A mí también me echó Milei (XVII): “Apuran los trámites para flexibilizarnos y sacarnos hasta la última gota de sangre”
Diagonales se adentra en el drama de los despidos, desde las historias personales de los trabajadores caídos por la motosierra de Milei. Gustavo Michel, junto a otras 9 personas, perdió su empleo en la refinería Shell Riazen de Avellaneda y teme que esto desemboque en una reforma laboral en los hechos. Temor por nuevas cesantías.
Todos los caminos conducen al desempleo en la Argentina de Javier Milei. Mientras se mantiene la fiesta financiera y el Gobierno se jacta de sus logros a nivel macroeconómico, se conocen a diario lamentables casos de despidos que incluso involucran a los grandes jugadores del sector privado, empresas multinacionales que hoy pujan por diversificar su cartera de inversiones, a la expectativa de nuevos negocios, como el del Gas Natural Licuado (GNL). Pero no tienen ningún prurito en achicar su personal para ir a fondo por una reforma laboral.
Este es el caso en Shell Raizen, uno de los complejos industriales más importantes del sur del Conurbano bonaerense, en Avellaneda, donde se procesa el petróleo crudo para producir combustibles, lubricantes y otras especialidades químicas. En los últimos días, la empresa echó a diez trabajadores sin aducir ninguna causa concreta.
Como contracara, los despedidos denuncian que hubo discriminación de parte de la multinacional por tratarse de trabajadores que demandaban mejores condiciones laborales y se mostraban en contra de la contaminación de la empresa. Los rumores de que habrá más bajas se multiplican.
Uno de los ya notificados es Gustavo Michel, de 45 años, que entró a Shell en 2008. Hijo de albañil, aprendió el oficio de muy joven y después trabajó en la productora de neumáticos FATE. Cuando vio el aviso clasificado en el diario de que se necesitaban operarios para la planta de Shell, ubicada en la calle Sargento Pose en la localidad de Dock Sud, no dudó ni un segundo en ir a probar suerte. Y quedó efectivizado.
A pesar de vivir en zona norte, nunca quiso buscar una casa más cerca de su trabajo. Junto con el sueldo de empleada farmacéutica de su pareja podían mantener a su familia de dos niñas y un pequeño varón. Desde mediados de enero, cuando comenzó el calvario de los despidos, que hacen “malabares” para poder sostener la economía familiar.
Dentro de la refinería pasó por casi todas las tareas como operario, y en su última posición se encargaba de verificar los trabajos de mantenimiento, y de hacer, cuando se requería, tareas de manutención más chicas. También ponía en marcha los compresores y las bombas centrífugas, y sacaba muestras. Anteriormente estuvo en otras cuatro áreas: la de planta de gas, donde se carga el butano en camiones; la de alquilación, donde se utiliza ácido fluorhídrico para producir nafta de mayor calidad; en la planta ecológica de tratamiento de efluentes; y en la SR, donde se produce azufre recuperado.
Además de su función como operario en Shell, Gustavo es brigadista en emergencias. Se formó en cursos con los bomberos, para asumir un rol clave en el combate contra posibles focos de incendio en la refinería, trabajando en tanques, columnas y espacios más reducidos. Además de resguardar la vida de sus compañeros, minimizaba los daños de los incidentes de gravedad.
Recuerda que hubo un incidente muy grave en 2018, donde murió un compañero contratado, por las quemaduras. Falleció a los días de estar en terapia intensiva, con el 90 por ciento del cuerpo quemado, y otros compañeros más “se salvaron de milagro”. Siempre atento a la cuestión de la seguridad dentro de la planta, Gustavo atribuyó este incendio a varios factores. Sostuvo que “se hicieron los laburos muy rápido, no se verificó que las líneas, o sea, las cañerías estén libres de hidrocarburos”.
“Entre la superposición de trabajo, de que un operario estaba soldando y esto estaba abriendo, cayó un producto inflamable, y fue una combinación horrible para que se produzca la chispa. Y encima, el problema que tuvimos es que no había presión terrenal de incendio, o sea, no había agua y no estaba la presión necesaria para apagarlo. Se terminó apagando el incendio porque se consumió todo el hidrocarburo que había en la línea. Y bueno, cuando pasó eso, lo pudimos sacar al compañero porque estaba muy mal, muy quemado”, completó.
A pesar de su trayectoria en la empresa, Shell ya había querido despedir definitivamente a Gustavo en 2014 y no lo logró. Fue un día antes del Día del Trabajador, y lo atribuye a que dos años antes había armado, junto con otros compañeros, una lista disidente al sindicato, que era la lista Naranja. Luego de tomar medida de fuerzas y de realizar una campaña por la reincorporación de los diez despedidos en ese momento, Michel y otros dos trabajadores pudieron volver a sus puestos.
Esta vez, con la venia de los funcionarios del Gobierno de La Libertad Avanza, la situación parece complicarse más. El 13 de enero cuando se presentó a trabajar, había un operativo policial en la puerta de la refinería. Le dieron un papel donde le informaban que estaba desvinculado y a los días le llegó a su casa otra notificación con el mismo contenido. Ahora espera que el gremio realice la denuncia en la secretaría de Trabajo y en el ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires.
Sin embargo, Gustavo no pierde las esperanzas y así lo demostró luego de la numerosa concentración que hicieron en el playón frente a la refinería, en la intersección de Sargento Ponce y Génova, para exigir la reincorporación de los despedidos. Además del acercamiento de organizaciones sociales políticas y ambientales, los despedidos cuentan con el apoyo de sus compañeros y de entidades como ATE, CTA y la seccional de CTA Avellaneda.
¿Cómo se explican los despidos en la petrolera, viendo también que Shell ampliará sus inversiones en el shale oil de Vaca Muerta, donde pone 600 millones de dólares al año?
-Esto tiene que ver con que intentarán pasar una reforma laboral antes de que se discuta en el Congreso. Están apurando los trámites para flexibilizar las condiciones de laburo, y sacarnos hasta la última gota de sangre. Para ellos, el momento es ahora. Una vez que ya esté impuesto, de hecho, utilizarán el marco legal y su trabajo estará completo. Menos derechos y seguramente más responsabilidad de tareas para los que queden dentro. Yo venía desde el noreste, viajando kilómetros y kilómetros todos los días por la autopista, porque faltaba gente.
“APURAN LOS TRÁMITES PARA FLEXIBILIZAR LAS CONDICIONES DE LABURO Y SACARNOS HASTA LA ÚLTIMA GOTA DE SANGRE”.
Faltaban operarios no solo por la cantidad, sino que hay compañeros que se iban de vacaciones, compañeros que están de parte médico y no hay reserva de personal. Y en la planta no se para nunca la producción.
¿Hay gente adentro de la planta que te dice abiertamente "yo voté a Milei y ahora estoy arrepentido"?
Lo que veo es que hay gente que quería un cambio, que estaban cansados de lo que había anteriormente. Pero no votaron despidos. No votaron precarizar las condiciones de trabajo, y hay muchos arrepentidos. A mí me llamó cualquier cantidad de compañeros adentro que han votado a este gobierno u otras variantes políticas. Pero cuando hay despidos, cuando pasa este atropello de la empresa, ahí los compañeros no salen a decir “esto era lo que quería”. Esta gestión le está mintiendo a la base que los votó.
“HAY GENTE QUE QUERÍA UN CAMBIO, PERO NO VOTARON DESPIDOS. NO VOTARON PRECARIZAR LAS CONDICIONES DE TRABAJO. HAY MUCHOS ARREPENTIDOS”.
¿Crees que los despidos, junto a la caída salarial y la precarización de las condiciones laborales harán mellar el crédito del Gobierno?
-Yo creo que esto se les va a tirar en contra. Fíjate, por ejemplo que pasa con los jubilados. Yo el otro día fui a la ronda que hicieron en el Congreso. Les sacaron los medicamentos, o sea, vos pagás un poquito más de la mínima, me decían, y ya no tenés medicamentos.
“TIENEN QUE PARAR CON LOS DESPIDOS E IR PARA ATRÁS CON EL AJUSTE QUE PERJUDICA A LA MAYORÍA”.
Es increíble, y así también pasa con los estudiantes. Si siguen apretando con los presupuestos educativos y cierran universidades, van a salir a la calle nuevamente millones de personas. Entonces yo creo que se está tirando mucho del hilo y puede ser muy peligroso para el Gobierno. Tienen que parar con los despidos e ir para atrás con el ajuste que perjudica a la mayoría. El sueldo no alcanza y pretenden dar un aumento de paritarias de un 1 por ciento.
Viste a tu viejo albañil que no tenía trabajo en los `90, ¿ves que la historia se repite?
-Lamentablemente sí. He laburado desde muy chico con él, aprendí su oficio del albañil y vi cómo se quedaba sin laburo y estaba en casa, y la familia veía como se sumergía en la impotencia. Era conseguir alguna changa cada tanto, ir a buscar algunos alimentos. Es como que todo se repite, todo bajo el mismo modelo, que sabemos por dónde dispara. Mi preocupación es volver a laburar y no la indemnización. Hablaba con un conocido que laburaba en una papelera, por la zona sur. Además de echarlo, lo indemnizaron en cuotas. Es un retroceso total implementar este modelo laboral de la UOCRA que quieren ellos, es un retroceso, es un retroceso enorme ese modelo de “libreta de desempleo”. Creo que los tipos quieren ir por ahí, están probando, a ver hasta cuánto aguanta la gente.
“LOS TIPOS ESTÁN PROBANDO HASTA CUÁNTO AGUANTA LA GENTE”.
Hay miedo en la refinería, porque no se sabe hasta cuándo van a seguir los despidos. Pero también se empieza a acumular bronca, por lo peligroso que es trabajar ahí, y que un operario puede tener un accidente muy grave. Además, desde el sector de contratados ya desde el año pasado hubieron bajas. Echaban a 20, 30 compañeros por semana, con la promesa de que, “bueno, después te llamamos, cuando levante el laburo”. Y en algunos casos no te llaman más.
¿Cómo ves el futuro?
-Creo que el camino es ir a pelear por nuestros derechos, y defender los puestos de laburo. No hay que permitir que nos arrasen. Sé que se trata de una lucha complicada, pero me llené de energía cuando vi a los jubilados en la ronda peleando por sus derechos. Me llené de energía cuando vi a los compañeros del Hospital de Bonaparte también peleándola contra los despidos y el cierre. Eso me da una esperanza de que se puede luchar y ¿por qué no ganar? Para mí hay que ganarla también. Este gobierno no es todopoderoso.