Un balance del año de Javier Milei nos encuentra con un gobierno que implementó medidas que enfrentan los intereses populares (jubilados, trabajadores, universitarios, PyMEs, sistema universitario) pero con encuestas que le dan una acompañamiento en la opinión pública ¿Cómo se explica esta situación, aparentemente contradictoria? Acompáñennos lectores, a esta reflexión desprolija.

HABLAR A ESPALDAS DEL CONGRESO

Uno podría decir que el acto simbólico de inaugurar su gobierno dando la espalda al Congreso es lo que efectivamente el Gobierno de Javier Milei ejecutó este primer año. Y es que el parlamentarismo no gozaba de buena prensa entre nosotros. Entre los sueldos, los asesores, su tiempo de descanso y de vacaciones, los viajes y protocolos, “las ventajas” mostraban al Congreso para el ciudadano común como casta. Pero no es solo eso, es el maltrato directo y sistemático que el actual presidente les manifiesta, los manoseos de llevarlos y traerlos y después, “salirse con la suya” a pura compra de diputados y/o senadores y/o decretos.

El maltrato del Presidente podría interpretarse como la venganza popular contra ese poder , que poco hizo por demostrar su representatividad popular. Poco hizo por mostrarse solidario con  sus compatriotas, que día a día llegan con los justo a fin de mes y sufren la fragilidad del Estado Nacional para aplicar incluso, las leyes que ellos votan.

LA DIGESTIÓN DEL LEÓN, QUE DEVORA AL PRO

La fuerza fundada por Mauricio Macri, que pretende ser el elemento autoconsciente del empresariado argentino, se ve ninguneada también por el actual gobierno. La Libertad Avanza corre al PRO por derecha y es la manifestación de Macri en las elecciones del 2019 queriendo hacer “las cosas igual y más rápido”. Pero a la vez, es la concreción del proyecto derechista de nuestras clases dominantes, sin instituciones que los condicionen. Es que ellos descubrieron, que la democracia y la república no les sirven y que la única forma de cambiar la Argentina es con gobiernos de excepción.  Por más putrefacta que parezca estar la República y la Democracia, no les sirven al sistema económico que vivimos en la actualidad. Un sistema que genera pocos megaricos y muchos megapobres, no pueden basar su organización en el sufragio universal y en la división de poderes. Los negocios no pueden depender de una elección, una ley, un fallo. El PRO es demasiado institucionalista para lo que estos sectores están dispuestos a tolerar, y en cuanto a la sociedad ya perdió su posibilidad de ser un sujeto de cambio. Ni son opción para los sectores de poder, ni son opción para los votantes que a puro desgaste se cansaron del Peronismo. La Libertad Avanza en la persona del Presidente se deglute al PRO, a pura intrepidez.

LA DESTRUCCIÓN DEL STATUS QUO

El programa político del Gobierno de Milei, no es una propuesta modernizadora, es más bien, llevar a la Argentina a su ordenamiento de 1880. Como otros proyectos políticos que en la Argentina pasaron, es Decadentista. Hubo una época dorada a la que hay que volver, o por decirlo de otro modo, se logró un tiempo que fue hermoso y luego se cayó en la decadencia (100 años de decadencia). Construyeron el mito de una Argentina que se desvió del proyecto original. Con ese programa, volver para atrás, se pretende ingresar al mundo de hoy. Uno proyecto de hace 100 años aplicado a la actualidad. Sin reconocer los cambios que la Argentina fue haciendo inmediatamente después del gobierno “dorado” del Partido Autonomista Nacional, como por ejemplo la sociedad argentina posterior, creció en participación popular y en generación de entidades intermedias. Por decirlo más claro incorporó el sufragio universal, garantizó la educación gratuita y de calidad, fortaleció sindicatos, organizaciones sociales, clubes de barrio. Fortaleció su sociedad civil. Por otro lado, la organización económica de ese 1880 era para un millón y medio de personas, es complejo por lo menos trasladar esa organización para 45 millones. Destruir el status quo que la argentina constituyó con idas y vueltas durante su historia, a partir de instalar modelos ahistóricos, puede ser una mala idea, para un país que viene con crisis social hace nueve años. Por otro lado el campo nacional y popular tiene que pensar que nuestra sociedad está atravesando un cansancio estructural respecto del sistema económico, político y social que las gobierna y está pidiendo cambiar el status quo ¿Cuál es nuestra propuesta para eso?

LA APUESTA A LA INDIVIDUALIZACIÓN

La gran apuesta del gobierno para mantener el acompañamiento social, tiene que ver con profundizar la fragmentación social. El individuo cada día más aislado protegiendo sus condiciones de vida y su verdad. Algo así como si me mantengo en este carril, sin joder, a mí no me va a tocar. No me va a tocar el despido, la persecución, la represión, el escarnio público al que el Presidente nos tiene acostumbrado a todo aquel que no comparta “su verdad”. La apuesta de Libertad Avanza es que las instituciones intermedias que hicieron grande al país, ya no pueden funcionar. En su relato  sirven solo para mantener privilegios de algunos y ya no pueden representar al sector del que provienen: sindicatos, organizaciones sociales, universidades, clubes de barrios, etc. Todas instituciones donde haya más de una persona sirven para que unos pocos se beneficien de los individuos, entorpezcan la competencia, no dejan crecer al país. La repuesta por parte de los que se oponen al gobierno tiene que ser demostrar que esas organizaciones son la garantía de un bienestar digno para nuestra población. La respuesta a la individualización es encontrar espacios de encuentro, salir del aislamiento.

LA POLÍTICA EN SENTIDO AMPLIO

Unión por la patria o lo que queda de ella, parece haber entrado en una crisis, lógica por la derrota y frente a quien fue la misma. Ya describimos que Javier Milei contaba con el rechazo de la mayoría de las fuerzas vivas y de los partidos políticos de la Argentina, y que logró el acompañamiento en el ballotage del 56 % de los argentinos. Y eso fue, lo describimos en otra nota, porque mientras el espacio nacional y popular peleaba para defender el status quo, el candidato liberalista insistió en derribarlo todo. Y gran parte de la sociedad argentina ya no quería más lo que estaba viviendo. No era como el 2015 “un cambio”, una cara nueva para mantener lo bueno y cambiar lo malo, como argumentaba el ex presidente Mauricio Macri. En el 2023 la sociedad estaba cansada de los gobiernos de PRO y del Frente de Todos y optó por el candidato que planteaba hacer las cosas diferentes, acabar con los privilegios (la casta) para que todos podamos crecer. Hoy en día Unión por la Patria y sus principales referentes aparecen enroscados en una pelea de poder, que es parte de la política y nadie puede negar. Pero que no sirve para organizar la respuesta a los avances del gobierno. Que suena a defender un status quo, más que a defender a los agredidos por el modelo, de los abusos que el gobierno tiene día a día. No discuto la validez de la disputa, lo que digo es que la misma parece más dirigida a el lugar que le toca a cada uno, más que al proyecto de país que se defiende. La discusión tendría que ser hacia dónde va el proyecto de país que queremos, para después ver la organización que necesitamos.