Contexto macro y nacional

En la Argentina desde 1977 hasta la fecha, uno de los grandes problemas para las cuentas públicas es la deuda externa y cómo ésta corroe la independencia económica.

Una forma de ver cómo la deuda le quita recursos a la economía es a través de los pagos que realiza el Estado sobre servicios de la deuda. Para tomar dimensión del tamaño de lo que estamos sosteniendo, esos pagos deben mirarse en proporción del PBI.

Como puede verse, durante la dictadura esos pagos llegaron al 4,11% del PBI, bajaron durante la administración de Alfonsín, que sin embargo no pudo sostenerlos en el marco de corridas financieras, llegando a la cesación de pagos hacia 1988. Este drama derivó en la salida temprana de Alfonsín del gobierno, en lo que muchos llaman golpe financiero, y dio paso al Plan Brady, que en el gobierno de Menem, con un peso apreciado, sobrevaluado, y un ingente nivel de ingreso de divisas en calidad de deuda, para sostener un modelo de convertibilidad tuvo contraparte una salida por fuga en proporción de 9 dólares fugados por cada 10 dólares de deuda.

Todo este sistema fue insostenible durante la administración de De La Rúa, con crisis de deuda y de desempleo incluidas, que tuvieron como consecuencia el blindaje y el megacanje, instrumentos que tampoco alcanzaron y el país vivió la peor crisis financiera, económica, social y política de la historia. Luego de esto un innegable desendeudamiento, no sin conflicto y tensiones políticas nacionales e internacionales, permitió bajar los pagos de servicios de deuda hasta menos de 2% del PBI en 2015.

Paremos en este punto un segundo. Cabe destacar que cuando la deuda aumenta, cuando los servicios de la deuda suben en su proporción al PBI, el país pierde independencia económica. Pero esto no es algo virtual, muy por el contrario, esta pérdida es acompañada de condicionalidades externas muy fuertes.

En general en nuestra Argentina, lideradas por el FMI, pero no únicamente jubilaciones reales a la baja, gasto público comprometido, sueldos del sector público cada vez más complicados, tarifas que suben en dólares en términos reales, flexibilización laboral, canales de desregulación financiera que favorezcan la fuga de las multinacionales vinculadas a los países acreedores, desprotección comercial, tasas positivas en dólares que hagan más cómodo el movimiento de capitales golondrinas asociados a las multinacionales con negocios locales, mínima presión impositiva y estructura regresiva de recaudación de impuestos. En este charco social y productivo que queda, que lastima primero que nada a la industria, son muy pocos los sectores que pueden nadar, y dentro de ellos son pequeñas fracciones las que imponen sus intereses.

Todo lo que se ha señalado en el párrafo precedente es lo que se teme que se irá profundizando ahora que empieza a subir la deuda con Cambiemos. En efecto, los intereses de la deuda pasaron de menos de 2% del PBI en 2015 a más de 2,5% en el promedio de 2016 y 2017 (y creciendo). 

Presupuesto, servicios de la deuda y una mirada sobre la Provincia de Buenos Aires

En la Provincia de Buenos Aires

La provincia de Buenos Aires no escapa a este cambio de clima financiero. La provincia se endeudó por USD 4.500 millones desde que asumió Vidal, esto significa algo así como $70.000 millones, en una provincia que tiene un PBG de USD 190.900 millones (estimado para 2015 por fuentes provinciales), y a su vez un presupuesto para 2016 de alrededor de $411.000 millones. Es decir, se endeudó en 2,4% de su PBG y en 17,2% de su presupuesto.

Para dimensionar un poco estos números, cabe señalar que la provincia precisa para dar un aumento de 25% a todos sus docentes estatales no más de $15.000 millones extra de presupuesto. Lo que representa 21,5% de la deuda que tomó. La diferencia entre 20% (oferta actual) y 25% (un número bastante más lógico, con una inflación que no bajará de 23% para 2017), no supera los $3.300 millones. En relación a los números que estamos explicando, la negativa del gobierno de Vidal de mejorar su oferta a los docentes, sólo se puede enmarcar en hacer un esfuerzo político y financiero para mostrarse amigable con los capitales extranjeros y posibles nuevos acreedores de la deuda provincial. Las condicionalidades ya las estamos viendo, y eso que esto recién empieza.