Cabandié: imposible apagar tanto fuego
El Ministro de Ambiente acumula una trayectoria política de peso, que nace con la recuperación de su identidad en 2004 y su incorporación al Kirchnerismo. Los desafíos de un referente de los DDHH al que le toca uno de los cargos menos gratos del momento
El 26 de enero de 2004 los resultados del test de ADN le confirmaron a Juan Cabandié Alfonsín que se llamaba Juan Cabandié Alfonsín y que era el único hijo de Alicia Alfonsín y Damián Cabandié, ambos desaparecidos. Alicia tenía apenas 17 años y contaba cinco meses de embarazo cuando una patota la secuestró de su casa en Congreso, luego de capturar a Damián en la calle, a fines de 1977. El parto clandestino fue en la ESMA, el 16 de marzo del año siguiente. El bebé estuvo apenas 20 días en el lecho de su madre y fue apropiado por el represor Luis Antonio Falco, ex servicio de inteligencia de la Policía Federal.
—Mi apropiador recibía cuadros y ornamentos militares y nazis como regalos. Andaba siempre armado y me sometía a malos tratos. Fui criado a los golpes. El miedo estaba presente todo el tiempo—.
Lo que Juan se atrevió a revelar fue clave para que el miércoles 18 de mayo de 2011, 33 años después de la apropiación ilegal, la jueza María Servini de Cubría condenara a Falco a 18 años de prisión. El juicio se desarrolló durante año y medio en la misma sala de Tribunales donde en 1984 se juzgó a la Junta, y culminó con la condena más alta hasta hoy por ese delito de lesa humanidad.
Las palizas y los insultos también fueron centrales para que, con el tiempo, reconociera en ese dolor algo más, algo escondido. El proceso venía de largo y decantó en la pregunta por la identidad. Muchos años antes de que llegara la justicia, en agosto de 2003, Juan se acercó finalmente con sus dudas y certezas a la sede porteña de Abuelas de Plaza de Mayo. Entró entonces a la historia de la reparación de los crímenes de la dictadura cívico militar como el nieto recuperado número 77.
Otros nietos que como él fueron integrados más tarde a la política recuperaron también su identidad por aquellos primeros años de kirchnerismo, como si fuera un signo de época: Horacio Pietragalla Corti, actual secretario de Derechos Humanos de la Nación, es el nieto 75, restituido el 4 de abril de 2003; y Victoria Donda Pérez, titular del INADI, es la 79, restituida el 8 de octubre de 2004.
El camino de Juan, desde entonces, es mayormente conocido: militancia, Néstor Kirchner, La Cámpora, el primer cargo como director de juventudes, los versos de León Gieco, la legislatura porteña, las candidaturas, y la mayor responsabilidad pública de su carrera, a partir de diciembre de 2019, como ministro de Ambiente. Pero hay otros que forman parte del labo B de su historia política, que van desde la autocrítica post derrota de 2015 y la posterior ruptura con la organización, y los asados de la paz entre Alberto y el cristinismo en su terraza.
“Le puse nombre a lo que buscaba”
Juan ya había recuperado su identidad cuando Néstor Kirchner dio uno de sus discursos más famosos, el 24 de marzo de 2004, desde la ESMA, recordado como el “día que bajó un cuadro y creó miles”. Ese día también habló Juan. En este lugar le robaron la vida a mi mamá, ella aún está desaparecida. En este lugar idearon un plan macabro de robo de bebés. Acá hubo personas que se creyeron impunes jugando conmigo y sacándome la identidad durante 25 años. Tuve mucho tiempo de búsqueda y hace 2 años sin tener elementos fuertes le puse nombre a lo que buscaba y dije, soy hijo de desaparecidos. Sin ningún elemento encontré la verdad hace 2 meses, soy el número 77 de los hijos que apareció. Gracias a los que piensan y luchan por una sociedad más justa, gracias a los que apuestan por la verdad y la justicia”, dijo.
León Gieco cuenta que escuchó ese discurso y se inspiró en la composición de Yo Soy Juan. “Yo soy Juan, el último aparecido. Soy el hijo de la sangre. Me puse solo el alma dentro mío”, dice la letra.
Ese día nació el Juan político, a la luz del también naciente kirchnerismo, que daba sus primeros pasos identitarios en la reparación histórica, en una lectura inédita hasta entonces sobre la historia reciente y en una nueva posición del Estado, que estaba para “pedir perdón”, con el 2001 muy cerca en el espejo retrovisor.
“Vengo a proponerles un sueño: reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como Nación”. Corría octubre de 2020 y al cumplirse diez años de la muerte de Néstor Kirchner, Juan releyó aquél pasaje del primer Néstor frente al Congreso, el día que sangró e hizo malabares con el bastón presidencial. Poco después el ex presidente nombraba a Cabandié como titular del Consejo Federal de Juventudes. También nacía la amistad con Mariano Recalde, Máximo Kirchner, Wado De Pedro. La relación con ese origen, por más agua que haya pasado bajo el puente, sigue intacta.
El pacto de origen no se rompió: “Hasta la victoria siempre”, cerró Juan aquel 24 de marzo de 2004 que conmovió a Gieco.
Un candidato porteño para la resistencia
El debut de Cabandié en una boleta llegó en las elecciones porteñas de 2007, año de la transición de Néstor a CFK. Fue cuarto en la lista de legisladores del Frente para la Victoria, que representaba Daniel Filmus. Paradójicamente, en esa elección se impuso Mauricio Macri como Jefe de Gobierno.
El primer traspié, que siempre llega, se dio seis años después. Cabandié encabezó la lista a diputados nacionales de 2013, se cargó la campaña al hombro y enfrentó ese abismo público que afrontan los referentes peronistas en la Ciudad. No le fue bien: apenas superó el 20 por ciento. Un video filtrado lo mostraba maltratando a una agente de tránsito. Fue un escándalo que ensució su imagen y la campaña.
En 2017 reeligió, ya desde la resistencia, con Macri en el poder. Ocupó la vicepresidencia de la Comisión de Defensa al Consumidor, lo más cercano en su CV a su rol actual como ministro de ambiente. Su segundo paso por la cámara baja estuvo marcado además por su confrontación con Nicolás Massot, sobrino del represor Vicente Massot y una suerte de némesis política. No se guardó las ganas de decirle en un debate: "Vos sos cómplice de la dictadura".
La resistencia al macrismo lo tuvo como un estratega, un rol que difiere y bastante de su perfil más público. No por nada llegaron a decirle “el canciller”: el relato del reencuentro entre Alberto Fernández y CFK dice que fue Cabandié quien le sugirió a su referenta política que le diera una reunión a quien más tarde erigió como su presidente.
El primero en recibirlo fue Máximo Kirchner. En casa del propio Cabandié, que puso su terraza a disposición. "Vinieron a mi casa y el saludo entre Máximo y Alberto fue cordial. Después de esa cena se siguió manteniendo el vínculo y hubo más reuniones", contó. "No puedo decir que en ese momento tuve una visión extraordinaria de lo que ocurriría tiempo después, pero uno siempre es un optimista del gol".
“Después de la elección de octubre de 2017 se me ocurre plantearles tanto a Cristina como a Alberto la posibilidad de tener un encuentro. Y después de un par de semanas, o de meses, fue que a mediados o a fin de diciembre de 2017 se produjo ese encuentro”, le contó en una entrevista a Jorge Fontevecchia sobre el primer encuentro entre el hoy presidente y la vice, en el Instituto Patria. “Fuimos al primer piso, donde está la oficina de Cristina, tuvieron la reunión y el resto es historia conocida”.
El ministro de los incendios
Primero en los humedales del litoral y la Provincia de Buenos Aires. Más tarde en la Comarca Andina. Y ahora, con epicentro en Corrientes, donde el fuego consumió 700 mil hectáreas naturales. Cabandié es el ministro de ambiente de los primeros años en que el ambiente es un problema serio para el país. El ministro de los incendios.
"El 95% de los incendios ocurren por acción humana. El resto son por tormentas eléctricas. De esos que provocados por el hombre, la gran mayoría son intencionales. No vimos ningún evento climático natural en estos días, de diciembre a hoy, donde podamos decir que fueron uno o dos o más rayos los que prendieron el fuego", se excusó en el Congreso, donde fue interpelado ayer por la oposición.
"Las áreas ambientales de la Argentina no están facultadas para investigar a quienes prenden fuego, ni para agarrarlos ni para juzgarlos", agregó. Habrá que ver si también será el ministro en que la legislación ambiental se modifique en el país y se avance hacia un nuevo tiempo histórico, en el que la problemática sea central en el diseño de políticas del Estado. Nacional.
Entrevistado por la Revista Mú, Cabandié dijo antes de asumir que Alberto le pidió como ministro que utilice su “experiencia política”, que le sobra, para realizar una buena gestión en ambiente, algo en lo que trayectoria no le sobra. “Para eso que pide Alberto se necesita diálogo, habilidad política, experiencia, cintura, conocer el Estado, táctica, ser sistemático, bueno: esas cosas”, dijo.