Dame tu voto y te doy un cargo: Escandaloso arreglo del Gobierno con una senadora por la Ley Bases
La opositora Lucila Crexell suele votar en contra de La Libertad Avanza, pero mañana torcería su voluntad gracias a un espurio acuerdo que involucra una Embajada ante la UNESCO.
Un voto por una Embajada, el último eslógan de un Gobierno Nacional imperiosamente necesitado de votos a menos de 24 horas del comienzo de la sesión por la “Ley Bases” en el Senado. El escandaloso arreglo se conoció en la tarde de este martes y beneficiaría a la legisladora opositora Lucila Crexell, quien había ido en contra de la gestión de Javier Milei en ocasiones anteriores pero ahora podría torcer su voluntad a favor de La Libertad Avanza gracias al insólito ofrecimiento del Poder Ejecutivo: un cargo diplomático ante la UNESCO.
La integrante del Movimiento Popular Neuquino forma parte de la zona “gris” del poroteo, pues su voluntad aún no está decidida: al igual que otros bloques regionales de la Cámara, Crexell se guarda hasta último momento su decisión en torno a la disputada “Ley Ómnibus” que se discutirá mañana mismo en el cuerpo que conduce la vicepresidenta Victoria Villarruel. El Gobierno se muerde las uñas: debe intentar convencerla para superar un dificilísimo repalegislativo. Por suerte para los “anti-casta”, un espurio arreglo habría logrado lo imposible.
Es que sorpresivamente en los últimos minutos se conoció un “acuerdo” firmado por el Ejecutivo para designar a la senadora patagónica como “Embajadora Extraordinaria y Plenipotenciaria” y “delegada permanente de la República” frente a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Un voto por un cargo, dicho con otras palabras, en un contexto en que el Gobierno Nacional saca a relucir sus más rebuscadas armas para asegurar la sanción de mañana.
De hecho, el pliego que autoriza el nombramiento ya entró a la Cámara Alta este martes. De terminar de aprobarse, lo que se descarta que sucederá, Crexell votaría afirmativamente la “Ley Bases” y luego se subiría a un avión para irse a vivir a París, donde funciona la sede del organismo de las Naciones Unidas. Por su flamante puesto cobrará una cifra colosal: 20.000 dólares por mes, lo que configura uno de los sueldos más elevados del aparato diplomático argentino y multiplica varias veces el salario del presidente de la Nación.