Informalidad Laboral diagnósticos y propuestas
Por Javier Pérez Ibañez. Resulta importante analizar los avances y retrocesos en el mercado laboral argentino desde una dimensión cualitativa y preguntarnos por el empleo no registrado o "trabajo en negro"
En reiteradas notas para este portal hemos analizado los avances y retrocesos en el mercado laboral argentino desde una visión cuantitativa. Ahora bien, resulta importante analizarlo desde una dimensión cualitativa y preguntarnos por el empleo no registrado o "trabajo en Negro".
Como puede observarse en el grafico 1, la informalidad descendió cerca de 7 P.P. desde fines de 2007 para posicionarse en el lugar más bajo de la serie en el segundo trimestre de 2015, 32,62%. Esto significa que se hicieron contundentes avances sobre este problemática, pero que a pesar de los mismos siguen existiendo núcleos de informalidad laboral difíciles de resolver.
El diagnostico
El sostenimiento de las prácticas de no registración laboral puede explicarse a partir del análisis segmentado según tamaño de empresa, que remite, indefectiblemente, a la sustentabilidad de la actividad económica en el caso de las unidades más pequeñas, y a razones vinculadas a mejora de márgenes de ganancia, en el caso de las de mayor tamaño. En paralelo a ello, algunas actividades presentan niveles elevados de informalidad dada su configuración histórica y particular.
Por otro lado, es posible identificar sectores donde se observa resistencia empresarial a la formalización. En efecto, el 31% de los asalariados no registrados pertenece a unidades de negocios con algún trabajador formalizado, y dentro de este grupo el 65% son unidades de negocios de más de 5 trabajadores (en empresas de 6 a 40 trabajadores la informalidad alcanza el 45%, mientras que en empresas de más de 40, alcanza el 18%). Estamos frente a unidades productivas de mayor tamaño que sin embargo mantienen empleo "en negro".
Como puede verse en la tabla 2, al análisis por tamaño debe incorporarse la existencia de actividades que nuclean bolsones de informalidad. Son un ejemplo los peones rurales, con una histórica configuración patronal-sindical de sostenimiento del no registro o el caso del trabajo doméstico, que aun teniendo desde 2014 una ley que regula la actividad, mantiene niveles elevados de informalidad. Otro ejemplo se evidencia en la cadena textil, donde la tarea de corte y confección se realiza íntegramente con trabajadores informales y donde se han detectado otras irregularidades como el trabajo infantil y esclavo. Finalmente, el caso de la construcción, presenta una mixtura con el contratismo y empleo eventual que dificulta tanto la estabilidad en el tiempo como la formalización de los trabajadores.
En la tabla 3 se pueden ver dos dimensiones más del trabajo en negro, sexo y edad. De la lectura de la misma se puede concluir que las mujeres están más precarizadas que los hombres como así también los jóvenes.
A este diagnóstico sería importante sumar dos elementos más Primero, la ausencia de capacidades de fiscalización laboral estatal y segundo, las cadenas de tercerización laboral.
La propuesta
Atendiendo al diagnóstico previo, debería existir un sistema de incentivos y controles. Para los que "no pueden" es necesario impulsar la promoción de empleo, donde existan incentivos transitorios como la reducción impositiva de la carga patronal. Los beneficios deben segmentarse según el tamaño de la empresa (hasta 5 trabajadores y hasta 40 trabajadores) beneficiando naturalmente a las más pequeñas y con control sobre el nivel de facturación. Para ello es clave la simplificación de los trámites, menores costos y mayor control.
Para empresas más grandes, la formalización no se asocia con incentivos, sino que depende de la presencia efectiva del Estado y del impulso que se les otorgue a los controles y a la fiscalización de las irregularidades. Si existe reticencia empresarial a la formalización (dado el objetivo de maximizar ganancias), esta posición no se verá alterada si no median instancias punitivas.
Finalmente, cabe hacer mención a una variable contextual y fuertemente condicionante de la expansión de la informalidad laboral el desempeño económico nacional y local. En efecto, los controles establecidos para las empresas pequeñas y con problemas de viabilidad, sin contemplar la restricción económica actual, difícilmente tengan éxito.