Ante un escenario adverso para la clase trabajadora, de crecimiento del desempleo por cierre de establecimientos y retracción de la actividad; de suspensiones de trabajadores y caída del salario real como consecuencia de la devaluación e inflación; de paritarias a la baja y flexibilización laboral, se observa que las organizaciones sindicales han emprendido el camino de "la unidad en la acción" en la necesidad de fortalecer a los trabajadores.

Se estaría dando en los gremios un proceso de acercamiento y de conciencia de esta necesidad de fortalecerse, y de generar una acción unificada; acción que tiene como hitos concretos tanto la reunificación de la CGT (Confederación General de Trabajadores) en agosto de 2016; como la confluencia de las dos CTA (Central de Trabajadores Argentinos) en el paro y la movilización del 30 de marzo con participación de gremios de la CGT. Y en Abril el Paro Nacional de la CGT y las dos CTA (de los Trabajadores y la Autónoma) en forma conjunta.  

Unidad, aunque -en principio- sea en la acción, en defensa de intereses y derechos; unidad que se plasma o se hace concreta en el poder de presión de los sindicatos sobre el sector del capital y los poderes públicos, ya que la acción sindical "contribuirá a remover los obstáculos que dificulten la realización plena de los trabajadores" tal como reza nuestra ley de asociaciones sindicales. Unidad entre organizaciones gremiales fuertes.     

Vale recordar que las leyes que regulan el funcionamiento de nuestro modelo sindical promueven y garantizan la unidad y fortaleza de las Asociaciones Sindicales (Sindicatos, Federaciones, Confederaciones). "Nuestro modelo sindical promueve la concentración de la fuerza de los sindicatos, como contrapoder" sostiene Mariano Recalde en su obra "El Modelo Sindical Argentino".
    
Y entiendo que en la forma de organización de los trabajadores y del movimiento obrero (unidad política y constitución de un movimiento obrero organizado de forma centralizada, cupular, concentrada; y en la promoción por parte del Estado de esa unidad o unicidad promovida -unicato sindical-) puede también explicarse por qué somos uno de los países con historia de mayores salarios reales de la región y uno de los más amplios sistemas de protección social de América Latina.

Simplemente para aportar al debate sobre la importancia de la unidad sindical, y sobre el peligro de debilitar el modelo gremial con reformas que fragmentarían y debilitarían el poder de los trabajadores organizados. Porque, como dijo Harold Laski (Los Sindicatos en la Nueva Sociedad) los sindicatos son "el más importante instrumento de democratización social en los últimos dos siglos". Y su fortaleza favorece al progreso social.