Contra los consejos unilaterales del “triángulo de hierro”, la vicemandataria Victoria Villarruel impuso su agenda una vez más por sobre la del presidente Javier Milei y convocó a una sesión para expulsar al legislador Edgardo Kueider, el aliado libertario detenido en Paraguay con 200 mil dólares en efectivo. Así, con el argumento de “sacar la mugre del Senado”, la titular de la Cámara Alta venció la resistencia de la Casa Rosada y avanza camino a hacerle perder un voto clave al Gobierno en el Congreso.

“Llegó la hora de sacar la mugre del Senado, sin contemplaciones ante la corrupción que puso a nuestro país de rodillas”: en esos términos, la segunda al mando del Poder Ejecutivo Nacional acompañó el pedido de la oposición y llamó a una sesión para este jueves en el Senado con el fin de debatir la situación de su aliado Kueider, quien podría resultar suspendido o expulsado de su banca luego del escándalo que lo tiene por estas horas encarcelado en Paraguay tras haber intentado ingresar al país en posesión de 200 mil dólares en efectivo.

X de Victoria Villarruel

Al respecto, la vicepresidenta se refirió al hecho como un “acto inmoral” y un “bochorno”, y sostuvo: “Kueider merece recibir un castigo ejemplar, aunque al kirchnerismo lo único que le importa es quedarse con su banca (sí, Kueider entró en la boleta de CFK) y así entorpecer la tarea de nuestro Gobierno”. El comentario deja ver el otro eje de discusión que, en simultáneo, se plantea en la Cámara Alta: el senador es uno de los aliados clave del oficialismo en el Congreso, por lo que, si se ratifica su remoción, el Gobierno perderá un voto esencial.

Esa implicancia había hecho a Milei y su entorno desacelerar con la idea de echarlo y, en su lugar, posibilitar un blindaje que le permita mantener la banca del lado oficialista. Sin embargo, la jugada de Villarruel termina desnudando la estrategia del Presidente de la Nación, que ahora debe escoger entre apoyar el pedido de la vice junto a todos los legisladores de La Libertad Avanza (LLA) o, en su defecto, intentar salirse con la suya, pero quedar parado del lado de Kueider, con todo lo que ello implica.