Para entender la proyección de inflación para el año 2017 debemos entender que esta obedece a un proceso continuo en el tiempo, o sea una película y no una foto de un momento particular.  Desde el año 2007 al 2015 poseímos una inflación que se incrementó desde el 9% en el 2006 al 25% real en 2015, cultivando algo que nunca había ocurrido en Argentina como es la inflación en dólares desde el 2010 en adelante.  Entonces teníamos inflación en pesos por la emisión del orden del 40% anual desde el 2011 y cerca del 20% anual en dólares. 

Desde el 11 de diciembre de 2015 a la fecha como consecuencia de no aplicar ninguna medida antiinflacionaria y con una devaluación cercana al 50% a la fecha, es que poseemos en el año en curso una inflación anualizada del 43% que en las entrevistas dadas en distintos medios de difusión entre enero y marzo del presente año ya la comunicaba y la mayoría de los periodistas entendidos en el tema me caratulaban como altamente pesimista y hoy se definen como realistas.

Para el año 2017 la inflación proyectada por el presupuesto nacional es de aproximadamente 17%, pero la realidad marca otras cosas a tener en cuenta. Entre las más importantes a destacar es el aumento de servicios públicos ya pautados en enero de la electricidad, y marzo y octubre del gas domiciliario de acuerdo a las audiencias públicas lo que ya coloca un piso de cerca del 6%, o sea que empezamos desde 6 en lugar del 0, más 1.5% mensual promedio por movimiento de precios a los que debemos sumarle 1% adicional en marzo por la canasta escolar y alguno que otros puntos de deslizamiento de precios como consecuencia del aumento de consumo entre junio y septiembre por el efecto de las paritarias.  Todo ello brinda una inflación anual cercana al 28% o sea 10% más de lo presupuestado.

Si tomamos como dato también el hecho que el Banco Central de la República Argentina captó cerca de $700.000 millones en LEBACs y deben volver a la calle con intereses acumulados ese 28% se puede transformar sin mediar muchas explicaciones en un 35% lo que generaría altos factores distorsivos para la gente.