Más de la mitad de la población argentina no puede costear los alimentos y gastos básicos mensuales, alertó la Universidad Católica Argentina (UCA) en un revelador informe que ilustra el gravísimo impacto que han tenido la recesión económica, la inflación, la licuación de los ingresos y el ajuste en un país al borde del colapso. Como resultado de la histórica crisis, los datos del primer semestre del 2024 arrojan que el 52% de los habitantes vive en condiciones de pobreza – la cifra más alta de los últimos 20 años.

Desde 2004 no se registraba un nivel de pobreza tan elevado como el que azota en la actualidad a la sociedad argentina, en la que más de cinco de cada diez personas se encuentran en situación de pobreza, mientras que un 17,9% vive en la indigencia. Así lo anunció el prestigioso Observatorio de la Deuda Social Argentina (OSDA) perteneciente a la mencionada casa de estudios, que apuntó a la pérdida del poder adquisitivo, al desempleo y a los ínfimos salarios como los principales factores detrás del escabroso panorama nacional.

Para peor, la pobreza alcanzó un estruendoso pico de 54,9% en el primer trimestre de 2024, para luego desacelerar un cuarto de marcha hasta un 49,4% en el segundo – de allí el mencionado promedio del 52% al cabo de estos seis meses. La indigencia, por su parte, tocó el 20,3% en enero, febrero y marzo, y bajó levemente hasta un 15,9% en abril, mayo y junio. Estas variaciones habrían sido posibilitadas por el demorado aumento “en los salarios de empleados formales del sector privado”; sin embargo, acusó el ODSA, la recuperación relativa “no fue replicada entre trabajadores del sector público e informales”.

De aquí una de las principales luces rojas en el panel de control del ministerio de Economía: el estancamiento de los salarios, la disolución del poder adquisitivo y, de modo incipiente, el desempleo, que si continúa en aumento podría derivar en las circunstancias críticas de la crisis de 2001 y 2002, alegó el Observatorio. En ese sentido, su director Agustín Salvia señaló que la caída del nivel de la actividad generó una diferencia entre los rubros con subas y los rubros recesivos, lo que afecta de modo dispar a las clases sociales: “Se observa una mayor desigualdad entre los distintos sectores trabajadores”.