¿Teléfono para Milei? Un juez de la Corte pidió no quedar a "la deriva de hombres que se creen proféticos"
Días antes de retirarse de la CSJN y en medio de fuertes tensiones con el Gobierno, el juez Juan Carlos Maqueda brindó un discurso de despedida con críticas contundentes
En medio de un clima de tensión entre la Corte Suprema de Justicia y el Gobierno nacional, el juez Juan Carlos Maqueda brindó un duro discurso de despedida días antes de retirarse. Antes de dejar el máximo tribunal, el magistrado dejó fuertes definiciones que, aunque no lo nombró directamente, parecían dirigidos a Javier Milei y su gestión.
"No podemos quedar a la deriva de hombres que se creen proféticos", lanzó Maqueda. Además, en su discurso, el juez pidió defender la división de poderes, las instituciones y el Estado de derecho.
"Aunque parezca fuera de moda tenemos que defender las instituciones. Quizás no en este país en este momento, pero sí en el mundo que nos toca vivir. Las instituciones de la democracia y la república, las instituciones del Estado de derecho corren serios riesgos", expresó.
Maqueda consideró que la democracia tuvo mejores momentos que los que corren y señaló que él es parte de una generación que se crió con los valores de la democracia entre 1945 y 1975. "Nunca hubo más democracia y estado de Derecho, menos desigualdades", destacó.
"Hoy vivimos desigualdades sociales y momentos que pueden poner en riesgo nuestras instituciones. Todos estamos en condiciones de sostener los piares de la democracia, la división de poderes y la independencia del Poder Judicial", agregó tajante.
Y continuó: “Desde el Poder Judicial, con independencia e imparcialidad, tenemos que dejar sentada nuestra defensa de las instituciones, que hasta el día de hoy las han conservados los tres poderes del Estado. A pesar de que no esté de moda y que la moderación haya sido dejada de lado y se transiten los extremos, tenemos que volver a la prudencia y a la moderación”.
Por si quedaba alguna duda hacia dónde iban dirigidos sus dardos, el juez supremo terminó su discurso con un pedido: "no renegar de 300 o 400 años de civilización" y no quedar a la deriva de "los hombres que hacen culto a la personalidad, se creen proféticos y ponen en riesgo las instituciones de la convivencia democrática".