Los afortunados sobrevivientes al desguace de Télam fueron sorprendidos este jueves con rumores de un infierno cercano: tras haber reconvertido la agencia de  noticias federal a un canal de publicidad oficial y promovido cesanteos masivos en la estructura de la institución, el Gobierno Nacional de Javier Milei ordenó otra vez el cierre del edificio y dispensó a todos los trabajadores que iban a cumplir funciones en el organismo mientras, por debajo de la mesa, amenaza con echar a los que no renuncien voluntariamente.

Esta semana comenzaba la nueva etapa de la ex Télam. Rebautizada como Agencia de Publicidad del Estado (APE) a través del decreto 548 y destripada de una gran porción de sus empleados, tras 128 días de parate obligatorio a raíz del forzado cierre de actividades de la entidad, la Policía Federal quitó las vallas de las sedes de la institución para que los trabajadores vuelvan a cumplir sus funciones; ahora redistribuidos entre la nueva agencia, Radio Nacional y la TV Pública. Pero nada salió como se esperaba.

Es que el Gobierno de la “motosierra” tenía más para dar contra la histórica cablera estatal. Abocado al feroz plan de ajuste instrumentado por Milei y el ministro de Economía Luis Caputo, dispensó a los trabajadores y cerró nuevamente los edificios del organismo. A la par, reabrió el programa de retiros voluntarios que insta a los profesionales que sobrevivieron a dejar sus puestos por sus propios medios, mientras hizo circular el rumor de que los que continúen serán despedidos sin contemplación por Radio y Televisión Argentina (RTA).

De los aproximadamente 780 empleados con los que contaba previamente la compañía, 370 fueron empujados a firmar el retiro en su primera etapa. Mientras tanto, el Gobierno “está evaluando despedir a 200 personas más”, indicó un documento oficial que circuló este jueves, con los demás balanceándose entre el parate forzado y la dimisión. Empujados a desempeñar tareas que, en muchos casos, poco tienen que ver con el oficio periodístico al que estaban acostumbrados, los empleados se encuentran encerrados en el calvario libertario que vive la ex agencia de noticias nacional.