En buena parte de Quilmes, en el sur del Conurbano, si se menciona el nombre de Susana, pocos dirán que se trata de la “diva de los teléfonos” que hace años vive en Uruguay para evitar pagar impuestos.

Susana es querida por todos sus conocidos por su incansable e inclaudicable labor social, ayudando con colectas, visitando a quienes en su vecindario, ubicado a metros de la Villa Lujan, lindante a la ribera, que no pueden moverse por sus medios y garantizando que lleguen a adquirir sus medicamentos.

Eso y mucho más la hace tan reconocida. Y todo eso lo hace llegando casi a los 80 años: sale a caminar varios kilómetros a las seis de la mañana religiosamente todos los días. Su espíritu activo y siempre solidario es el motor para que hoy en día luzca por lo menos veinte años más joven de lo que marca su documento.

En su época de “trabajadora activa”, Susana fue enfermera y también docente. “Trabajé 17 años en privado aportando a la caja de autónomos. Fui 4 años docente y estuve 18 años en Salud”, planteó a Diagonales.

A pesar de que Susana tiene actualmente una vida mucho más saludable y enérgica que el promedio de jubilados que llegan a esa edad, la vecina no escapa a la paupérrima realidad social y económica que afronta este sector, el principal afectado por el dramático recorte presupuestario del equipo económico del presidente Javier Milei, comandado por el “capo·” de las finanzas y ministro de Economía Luis “Toto” Caputo. El “hachazo” a las jubilaciones explica un tercio del ahorro total del Estado.  

Lo que sufre Susana, lo que sufren los jubilados

El debate en la Cámara de Diputados por la ratificación del veto presidencial, en el que el oficialismo se alió con el PRO y los conversos de la UCR que habían presentado el proyecto original de mejora en los haberes jubilatorios, marca un punto culmine de la crueldad del gobierno de La Libertad Avanza.

La iniciativa, que había sido aprobada en ambas Cámaras, proponía mantener el esquema de actualización por inflación implementado por Milei. Pero se sumaba un incremento adicional que compensaría la inflación del 20,6 por ciento de enero y tenía en cuenta la evolución de los salarios. Milei la rechazó con un decreto de manera completa.

Esto afecta y profundiza la tristísima situación de los y las jubiladas de la mínima, que día a día se debaten entre pagar los servicios o comer, y que cuando van a la farmacia deben dejar en el mostrador los medicamentos que ya no tienen el descuento del 100 por ciento que les garantizaba el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI).  

Aunque Susana no pasa una zozobra tan grande por su impecable estado de salud, conoce muy bien esta área por sus años de servicio y por la ayuda a los jubilados a quienes socorre todos los días. Pero también se ve afectada.

“Cobro la jubilación mínima porque la caja de autónomos no reconoció los aportes, ya que dejé de pagar cuando ingresé a trabajar al Hospital Iriarte de Quilmes. Allí me jubilaron por mi edad avanzada y sin tener suficientes años de aporte”, contó Susana a este medio. Hoy no llega a juntar $280 mil pesos.

La consulta siguiente, lógicamente, tuvo que ver con cómo hace para llegar a fin de mes. “Llego, además de comida y servicios, reduje todos los gastos. En cuanto a los medicamentos, recurro a los visitadores médicos para conseguir muestras gratis”.

Detrás de esa situación hay números vergonzosos que el oficialismo busca enmascarar. “Si vamos a la fórmula jubilatoria, las jubilaciones ya están creciendo respecto de diciembre como consecuencia del decreto Nº 274 de Milei”, planteó el diputado nuevamente aliado del Presidente, José Luis Espert, a la periodista Romina Manguel.

Lo que sufre Susana, lo que sufren los jubilados

LOS NÚMEROS EN FINO DE LA DEBACLE DE LAS JUBILACIONES

Pero número mata relato. Desde diciembre de 2023 a julio de este año, el haber mínimo, que apenas supera los 215 mil pesos y al que se le vienen adjuntando bonos mensuales de $70 mil pesos dispuestos a dedo por el Poder Ejecutivo, bajó un 5 por ciento. Si se toma en la comparación entre julio 2023 y julio 2024, la caída es del 10,6 por ciento.

También se evidencia la baja si se consideran periodos anteriores al gobierno “libertario”. Si se toma el final del Gobierno de Mauricio Macri, de diciembre de 2019 a diciembre del 2023, cuando concluía el de Alberto Fernández, la caída en los haberes es del 32, 3 por ciento.

Y si se analiza, también durante el macrismo cuando se reportaba la nueva fórmula de jubilaciones, el periodo entre septiembre del 2017, y julio del 2024, hay un 31 por ciento de pérdida de poder adquisitivo para este sector.

No solo los haberes mínimos perdieron fuertemente, los de ingresos medios, que hoy alcanzan un poco menos de $560 mil pesos y sin ningún tipo de bono, también fueron vapuleados en este periodo, sumando la pérdida de los periodos anteriores.

Entre la administración peronista del Frente de Todos, tomando julio de 2023 y buena parte de lo que va del gobierno de Javier Milei, hasta julio de 2024, este sector perdió un 16, 4 por ciento. Y si se toma entre septiembre de 2017, durante la presidencia de Macri, y julio de 2024, la escalofriante cifra de pérdida es del 52 por ciento. Entre diciembre de 2019 y diciembre de 2023, la caída alcanzó el 12,3 por ciento.

Este oscuro panorama se profundiza si se tiene en cuenta el recorte en los “salarios indirectos” de los jubilados, como el de medicamentos. El castigo del presupuesto entonces se hace mayor.

En el Índice de Precios al Consumidor del INDEC no está reflejado dentro del 4 por ciento mensual que registra el instituto, porque no se toma la canasta específica de los y las jubiladas, ya que no se suman los medicamentos que necesita este sector.

El plan Vivir Mejor, lanzado por el gobierno de Alberto Fernández, para los afiliados del PAMI contemplaba la cobertura gratuita de seis medicamentos por mes. Esa canasta incluía 3 mil remedios que se desprendían de 167 monodrogas, como detalla el periodista Adrian Murano.

De estas, en junio de este año el Gobierno recortó 11, y en agosto quitó otras 34, lo que equivale a un “hachazo” del 35 por ciento. Son en total unos 2400 medicamentos menos que dejar de estar subsidiados con el 100 por ciento, y ahora solo tienen un 40 por ciento.

Y la situación que relatan los farmacéuticos es pavorosa: todo aquello que no tiene ese descuento es dejado por los jubilados en los mostradores de los locales porque no los pueden pagar.

Rubén Sajem, Director del Centro de Profesionales Farmacéuticos Argentinos (Ceprofar) aportaba más datos sobre la acuciante situación. “El presupuesto del PAMI se cubre con los ingresos que vienen del aporte de los trabajadores, en parte de los jubilados y de los impuestos. Pero las jubilaciones están bajas, muchos se quedaron sin trabajo, y los medicamentos aumentaron un 60 por ciento por sobre la inflación”, aseguró a FM La Patriada. El profesional indica el riesgo de la liberación total del precio de los medicamentos, que sumado a la quita de los descuentos, hacen un combo letal.

Parece que ninguna de las advertencias sobre este trágico escenario, son acusadas en el Congreso. Tanto Susana como miles de jubilados y jubiladas a lo largo y ancho de la Argentina hoy están un poco más desprotegidos.