Kicillof y los gobernadores ya juegan el 2023: acompañamiento y límites para Massa
El Gobernador bonaerense encabezó la tercera cumbre de La Liga, que dejó un mensaje de apoyo y advertencia a la vez para el superministro. Presupuesto, obra pública, alimentos y tarifas los principales ejes. La proyección del espacio como un actor político de peso para el año electoral.
En una semana en la que el oficialismo no fue noticia por sus tensiones internas, en la que se contuvo la corrida cambiaria y el BCRA recuperó algo de reservas, y en la que los conflictos estallaron en todo Juntos por el Cambio, los gobernadores peronistas eligieron decir presente con un mensaje político que evidenció una aspiración central: seguir sumando peso específico en un frente heterogéneo, con definiciones difíciles y estructurales por tomar hacia adelante y un año electoral a la vuelta de la esquina.
Casualidad o no, el tercer encuentro de la Liga cayó quizás en los días más calmos para el oficialismo en meses, cuando parece comenzar a ordenarse la interna que explotó a principios del año por el acuerdo con el FMI. Sin embargo, eso no fue un impedimento para que los mandatarios provinciales pusieran sobre la mesas sus condiciones para acompañar el reordenamiento, “los límites bancables” como definieron a Diagonales desde el kicillofismo.
El Gobernador bonaerense jugó de local para un espacio que le interesa mucho. Recibió a sus pares de otras diez provincias y a dos vicegobernadores con un asado en el Salón Francés de la Residencia de la gobernación, y consolidó su lugar como uno de los máximos impulsores del bloque político en que pretende constituirse La Liga. “El objetivo de Axel con La Liga es transformar al espacio en un actor político de peso en el escenario, que tenga voz y presencia. Y de cara al 2023 tener un espacio consolidado que juegue” explicaron a este medio desde el círculo íntimo de Kicillof.
En ese sentido, la intervención pública de este viernes por parte de los gobernadores resultó contundente. Lejos de un mensaje tibio o por compromiso ante el momento de reorganización interna del Gobierno nacional, plantearon demandas concretas en un comunicado que fue prácticamente la única expresión de una reunión hermética de la cual se fueron sin hacer declaraciones a la prensa. Fueron cinco puntos en los cuales los mandatarios provinciales dejaron ver sus prioridades irrenunciables frente a un contexto de ajuste, que buscarán impacte lo menos posible en sus territorios.
Quizás el primero de esos cinco puntos sea el más concreto y urgente en el corto plazo. “Propiciar un amplio consenso para obtener la sanción del presupuesto 2023 con criterio federal e inclusivo, a los efectos de evitar que la Ley Fundamental de la Nación no sea objeto, una vez más, de disputas sectoriales ni especulaciones electorales” expresaron, y hay que leer en sus palabras no solo una crítica a la oposición que dejó al Gobierno sin presupuesto este 2022, sino también un mensaje para el flamante ministro de Economía, Sergio Massa.
En menos de un mes, exactamente el 15 de septiembre, el Ministerio de Economía deberá enviar al Congreso el proyecto de ley con el presupuesto para el año que viene. Los gobernadores no sólo no quieren encontrarse con ninguna sorpresa en ese momento, sino que buscan ser parte activa de la construcción de esa ley que regirá toda la economía nacional en un año electoral. En el entorno de Kicillof confían en que “Massa no es suicida, no va a plantear un presupuesto de ajuste en un año electoral” y que “el tema es la discusión con la oposición”. En ese sentido, entienden que el planteo que realizó La Liga de gobernadores buscó principalmente darle fuerza a lo que vaya a proponer el ministro frente a los ataques que pueda recibir por parte de la oposición, “pero también poniendo límites en qué puede ser aceptable de cara al presupuesto que se tiene que presentar en 20 días”.
Desde la Gobernación confirmaron a Diagonales que hoy por hoy existen conversaciones con Massa por el presupuesto, pero las definieron como “aún muy preliminares”. El motivo, sin embargo, no es una falta de articulación o de voluntad política de construcción en conjunto. De hecho, el diálogo entre Kicillof y Massa es aceitado y frecuente. “Las circunstancias actuales todavía no dan respiro” es la explicación que surge desde La Plata para que aún no se haya podido abordar en profundidad esa conversación entre la Provincia y Economía.
El resto de los planteos de los gobernadores, si bien aplican para los meses que quedan hasta el 2023, estarán a su vez también condicionados por lo que se estipule en el presupuesto del año que viene. “Garantizar la continuidad de los programas de obras públicas y viviendas”; “promover la disponibilidad para nuestro pueblo de la producción de alimentos de buena calidad y precios accesibles”; “una red federal de laboratorios públicos y proveedores locales para reducir el precio de insumos y medicamentos genéricos”; “transformar planes sociales en empleos genuinos, y al mismo tiempo proteger el ingreso de las familias mediante políticas tarifarias que contemplen principios esenciales de equidad y accesibilidad, en el sentido de preservar la estructura de ingresos y consumos” fueron los otros ejes del comunicado. Al último punto, los mandatarios provinciales lo materializaron en la cuestión de los subsidios al transporte público, uno de los principales reclamos desde el interior del país, y las tarifas energéticas “compatibles con el mayor consumo en zonas específicas del país”.
Los gobernadores reconocieron en su comunicado que “no es fácil gobernar en este contexto internacional complejo” y marcaron que “Unidad Nacional, Federalismo real y Desarrollo Económico con justicia social son los principios que nos unen”. Allí estuvieron los gestos de apoyo al Gobierno nacional y a la incipiente etapa oficialista con Sergio Massa al frente del comando económico. Sin embargo, terminaron el documento con un pedido: “Necesitamos que estos principios se traduzcan en acciones para construir nuevos tiempos que nos permitan unir sueños de generaciones en realidades tangibles”.
El conjunto de planteos establecidos en el comunicado y el hermetismo de los asistentes al encuentro una vez finalizado el mismo, fue interpretado por los medios opositores al Gobierno como una crítica o una forma de meter presión por parte de los gobernadores. Ante esto, la reacción de Kicillof fue contundente y despejó las ambigüedades que podían haber quedado flotando tras la escueta comunicación de la reunión. “Lean y no mientan. Estamos trabajando codo a codo y respaldando los esfuerzos para sacar adelante a la Argentina en este contexto tan complejo” tuiteó unas horas después del encuentro.
Desde el entorno del Gobernador clarificaron a Diagonales que el posicionamiento de La Liga “es un acompañamiento al hacer de Massa pero también una advertencia de los límites bancables”. Está claro que nadie en el Frente de Todos está contento frente a un ajuste que se siente casi como inevitable y que tampoco hay un cheque en blanco para el ministro de Economía, menos que menos de parte del kirchnerismo. Esa tensión entre la urgencia del presente por acomodar la economía y la necesidad de conservar la identidad y el capital político del kirchnerismo será una de las claves de los próximos meses.
Es justamente por eso que para Kicillof resulta fundamental el crecimiento de La Liga de gobernadores como un espacio con peso propio y una cierta autonomía para marcar su agenda. Allí, el Gobernador de Buenos Aires encuentra no solo la posibilidad de discutir y condicionar al Gobierno nacional con una incidencia mucho mayor a que si lo hiciera solo por su cuenta, sino también una proyección como figura nacional que el kirchnerismo necesita de cara a lo que viene.
“Axel considera muy importante la consolidación del espacio, así que la continuidad de los encuentros y seguir construyendo puntos de trabajo en común es lo más importante” dicen desde las entrañas del kicillofismo. Y agregan: “una liga de gobernadores fuertes de cara al 2023 es un objetivo fundamental. Es la construcción en la que están trabajando”.
Hoy por hoy, el salto definitivo de Massa al plano nacional y el rol asumido de ser la figura que encabece un reordenamiento económico, asumiendo también el costo de las decisiones difíciles que eso implique, vuelve de conveniencia mutua el fortalecimiento tanto del ministro como de Kicillof. El Gobernador, como todo el FDT, necesita que a Massa le vaya bien en su aventura para soltarse del ancla que viene siendo el fracaso económico del Gobierno, y el ministro necesita a un Kicillof fuerte comandando la principal provincia del país y funcionando también como un nexo ordenador con otros mandatarios provinciales.
La suerte de esta conveniencia mutua, sin embargo, estará atada a la profundidad del ajuste que se decida aplicar y convalidar por parte de uno y otro, y al hecho de que los resultados económicos mantengan vivo al FDT de cara al año electoral que se avecina. Los gobernadores no se van a inmolar en un ajuste que ponga en riesgo su poder territorial y comienzan a dejarlo en claro, pero nadie saca los pies del plato y la apuesta sigue siendo común. A un año de las PASO, el desafío del FDT sigue siendo el mismo: reorganizarle a la población la vida que el macrismo le destartaló.