Algo más perturbador que el viento característico y las aguas frías de las playas del sur de la Provincia, han resultado las repercusiones que tuvo el hecho de las mujeres sin corpiño en la playa. Situación, que nos llevo días dilucidar, y debatir con muchos de nuestros contactos y amistades, al redescubrir el atraso de las ideas que nos tomaban. Mensajes, chistes, y barbaridades de todos colores, corrieron por las pantallas y teclados. 

Si hay una opresión fácil de sacarnos de encima- dentro de las tantas que soportamos las mujeres- es sin duda, la del corpiño. Todas sabemos del malestar cotidiano que nos genera cada día, la obligación social de tener que encajar en el formato de la redondez exuberante, a la que nos sujeta e impone el patriarcado.

Solo nosotras disfrutamos en la intimidad de esa capacidad aliviadora y de gozo que genera el desprenderlo y revolearlo furiosamente y bien lejos, apenas cruzamos nuestras puertas. Experiencia tan fantástica como real al mismo tiempo.

En ese acto símbolo, y con esa energía puesta al lanzarlo, también nos sacudimos la rabia a la que se nos somete cada día, con sus diferentes violencias. Gozar en ese acto de desprendimiento, es poder imaginar, por un microsegundo la emancipación, de todo lo que podría ser, si osáramos alguna vez, desobedecer.

En la cultura feminista, consideramos que la autonomía no es un hecho natural y dado para cada mujer, sino es un espacio y un valor a construir. Esto claramente expresara conflictos y tensiones, pues hay intereses que se enfrentan socialmente cuando las mujeres nos corremos de los lugares que han sido dispuestos para nosotras. Mujer es cuidado de otros, es espacio privado, es reserva, es obediencia..es, es& y es.

Por otro lado, en nuestra sociedad una teta tiene ya significados asignados, es para alimentar a la cría o es en sentido erótico vista como un micro objeto incluido en la mujer objeto. Recordemos que ambos fueron cuestionados y la situación de una mujer por amamantar en la vía pública.

Vale agregar, el elemento comercial ausente de auspicio, o de evento colaboró a cargar de dramatismo la situación, que determinó el limite. Allí un cuerpo es visto libremente, por fuera de los parámetros propuestos por el mismo mercado. El cuerpo dentro del mercado, semi desnudo, se consume bajo un manto naturalizador y el espanto se disuelve automáticamente. Por lo cual, la misma situación es entendida como artística, pero al ser intermediada por una pantalla es una escena más del show argentino, y nadie llamara al 911.

Lo sucedido en las playas necochenses, es un golpe al menos, en dos direcciones. Uno al mercado, desvinculando el sentido comercial que se enlazó históricamente al erotismo de los cuerpos, ya que lo desregula y quita el sentido privado de usufructuar de aquí en más, con los pechos de las mujeres.

Otro golpe, es al de los sentidos, a los significados, a los conservadurismos, a la cultura. Este combo, más que golpes, se transforman en revolución. Se aduce que este suceso, atenta contra la familia. Planteando argumentos bastante improbables al decir que, los niños no saben de tetas.

Falso de toda falsedad, pues es lo primero que disfrutan del mundo y les resultan sabrosas. Y por otro lado hacen referencia a Los Grandes, de los que no explican detalles del porque le resultan molestas? Quizás porque nunca se pusieron de verdad a pensar en esta situación, que es novedosa en una playa argentina o  tal vez, porque saben demasiado de la materia.

Hoy, este Tetazo en el Obelisco, nos invita a seguir pensando, si la teta, seguirá siendo símbolo para ser en el ámbito al que fue designada la mujer, el privado con sentido erótico o nutricio, siempre dentro de esas coordenadas&

O si Una teta pública puede ser, una teta donde la única que gane, sea su dueña, desprendida, libre, fuera de toda lógica mercantil, o de consumo para otros.

Pensar el tetazo es intentar un análisis que parte de la situación particular de estas tres mujeres- que nos inspiraron-, llevándolo de lo particular a lo colectivo, de lo privado a lo público y comenzar a reconocer al cuerpo como un espacio vital donde se plasman las políticas.

Lo subterráneo, lo que subyace, es que una teta libre al sol, pertenece seguramente a una mujer libre al sol. Allí radica el verdadero peligro para esta sociedad patriarcal.