Inventar es una fantasía que muchos han tenido en su infancia y que es verdad, el carácter inventivo es inherente al ser humano, pero lo importante mas allá de la idea es llevarla a cabo. Para ello existe la Escuela Argentina de Inventores que desde hace 25 años estimula el pensamiento inventivo los días sábados en grupos reducidos de chicos entre 6 y 16 años en donde hacen para saber y cada problema es una oportunidad para pensar una solución .

Diagonales conversó con Eduardo Fernández, inventor profesional y director de la Escuela, para enterarse qué sucede en el mundo de los inventores argentinos. La mayoría de los más chicos  vienen por su voluntad, las mamas están preocupadas porque se aburren en las escuelas, son chicos aparentemente distraídos, que molestan. Y la característica entre ellos es que les gusta volver a armar lo que desarman, juguetes o lo que fuere, con una función nueva .

Eduardo cuenta que ayudan a que los chicos reconozcan su potencial inventivo y que lo expresen de la mejor manera posible, es decir, a desarrollar el rol social del inventor profesional. Y que ellos, a  diferencia de los adultos tienen más imaginación que conocimiento y mas futuro que pasado; y por otro lado, si bien en la Escuela tienen un horario, pensar e inventar no es full time es full life, nadie puede inventar de 9 a 17 por ejemplo .

Se distinguen claramente dos grandes grupos de inventores, el de los amateurs  que es el 95% de los casos y el resto de inventores profesionales. Los amateurs se concentran en ideas y difícilmente pasan a la acción o tienen éxitos. Mientras que, en el caso de los inventores profesionales, se concentran en las demandas que pide la gente, qué pide el mercado, entonces inventa, fabrica, patenta y vende; la tasa de éxitos de este grupo es del 60% .

Además, Eduardo aclara que la mayoría de los inventores profesionales en Argentina o en el mundo no tiene formación académica, y que son autodidactas y expertos en resolver problemas sin importar el ámbito. Uno podría pensar que la arquitectura, el diseño industrial, o algún tipo de ingeniería sería útil, son herramientas potencialmente útiles, pero no garantizan nada. De hecho, las comunidades de ingenieros, arquitectos y diseñadores tienen una pobre o nula participación en el tema de patentes".

Y agrega que Argentina, en cuanto a la cantidad de inventores de buen nivel y que producen, se encuentra en el puesto 11 a nivel mundial, la tasa inventiva, de acuerdo a la cantidad de patentes cada 10 mil habitantes. Mientras que, en cuanto a la tasa de innovación, los inventos que llegan al mercado, el país está mal y cerca del puesto 60; y que esa falta de eficiencia se debe por un contexto socioeconómico desfavorable.

Lo que está faltando en Argentina es un ámbito propicio de libertad económica, financiera e industrial, no es que hacen falta subsidios, a los subsidios los piden los científicos, las corporaciones académicas; los inventores profesionales no necesitan subsidios, hacen falta leyes de patentes eficientes, una oficina de patentes que sea muy profesional, un ámbito para que haya inversores de riesgo y un mercado favorable , cerró el inventor.