Hay que educar a Doña Rosa
Columna de opinión por Emiliano Vidal
La persona agrupa coraje, va y encara. No es cuestión de género. Hombre o mujer se entremeten en los roles, cabeceo y comienza el baile. Así sucede en las milongas porteñas durante los últimos años. Bailar el tango es sumergirse en un mundo interior, donde se experimenta una viva sensación de libertad y la creatividad se vuelve arte en movimiento. Los sentidos se ponen en juego y los deseos se hacen cuerpo.
Bailar tango es rubricar un acuerdo con el otro en el mismo idioma, conocer un mismo código. Es ocupar un espacio común. Dos cuerpos enredados en un abrazo, que conecta y mimetiza subjetividades.
El tango avanza y se va modificando. Ingresó al programa de Marcelo Tinelli. El Sr Televisor arremete con ese baile para entretener a su audiencia. Total, todo es lo mismo. Hizo bailar a una enana, a personas que le faltaban una pierna. También usó a un minusválido mental y no tuvo reparo alguno para subsumir a chicas a cortarles el hilo dental de las tangas.
El tango, baile de puro sentimiento, cuya danza consiste en dejar que la música se adueñe de los cuerpos, porque será ella la verdadera dueña del camino recorrido en la unión que se mueve a su ritmo; no será un Tinelli y si no es él tampoco será otro.
Recientemente y en el asombro que sea casi a fin del primer año de gestión, el Gobierno Nacional presentó la nueva programación televisiva de varios canales, entre ellos Encuentro, que durante años logró sostener una programación digna e enriquecedora. Entre otros temas, el tango allí era bien tratado y explicado. La televisión nacional no siempre se realizó para esa mujer que no existe y patentó Bernardo Neustadt Doña Rosa, personaje creado desde el machismo de ese periodista fallecido y tan alabado en tiempos menemistas como el propio Marcelo Tinelli. Doña Rosa era una atontada e ignorante mujer a la que había que darle basura porque otra cosa no iba a comprender. ¿Por qué los multimedios que dicen luchar por la libertad de expresión y la calidad de la televisión desde hace casi tres décadas siguen apostando a Tinelli? Porque el Sr Televisor les funciona en cuanto a la ganancia dineraria. La finalidad del poder no es educar. Y es necesario educar a Doña Rosa.
Tinelli arremete con el tango como hasta hace poco lo hizo con el baile del caño. Total, alguno dijo la gente elige qué mirar. Mentira las personas ven lo que le dan y el bombardeo de basura es constante. Hay dos formas de impedir pensar al ser humano una, obligarle a trabajar sin descanso, y otra, obligarle a divertirse sin parar. Así, el poder busca matar al individuo. ¿Por qué será que hay tanta fascinación por la temática zombie? Sabe que ahí reside el verdadero peligro.
¿Hay alguna esperanza? Por supuesto que la hay. Es conocer para saber, saber para querer y querer para ser. Nunca se querrá lo que no se conoce. Tinelli no es un representante de nuestra cultura sino todo lo contrario.
Cultura es la capacidad de incorporar conocimientos para entender la historia de la humanidad, para realizar las investigaciones científicas, para lograr los adelantos tecnológicos, para generar sensibilidad en la gente frente al teatro, el cine, los libros, al compromiso, al entendimiento, al diálogo. Marcelo Tinelli ha basado su éxito en el chiste fácil de cierto humor argentino de burlarse del prójimo. El premio otorgado al Sr Televisor en 2014 por la Legislatura porteña fue o una imprudencia o una artilugio electoral. Ningún político quiere caer en las desgracias tinillescas como Fernando de la Rúa.
El tango es identidad nacional. Nació del dolor y las penas del cocoliche que fue la mezcla de lenguaje de los recién llegados al país de la oligarquía porteña y pro inglesa. La inmigración ultramarina en el gobernar es poblar de Juan Bautista Alberdi no fue lo esperado. Gallegos, tanos, rusos y polacos fueron apiñados en el viejo Hotel de Inmigrantes y luego en los conventillos cercanos al puerto natural de La Boca. El baile del tango y no la música que es anterior, es puramente argentino. Es una jerga corporal capaz de comunicar mensajes a través de la danza.
Es necesario discutir la televisión. Sus canales tienen una responsabilidad educativa y no todo puede hacerse en nombre del negocio. Para nunca más escuchar a un docente decir que Tinelli venció.