado nuestra democracia, si bien es cierto que parece oportuno temporalmente suspenderlas, visto y considerando la cercanía frente a un nuevo año electoral, hasta bien se resuelva la disyuntiva que vaya a emitir el Congreso en la presente temática y otras anexas de igual relación”, sostiene el proyecto, en un claro guiño del massismo a Milei.

Uno de los principales argumentos esgrimidos por el FR es el económico. “La provincia se encuentra acreedora de fondos que la nación viene adeudando en concepto de coparticipación y demás ítems, lo que se reproduce en los respectivos municipios, lo cual acentúa aún más la actitud preventiva que se propone”, expresaron. 

El massismo no se cortó solo en la iniciativa. El ex candidato presidencial de UP mantiene vínculos aceitados tanto con Kicillof como con Máximo Kirchner, y la posibilidad de suspender las PASO para el próximo turno electoral es algo que no cae del todo mal en ninguno de los campamentos del peronismo. Dos aspectos resultan fundamentales en este sentido: el posible desdoblamiento de las elecciones bonaerenses y el cambio en los plazos de los cierres de listas.

No PASO nada

El cronograma electoral aprobado para el 2025 establece que el 25 de mayo del año que viene cada partido deberá oficializar sus ofertas electorales en caso de que haya primarias. Esto se debe a la implementación de la BUP, que requiere otros tiempos para la impresión de las boletas. En cambio, si efectivamente las PASO se terminan derogando, o suspendiendo en el caso bonaerense, las listas podrían presentarse recién en agosto. Tres meses más de rosca y posibilidad tanto de construir acuerdos o llegar a puntos en común, como de fortalecer armados propios. Ambas posibilidades que ningún campamento descarta en un peronismo signado por una feroz interna.

El desdoblamiento también aparece en el horizonte como una decisión prácticamente ineludible para Kicillof. El gobernador habló de un “desdoblamiento de facto”, criticando la boleta única de papel a la que se opone, lo cual en los hechos implicaría que, de sostenerse el sistema actual para las elecciones provinciales, los bonaerenses tengan que votar en dos urnas separadas. Esta cuestión lleva a analizar la posibilidad de, por primera vez, hacer que la votación para cargos nacionales y la de cargos provinciales se realicen separadas.

Esto implicaría un costo económico para que Gobierno bonaerense que algunos estiman en unos mil millones de pesos, un esfuerzo costosísimo para una gestión asfixiada presupuestariamente por el Gobierno nacional. Sin embargo, en términos políticos, existe también un punto de vista desde el cual Kicillof y los intendentes obtienen cierta autonomía frente a posibles imposiciones que vengan desde el cristianismo en su predominio nacional.

No PASO nada

Esa clave política es otro elemento a considerar en esta discusión. Planteada como está la interna entre Kicillof y CFK, y con la ex presidenta al frente del PJ nacional, las PASO son un arma de doble filo para el gobernador y sus aliados. Si hubiera internas, CFK podría ir a un esquema de plantear una lista propia, pura, compuesta solamente por quienes ella considera leales, y desafiar a que cualquier otra vertiente del peronismo que quiera participar con ese sello de los comicios compita abiertamente con ella. Con la posibilidad de CFK en la boleta, esa competencia sería una invitación a la derrota.

Sin embargo, si las primarias se suspenden habrá un retorno a la negociación ineludible para la composición de las listas en las que el cristianismo también deberá decidir hasta dónde tensa la cuerda. Incluir sectores o expulsarlos para que armen una propuesta por fuera del sello del PJ será la disyuntiva. Una definición similar a la que puede presuponerse entre La Libertad Avanza y el PRO. Así como a Milei no le conviene una lista macrista que compita con su armado, tampoco es el mejor de los escenarios para CFK la posibilidad de una lista impulsada por Kicillof y otros sectores del peronismo compitiendo contra ella y La Cámpora. 

La competencia interna que las PASO podrían presuponer tendrá que convertirse en negociación e integración si estas se suspenden o se derogan. Ahí parece intentar apuntarse un poroto el massismo, claramente más potente en su capacidad de negociación interna que en una competencia electoral abierta contra otros sectores del peronismo.

Como sea, las iniciativas deberán recorrer su camino legislativo, tanto en el ámbito nacional como  en el bonaerense antes de que pueda hablarse de un nuevo esquema electoral a lo que viene desarrollándose desde 2011. En un escenario político marcado por la fragmentación, la definición de eliminar o suspender las PASO puede operar en forma diferente para el oficialismo que en la oposición. Con Milei y CFK como los dos grandes centros de gravedad del sistema, con Kicillof intentando un armado propio que lo emancipe del arbitrio cristinista, y con la disyuntiva por un posible desdoblamiento de las elecciones nacionales de las bonaerenses, el escenario 2025 se va configurando como toda una novedad política, frente a la cual cualquier pronóstico se acerca más a la futurología que a un análisis certero.