Un toma y daca al más puro estilo “casta” tiñe la negociación por el veto a los jubilados que, todo indica, se mantendrá en pie gracias a la inaudita conversión del radicalismo, que irá en contra de su propio proyecto con tal de apoyar la derogación firmada por el Gobierno de Javier Milei. Como nada es gratis en esta vida, las contraprestaciones por el inmenso favor legislativo ya aparecen: en esa lista se inscriben la designación de dirigentes cercanos al diputado Rodrigo de Loredo en la cartera de la hermana presidencial Karina Milei y en la rectoría de una importante universidad nacional.

Los nombramientos son llamativos; el timing, insólito. Días atrás, el abogado cordobés Juan Galli fue incorporado a la Secretaría General que conduce “El Jefe” y percibirá un sueldo cuantioso por sus funciones en el Ejecutivo. No salió de un repollo ni mucho menos: forma parte hace años del equipo técnico del legislador y lo ha representado en los trámites burocráticos y jurídicos del partido, aunque ahora deberá tomarse un recreo de sus labores en la Unión Cívica Radical (UCR) para sumarse formalmente a las fuerzas del cielo.

Esta mañana, un trueque similar vio la luz en la Universidad de Río Tercero, donde el Gobierno designó al dirigente Pablo Yannibelli como su nuevo rector organizador. El nombramiento, que beneficia a la línea radical Evolución referenciada en De Loredo, se gestó a unas pocas horas nada más de la sesión en la Cámara Baja. Para peor, la institución cordobesa ya había sido foco de un controversial arreglo similar en ocasión de la votación de la “Ley Bases”, cuando el Ejecutivo Nacional agradeció el apoyo legislativo de la UCR con la restitución de la casa de estudios, cuya puesta en marcha había estado suspendida desde febrero.

Tales son los caminos de la política, de los que ni siquiera el partido liderado por los Milei se salva: a la hora de negociar con la denominada “casta”, ni enroques absurdos ni pactos espurios marginan a La Libertad Avanza de hacer valer sus intereses desde el Gobierno Nacional. Del otro lado, el radicalismo se presta para el juego con un trueque que debería dejar a sus legisladores expuestos ante la política y sociedad todas por apoyar el veto a un proyecto que ellos mismos habían impulsado. Habrá que esperar.