En horas de fuerte tensión para el oficialismo, desde la cúpula del Gobierno buscan bajar la presión en la pelea por las candidaturas centrales de cara al 2023. Luego de semanas donde comenzaron a sonar cada vez más fuerte los nombres de mayor peso en el Frente de Todos que podrían subirse al ring electoral, puertas adentro de Nación buscan disminuir la temperatura a la discusión en los últimos dos meses de un agitado 2022.

“Aspiro a hacer bien esto y a mirar de lejos la batalla electoral de lo que viene”, fue la reciente definición de Sergio Massa, quien advirtió que no tiene planeado dar el salto a la pelea por una candidatura, en un momento donde varios sectores empiezan a observarlo como un cuadro presidencial.

En ese marco, el actual ministro de Economía admitió el desgaste implicado en el cargo que asumió meses atrás, en pleno contexto de crisis por la inflación creciente y el conflictivo recambio de gestiones entre Martín Guzmán y Silvina Batakis.

“No tengo contexto familiar para ganar una batalla más grande, ya el tema de ser ministro fue todo un problema”, argumentó Massa en conversación con El Destape. Asimismo, el funcionario decidió enfocarse en el camino a seguir para llevar la situación económica a la mayor estabilidad posible, como principal prioridad. “Esto no depende de deseos personales, depende de que tengamos inteligencia estabilizando la economía y mejorando la situación de la gente; hay que salir de la idea de que nosotros agregamos tal o cual cosa”, apuntó.

En tanto, de la misma manera que Massa decidió desmarcarse de las versiones de candidaturas, también lo hizo el propio presidente Alberto Fernández, quien decidió mostrarse también enfocado en la gestión actual y correr de plano aspiraciones futuras.

“Yo estoy pensando en la región, no en la reelección. La discusión que hay en la Argentina no es si yo soy o no reelecto. Lo que los argentinos tienen que pensar y preguntarse es cómo queremos construir el país del futuro”, expresó Fernández en una reciente entrevista con Perfil, donde decidió eludir las insinuaciones sobre el escenario 2023.

En ese marco, los gestos enviados desde Nación no sólo hablan de la necesidad de bajar el volumen a las presiones crecientes de cara a las candidaturas de 2023, sino también sobre una conducción que no termina nunca de determinar del todo quién pilotea el timón del Frente de Todos. Tal como se vio reflejado a lo largo de este año, el gran dilema del oficialismo sigue reducido a la discordia entre la estructura gobernante de Alberto Fernández que no asume el liderazgo, y el cristinismo duro que hace rato decidió nuclearse sobre sí mismo al margen de Balcarce 50.