Los pelucas afuera: La UCR echó del partido a los diputados que votaron a favor de Milei
El Radicalismo expulsó a Campero, Arjol y Picat por su conversión al oficialismo para blindar los vetos a las jubilaciones y al presupuesto universitario: “Lesionaron la dignidad del espacio”.
Semanas después de la polémica conversión de los diputados radicales a las filas del oficialismo cuando el Gobierno Nacional de Javier Milei más los necesitaba, la Unión Cívica Radical (UCR) finalmente echó del partido a los dirigentes “con peluca” que le dieron sus manos a La Libertad Avanza (LLA) para mantener los vetos a la suba de las jubilaciones y a la Ley de Financiamiento Universitario, iniciativas impulsadas por el propio espacio centenario en conjunto con otras bancadas opositoras: “Los legisladores lesionaron la dignidad del espacio”.
“Al momento de dictarse la resolución final en el presente proceso disciplinario, consideramos que los afiliados Mariano Campero, Martín Alfredo Arjol y Luis Albino Picat deben ser separados de las filas partidarias por haber incurrido en inconductas graves que lesionan la dignidad de la Unión Cívica Radical”, informó el partido en un documento difundido este martes por la tarde con la rúbrica del Tribunal Nacional de Ética de la agrupación al término de un largo procedimiento que juzgó el comportamiento de los diputados en cuestión.
Los tres legisladores, bautizados luego como “radicales con peluca” por su evidente afinidad a la administración de Milei, le garantizaron al Gobierno el tercio de votos necesario en la Cámara Baja para mantener en pie los vetos a la actualización de las jubilaciones y a la suba del presupuesto a las universidades, proyectos que fueron sancionados con el apoyo de la propia UCR, luego retirado parcialmente cuando de pronto Campero, Arjol y Picat “se amigaron” con el Gobierno libertario.
En ese sentido, el Radicalismo no cuestionó que los legisladores hayan “votado apartándose del bloque”, sino que consideró “inadmisible” el contexto en que la conversión ocurrió, con una picante fotografía en vísperas de la sesión entre los dirigentes y el propio Milei: “No se trató de ningún acto sorpresivo al que los participantes pudieran haber sido inducidos, sorprendidos o engañados, sino una actitud deliberadamente provocadora, a sabiendas del impacto de ese encuentro”.