FMI, tarifas, ajuste, acting de la oposición y la ausencia de Máximo: lo que dejó el paso del Presidente en el Congreso
No hubo precisiones sobre el acuerdo con el Fondo, aunque sí definiciones de alto voltaje
El proyecto con la letra chica del acuerdo con el Fondo todavía no llegó, pero llegará. Ése “tiempo bisagra para la Argentina” pronto a inaugurarse, tal como lo definió el propio Alberto Fernández frente a la Asamblea Legislativa, comenzará a transitarse una vez que el texto definitivo del entendimiento con el organismo ingrese al Congreso para su debate, pero pese a las expectativas generadas en la previa, habrá que seguir esperando, al menos unos días más. De todos modos, durante la hora y media que duró su discurso, el Presidente dejó algunas definiciones contundentes sobre lo que se viene: el acuerdo “no implica un ajuste”, advirtió, tampoco habrá reformas jubilatoria ni laboral y su Gobierno garantiza la soberanía del país a la hora de dictar la política económica. Para rematar la idea, en un fuerte mensaje también dirigido a la interna, aseguró que “en Argentina se acabaron los tarifazos”.
“Este acuerdo no contempla restricciones que posterguen nuestro desarrollo, a diferencia de otros que la Argentina firmó en el pasado”, dijo Fernández sobre el acuerdo, al que describió a trazo grueso. Los detalles fueron omitidos y las definiciones fueron más por la negativa que por la positiva: no habrá ajuste, ni tarifazos ni las reformas clásicas del neoliberalismo.
Pero poco más. Apenas una mención a la reducción del déficit, que será “gradual” y “compatible con una expansión moderada del gasto primario real, que permitirá apuntalar la fuerte recuperación económica en curso”. Nada muy distinto a lo que ya anunció el ministro de Economía Martín Guzmán al momento de presentar el preacuerdo, a fines de enero.
Respecto de las tarifas de luz y gas sí hubo mayores precisiones, con la confirmación de una política “segmentada”. “Nuestra política se inspirará en la Ley 27.443 votada en este Congreso. Esa normativa establecía que las tarifas sólo podrían incrementarse teniendo como tope el Coeficiente de Variación Salarial. Lo que nosotros haremos será utilizar ese mismo indicador, pero estableciendo que la evolución de las tarifas estará claramente por debajo de la evolución de los salarios. Así, alineamos el tema de las tarifas con una política clara para recomponer los ingresos en términos reales”, dijo el Presidente.
Aquella ley había sido impulsada por el kirchnerismo desde la oposición en 2018 y fue vetada por Mauricio Macri, por lo que se interpretó como un gesto directo hacia CFK. Fue uno de los tramos más aplaudidos: las diferencias internas, al menos en apariencia, parecieron superadas en ese punto.
El tramo de la deuda fue el más intenso del discurso presidencial y tuvo su momento teatral cuando una decena de legisladores y legisladoras de la oposición, encabezados por Fernando Iglesias y el debutante Hernán Lombardi, se levantaron ofendidos y abandonaron el recinto, no sin antes desfilar frente a las cámaras de televisión que los esperaban en el Salón de los Pasos Perdidos.
“El año pasado, a través del Decreto 8/2021, instruí a la Procuración del Tesoro para que iniciara una querella criminal tendiente a establecer la verdad y las responsabilidades sobre este endeudamiento. Este Acuerdo tampoco releva al Poder Judicial de avanzar en esa investigación. Los argentinos y las argentinas tienen el derecho de saber como ocurrieron los hechos y quienes fueron los responsables de tanto desatino”, fueron las palabras textuales del Presidente que exasperaron a los opositores.
En la previa, sin embargo, quien protagonizó un verdadero gesto político fue el ex titular de la banca del Frente de Todos en la Cámara baja, Máximo Kirchner. Tras aquella carta plagada de críticas al rumbo del Gobierno y a los términos en que se dieron las negociaciones con el FMI con que anunció su renuncia al cargo, el referente de La Cámpora dio un paso más y comunicó horas antes de la apertura de sesiones que iba a estar ausente este martes. Desde su entorno dijeron que “no hay una posición oficial” sobre las razones del faltazo, dejando abiertas las posibles hipótesis sobre el asunto.
Menos crítico que el resto de la oposición sobre la ausencia de Máximo, el diputado electo por la Provincia Facundo Manes, había dicho a Diagonales en la previa que “lamentaba” no ver al hijo de la vice en el recinto. Fiel a su estilo, apeló a la “unidad nacional”. Su imagen, paradójicamente, se convirtió en meme cuando se lo vio sólo entre las bancas vacías de sus correligionarios, que dejaron al Presidente hablando solo.
El resto del discurso estuvo marcado por la coyuntura: desde la condena a la invasión rusa a Ucrania y un llamado a la paz, en la misma línea en que se pronunció el canciller Santiago Cafiero ante la ONU; hasta la interpelación directa a Comodoro Py y la Corte y otros anuncios varios, desde una nueva ley de bosques y otra para las personas con discapacidad. Una omisión flagrante, de todos modos, se coló entre las críticas de la oposición: si bien condenó los incendios intencionales y la tala de bosques nativos, Fernández no se refirió taxativamente en ningún tramo a la situación concreta de la provincia de Corrientes, que estuvo cerca de perder el 10 por ciento de su territorio por el fuego que la asoló durante semanas.
La pandemia también estuvo presente y el Presidente, sobre el final, apeló a una segunda oportunidad. “En la segunda mitad de nuestro mandato, con la población mayoritariamente vacunada, dedicaremos nuestros esfuerzos no ya a evitar daños, sino a construir las acciones que marcarán el futuro económico, productivo, educativo, ambiental, sanitario y el desarrollo integral de la Argentina”, cerró.